Cáritas es «una de las redes más grandes que ofrece ayuda en Ucrania»
50 delegados de Cáritas se han reunido en Polonia para analizar su respuesta ante la emergencia de Ucrania y cómo abordar un futuro incierto.
La respuesta de la Iglesia en Europa a la guerra en Ucrania canalizada a través de Cáritas ha sido «increíble». En la rueda de prensa final de la reunión de su Equipo de Apoyo a la Respuesta ante Emergencias, que ha concluido este miércoles en Polonia, la secretaria general de Cáritas Europa, Maria Nyman, ha afirmado que «hemos visto una solidaridad absolutamente sin precedentes». El encuentro ha reunido a 50 delegados de 20 organizaciones de la red de Cáritas Europa e Internacional.
La red de Cáritas Europa recaudó tras su primer llamamiento de emergencia 100 millones de euros. A ello se suma lo recaudado por todas y cada una de las Cáritas europeas y de otros países en sus distintas campañas a favor de Ucrania. Otra aportación importante fue «movilizarnos para apoyar económicamente pero también técnicamente, con formación en capacidades».
«Las primeras semanas había tanta solidaridad espontánea que fue muy difícil canalizar», ha reconocido Silvia Sinibaldi, directora de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de Cáritas Europa. «Desde el primer día no paraban las llamadas porque mucha gente quería ayudar». Aún no se puede hacer un balance exacto del alcance de la respuesta. Pero Cáritas quiere incluir en el recuento a los «miles de personas que se nos han ofrecido para ayudar» aunque sea «un día o una semana».
Un millón de euros para apoyo psicológico
Martin Izycki, director de Cáritas Polonia, ha subrayado que esperan tener más datos después de verano. De momento, ha informado de que recibieron 1,2 millones de euros en su primera petición de ayuda. Este martes se hizo un nuevo llamamiento con el que esperan recaudar «15 millones de euros para la treintena de centros de atención a migrantes y refugiados que tenemos en todo el país».
Ofrecen refugio, asistencia psicológica y legal, orientación laboral, clases de polaco y cuidado infantil. Solo la asistencia psicológica, por ejemplo, necesitará una inversión de un millón de euros. Sin embargo, ha subrayado sobre todo su admiración «por la dedicación de los trabajadores humanitarios sobre el terreno».
Tetiana Stawnychy, presidenta de Cáritas Ucrania, ha explicado que su entidad gestiona 36 centros regionales y 97 centros parroquiales. Es «una de las redes más grandes que está ofreciendo ayuda en el país». A esto ayuda, ha matizado Sinibaldi, que «nuestro valor añadido es que estamos en la base y tenemos una presencia capilar en el territorio», que está preparada para movilizarse desde el primer momento.
- 20.000 toneladas de productos enviados. 38.000 paquetes adicionales enviados por particulares
- 3.000 m2 de centro logístico transfronterizo
- 400.000 personas recibieron asistencia social; 5.000, psicológica; y 2.000, legal
- 50.600 personas han recibido asistencia económica como tarjetas de prepago o códigos electrónicos para comprar alimentos
- 1.635 niños ucranianos participarán en programas de vacaciones
Necesidades cerca y lejos del frente
«Las necesidades básicas siguen siendo las mismas: comida, refugio, higiene y cariño», ha continuado Stawnychy. Aunque los perfiles cambian según el territorio. En los lugares más cercanos al frente, «que están recibiendo nuevos desplazados, hay que cubrir las necesidades más básicas». En las zonas «recién liberadas, hay también necesidad de recuperar los hogares». Por último, en las zonas estables, donde «los desplazados están empezando a quedarse un tiempo más largo», hacen falta oportunidades laborales y apoyo psicológico.
Por su parte Vyacheslav Grynevych, director de Cáritas Spes, ha explicado que esta entidad, vinculada a la Iglesia católica romana, ha asistido a medio millón de personas. Tiene además una presencia en algunos lugares con características especiales, «como los pueblos de alrededor de Chernóbil», donde como consecuencia del accidente nuclear de 1986 la gente perdió sus casas y vivían hasta ahora en viviendas públicas y ahora se han quedado sin nada. «Ya estaban en la pobreza» antes de que llegara «toda la tragedia de la guerra».
Allí, le llegó especialmente la historia de Vania, un niño de 6 años que vivía con su abuela y cuya casa fue tomada por soldados rusos. «Nuestra misión no es solo sanar las heridas sino también las cicatrices del que sufre». Gryniewicz ha resaltado también cómo sus propios trabajadores han seguido trabajando mientras «la guerra también afectaba a nuestras familias». Un centro de atención telefónica donde solo dos personas atienden cada día 1.500 llamadas.
«Muchos rayos de luz»
Sin embargo, pese a todo lo que se ha hecho ya, Nyman ha recordado que «también las necesidades son enormes, y el apoyo se necesitará ahora y durante mucho tiempo por venir». El futuro está lleno de «incertidumbre» por los miles de millones de daños materiales, la pérdida de vida y el trauma psicosocial. Además, hay siete millones de refugiados y ocho de desplazados internos. Esto supone que «un tercio de los ucranianos ha tenido que abandonar su hogar desde el comienzo de la guerra». «Nuestra respuesta será a largo plazo porque nuestros compañeros la necesitarán».
Con todo, no ha querido terminar sin concluir que «en medio de los horrores de la guerra hemos visto muchos rayos de luz». Puede parecer «una gota frente a un océano», pero la enorme cantidad de «gotas» ha creado una «gran piscina de esperanza».