Cardenal Osoro: «La pandemia pone rostro al Crucificado»
Este Viernes Santo, día en que la Iglesia conmemora la Pasión y Muerte de Jesucristo, el cardenal Carlos Osoro ha invitado a poner los ojos en la cruz y ver cómo Él «da su vida por amor». «En Cristo crucificado descubrimos el gran amor de Dios al mundo, este amor de Dios que se hace solidario del sufrimiento de todos los seres humanos», ha aseverado
En una catedral vacía, a la que muchos fieles han accedido a través del canal de YouTube de la diócesis, el arzobispo ha incidido en que «la Pasión de Jesús se prolonga en todos los crucificados de la historia». Así, ha recordado a quienes «padecen hambre, desigualdad e injusticia», a las «víctimas de los sangrientos conflictos armados», a «los refugiados que se ven obligados a huir de sus países» y, de forma muy especial, a todas las personas «tocadas por el coronavirus».
«La pandemia que estamos viviendo —ha desgranado en otro momento— pone rostro al Crucificado en los que vivís el dolor de la enfermedad; en los que habéis vivido el dolor de la pérdida de un familiar o de un amigo, el dolor de no poder trabajar y no poder sustentar a la familia, el dolor de quedarse a la intemperie, el dolor de haber llegado de otros lugares aquí a Madrid para buscar salidas y veros algunos de vosotros afectados también por esta enfermedad…».
«Todo esto nos lo ha puesto el Señor en nuestras manos»
Al mirar a la cruz, según ha remarcado el cardenal Osoro, se adquiere «una visión de totalidad» y se descubre que, aunque «la vida tiene muchas manifestaciones», «no admite compartimentos estancos». Se trata de estar «dispuestos a dar la vida, a estar al servicio de los demás, a estar junto a los que más necesitan». «En la cruz descubrimos una forma de estar en el mundo y de interpretar los acontecimientos desde la fe: nunca podemos separarnos de los demás ni del mundo, porque todo esto nos lo ha puesto el Señor en nuestras manos», ha abundado.
En este sentido, el purpurado ha explicado que la cruz es «todo un camino de vida» y que «Jesús, al igual que todo hombre, asumió el sufrimiento, incluido el dolor y la muerte, menos el pecado. Y lo que Cristo asumió, también lo santificó». «Todos los discípulos de Jesús podemos hacer una experiencia santificante de los sufrimientos de la condición humana. El secreto de la santidad humana no está en las cruces, está en el Crucificado», ha añadido.
Cuando se acercaba el final de la celebración, en la que han estado presentes los auxiliares José Cobo, Juan Antonio Martínez Camino, SJ, Santos Montoya y Jesús Vidal, el arzobispo se ha postrado ante el Cristo de Juan de Mesa que preside el altar mayor de la catedral para adorar la cruz.