Cardenal Leonardo Sandri: «La Iglesia perseguida es un ejemplo para Occidente» - Alfa y Omega

Cardenal Leonardo Sandri: «La Iglesia perseguida es un ejemplo para Occidente»

Recién llegado del Líbano y de Siria, el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, hizo escala en Madrid para asistir a la graduación de los alumnos de Periodismo y Humanidades de la Universidad CEU San Pablo. Antes de regresar a Roma, habló en exclusiva para Alfa y Omega sobre la persecución de los cristianos en Oriente Medio, el diálogo con el Islam y su relación con el Papa Francisco, que algunos han querido manchar «faltando a la verdad»

José Antonio Méndez
La iglesia de San Juan de Beloved, en Jounieh (Líbano), atacada por islamistas.

Ha estado en Líbano, Siria, Irak… ¿Cuál es la situación de los cristianos en la tierra que vio nacer el cristianismo?
Es un momento muy difícil para todos estos países, que no encuentran paz, ni seguridad, ni una esperanza para el futuro, sobre todo en Siria e Irak. Sólo se les abren las puertas de la emigración. Lamentablemente, es muy difícil para los cristianos, a pesar de todo el deseo que tenemos de que se queden, afrontar una situación así. El gran drama del Medio Oriente es la emigración de los cristianos que significan una presencia que da sentido e identidad a sus países. El Líbano sin cristianos no se entendería, y lo mismo Irak, donde está el origen de la fe de Abraham y donde nació toda la historia de la salvación; en Siria, ligada a san Pablo, en Antioquía… Es una situación de mucho dolor, que el Papa Francisco ha expresado con mucha fuerza, a través de una llamada a la paz, muy en particular para Siria.

¿Qué podemos hacer desde aquí?
Rezar por ellos y tratar de que esta gente que sufre tanto encuentre nuestra solidaridad concreta. Hay una cantidad enorme de refugiados que huyen de Siria; que se quedan sin nada, que tienen que abandonar sus casas, su tierra, sus familias, sus afectos, todo lo que tienen… Imagínese su sufrimiento. A veces, uno dice que cuántos problemas tenemos aquí, pero comparado con eso, no es nada. Tiene que haber una solidaridad de amor y caridad verdaderamente eficaz para ayudarlos. España tiene misioneros y misioneras de Órdenes religiosas que son para todos un ejemplo, y que dan su vida en Irak, Siria, Egipto, o Jordania, y a los que se les puede ayudar desde aquí. Damos gracias a Dios porque haya países como España que puedan ayudar, en estos momentos, a la Iglesia que sufre.

¿Cómo interpela a Occidente el testimonio de esta Iglesia martirial?
Estos hermanos de la Iglesia perseguida son un ejemplo para Occidente y un motivo para no desesperarnos, a pesar de los problemas que tenemos. Ellos sufren mucho más que nosotros y dan un testimonio que nos alienta para no perder nunca la esperanza de vivir con Jesús. Como decía Pablo VI, habíamos pensado que los mártires de las persecuciones de Diocleciano eran objeto de libros de Historia. Sin embargo, ese martirio sigue actual en las persecuciones de nuestros hermanos de Oriente Medio. Allí viven exponiendo la vida y dándola si es necesario. En Siria, hay secuestrados dos obispos y dos sacerdotes católicos, de los que no sabemos nada, porque los cristianos están expuestos al secuestro, al chantaje y a la desprotección. Por eso, pedimos a la comunidad internacional que escuchen este dolor y actúen con rapidez.

En este contexto, en que la Iglesia parece llamada a volver a los orígenes desde una evangelización más auténtica y radical, e incluso con persecuciones como en los primeros tiempos, ¿cuál es la aportación que puede hacer el Papa Francisco?
Para mí, es una palabra él como persona; su vida es un mensaje de paz, de serenidad, de diálogo, de entendimiento por encima de toda diferencia. El Papa es una persona que rompe los muros de separación entre los hombres, y su sencillez, su pureza evangélica, será una verdadera llamada a todos para volver a ser lo que Jesús quiso que fuésemos con todos nuestros hermanos, también los musulmanes.

El cardenal Sandri, durante la entrevista, en el CEU.

En Occidente, ¿resurge un cierto anticristianismo?
La persecución a los cristianos no es sólo cosa de Oriente, o de África. No nos olvidemos de que en nuestros países también estamos viviendo una especie de persecución contra los cristianos, por esta suerte de dictadura que nos impone el modo de vivir actual y que hace que no se acepten ni las libertades, ni un modo de vivir distinto a como exigen las modas o los parámetros de la cultura dominante. Es la dictadura del relativismo.

El Papa Francisco ha denunciado que la mentira y la maledicencia son formas de socavar la verdad de la Iglesia. Por cierto, se han dicho muchas cosas sobre su presunta mala relación con el Papa…
Aquí no tenemos sólo la dictadura del relativismo, sino también la dictadura de los medios, que exponen sus teorías y nos obligan a tener la piel de un rinoceronte para que no nos afecte. Muchas veces, cuando hablan de la Iglesia, faltan a la verdad, faltan a la justicia, y faltan a todo; pero hay que dejar que digan lo que quieran, porque la prensa dura lo que dura: hoy, mañana y pasado, y después se acaba.

Entonces, ¿cuál es su relación con el Papa?
Él fue mi prefecto en el Seminario, cuando yo tenía 12 años y él 19 ó 20, y tengo un gran recuerdo de él. Durante el Cónclave también estuvimos juntos, y estoy felicísimo de que sea Papa, de verdad. Yo le he dicho que él, en sí mismo, es un tesoro para la Iglesia. El Papa Francisco, que nos habla tanto de pobreza, es un tesoro que tenemos que cuidar, porque representa un viento fresco de Evangelio para todos.