Cáritas Pamplona recurre a la cultura para revolucionar su modelo de intervención social
Han desarrollado un musical junto a la Ópera de Cámara y la Universidad de Navarra que elimina los roles tradicionales de la entidad. «He experimentado un nivel de integración e inclusión fortísimo», asegura una de las participantes
El musical No amanecerá sin ti, de Cáritas Pamplona, que cuenta con una puesta en escena absolutamente profesional, ha supuesto una auténtica revolución en el modelo de intervención de la entidad. «Se han dado procesos en personas que hubieran tardado mucho tiempo de una forma tradicional y que, de esta manera, han eclosionado en muchísimo menor tiempo», explica la abogada y trabajadora de Cáritas Isabel Martínez.
De hecho, la representación, que se va a estrenar el jueves 16 de junio en el Museo Universidad de Navarra y cuyo proceso al completo «se está grabando para la realización de un documental y una película», va a ser presentada «a los Premios de Innovación de Cáritas Europa», explica Maite Quintana, secretaria general de Cáritas Pamplona, quien asegura que «todo comenzó de forma casual».
En 2019 la entidad caritativa de la Iglesia celebraba el 75 aniversario de su tradicional tómbola y «estábamos pensando en hacer algo especial», recuerda Quintana. Pero «no queríamos que fuera el típico espectáculo con fila cero y ya está, sino algo que incidiera en nuestra actividad de sensibilización o hablara de nuestros valores».
La fórmula fue posible gracias a la agencia de comunicación Doña Remedios, con la que Cáritas Pamplona trabaja de forma habitual y que también presta sus servicios a la Ópera de Cámara de Navarra. «Nos hablaron de la vocación social de la Ópera de Cámara y de pronto surgió la idea de hacer una actuación conjunta con ellos, y nos pareció muy buena idea porque esto nos permitía desarrollar nuestra habitual actividad de intervención social pero desde el prisma nuevo de la cultura», afirma la secretaria general.
Fuera roles
Entonces, llegó la pandemia, el proyecto se paralizó sine die y solo se volvió a retomar una vez que el coronavirus dejó de ser el protagonista social. «Como había pasado tiempo, recuperamos el proyecto por su valor para el aprendizaje de todos aunque ya totalmente desvinculado del aniversario de la tómbola». Pero cuando Quintana dice «todos» se refiere a «todos», porque el proyecto eliminó de golpe los roles tradicionales de la entidad. «Ya no éramos trabajadores, voluntarios o usuarios de Cáritas, sino compañeros de los distintos talleres que se montaron para la realización del musical», explica Maite Quintana en conversación con Alfa y Omega.
Isabel Martínez, por ejemplo, dejó de ser trabajadora de Cáritas para convertirse en aprendiz de maquilladora en igualdad de condiciones a las personas que normalmente acuden a la entidad en busca de ayuda. «Allí éramos todos rasos. Yo no sabía más de maquillaje para un musical que mi compañera Tina, y ella lleva en el Centro Ocupacional un montón de tiempo porque por diferentes circunstancias no puede incorporarse a un trabajo más estandarizado», subraya Martínez.
En el caso de Victoria Perales, lleva seis años como usuaria de Cáritas Pamplona. «Tengo dos niños con discapacidad y me cuesta mucho encontrar trabajo a pesar de que esté capacitada para ello», asegura desde el otro lado de la línea telefónica. Pero en el proyecto, Perales no es la usuaria a la que se le ha ayudado a conseguir una vivienda de alquiler social, sino una de las participantes en el taller de Coro y Escena. «Ha sido un subidón participar como el resto de personas. Nadie era diferente. He experimentado un nivel de integración e inclusión fortísimo. Ha sido una experiencia enorme de aprendizaje», confiesa.
Fichas de conocimiento
Detrás de todo este trabajo, además de Cáritas Pamplona y la Ópera de Cámara, también está la Universidad de Navarra. «En un principio pensamos en la facultad de Psicología para que midieran el bienestar de los participantes, pero luego dimos un viraje y juntamos Psicología y Pedagogía para estandarizar un modelo de aprendizaje», asegura la secretaria general de la entidad caritativa de la Iglesia Maite Quinta.
De esta forma, se crearon unas fichas metodológicas que se seguían en cada taller. Iban por temas asociados a los distintos valores que se querían trabajar, como la eliminación de prejuicios o brindar segundas oportunidades. «Lo primero que se hacía era proyectar un trozo de película en la que aparecía una escena en la que aparecía ese valor; luego había una serie de preguntas que tenían que responder todos para ver cómo se vivía el valor en cuestión. Y después estaba la parte práctica en la que si, por ejemplo, estabas en el taller de maquillaje pues aprendías a maquillar a ese personaje que había aparecido en la escena del principio», resume Quintana.
Además del aprendizaje y la experiencia, los participantes van a recibir un certificado por todo este trabajo. Hay algunos que, además, han recibido también una oportunidad laboral. «La persona que impartió el taller de maquillaje se llevó a una usuaria a un trabajo que tenía ella durante el fin de semana. También está el caso de dos de los usuarios de una de nuestras residencias, que participaron como figurantes en una de las representaciones de la Ópera de Cámara de Navarra», concluye la secretaria general. «Hemos generado un espacio en el que la relación que generamos con las personas con las que trabajamos no es una relación de ayuda, sino de colaboración conjunta, en igualdad de condiciones, en la construcción de un proyecto y en la consecución de un objetivo común».