Cardenal Müller: «Ratzinger es casi un padre de la Iglesia»
La obra de Benedicto XVI aborda temas importantes y de actualidad, llega a los no intelectuales y se ganó el respeto de los no creyentes, asegura el prefecto emérito de Doctrina de la Fe
El 95 cumpleaños en abril del Papa emérito Benedicto XVI dio ocasión al Instituto de Humanidades Ángel Ayala CEU para acoger, la semana pasada, un congreso sobre su figura. El cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre 2012 y 2017, pronunció la conferencia final del encuentro, organizado en colaboración con las fundación germana Christiana Virtus y su Societas Theologiae Ecclesiasticae.
En el congreso se abordaron muchas claves del pontificado del Papa emérito. ¿Cuáles considera fundamentales?
Claramente sus tres encíclicas sobre las virtudes teologales: el amor, la esperanza y la fe. Esta última la publicó el Papa Francisco, pero la escribió Benedicto. Es un gran intelectual, casi un padre de la Iglesia. Dio continuidad al pontificado del gran Juan Pablo II en la línea de la doctrina católica en confrontación con el mundo de hoy.
A la caridad, de hecho, le dedicó dos encíclicas, Deus caritas est y Caritas in veritate, donde la aplicaba al desarrollo humano integral.
El gran mensaje del cristianismo siempre es que Dios, la Trinidad, es amor. En el mundo de hoy, en el que todos tienen dudas sobre la existencia humana y existe el nihilismo, escribir una encíclica sobre la centralidad de este tema es muy importante y actual. El nivel racional e intelectual de su reflexión ha sido muy respetado también por parte de no creyentes y de intelectuales que tradicionalmente desprecian el cristianismo y, desde la Ilustración, se creen superiores a los cristianos en intelectualidad.
¿Cómo desmontó él esta idea?
Para nosotros la fe y la razón tienen una conexión interior porque el Logos se hizo hombre. Por eso no puede haber una contradicción entre ellas. La razón no es únicamente la razón humana, sino también la razón divina, de la que participamos. La fe no es solo un sentimiento o una reflexión irracional, sino que es una participación en el intelecto divino. Conocer a Dios, esto es la fe cristiana. No es una visión cualquiera del mundo o un sistema filosófico, sino la participación de la persona humana en la vida de Dios trino, en su intelectualidad de Dios Padre, del Hijo de Dios y también del Amor de Dios, que es el Espíritu Santo.
Usted coordina la obra completa de Joseph Ratzinger. ¿Cuándo se podrá disfrutar en su totalidad?
Queda poco para acabar la edición alemana original. Son solo los textos teológicos de Joseph Ratzinger, junto con los libros sobre Jesús de Nazaret. Los textos como Papa están publicados aparte. Tenemos ya 14 volúmenes. Falta solo uno con los textos autobiográficos. El 16 será la bibliografía e índices. Es casi una edición sistemática: su tesis doctoral y otros estudios sobre san Agustín; los textos de su carrera académica y sobre san Buenaventura; cristología; su teología sobre el Concilio Vaticano II; eclesiología… Sigue el esquema de la teología dogmática según está expuesta en el credo, y además contiene predicaciones, conferencias, etc. Es casi una dogmática universal, una Summa theologica.
Habla de Summa theologica, se refiere al Papa emérito como un padre de la Iglesia. ¿Realmente se le puede situar a ese nivel?
Sí, pienso que sí.
¿En estas obras completas, queda algún tesoro en el que profundizar?
Una especialidad suya es que sus escritos son intelectuales, pero no están solo al nivel de los intelectuales. Son también para gente con una cierta formación, pero no específicamente teólogos. Todos los que tengan interés en la fe cristiana pueden leerlos, estudiarlos y entenderlos. Aportan una reflexión sobre la fe en nuestra vida, en las condiciones que presenta el mundo actual.
¿Por ejemplo?
Llegan después de la Ilustración, de la crítica de la religión en el siglo XIX, y de las religiones políticas como el nacionalsocialismo, el comunismo, y el poshumanismo que sufrimos ahora. Este deriva del comunismo, del materialismo, y es hoy una ideología tan feroz como el nacionalsocialismo. Benedicto XVI está en la línea de san Juan Pablo II: el gran desafío es la pregunta sobre qué es el hombre. Estamos convencidos de que no es posible definirlo sin la relación con Dios, que nos ha creado a su imagen y semejanza.
Ahora tenemos la deconstrucción del hombre con la ideología de género, que en realidad va contra el género. Son enemigos de la sexualidad del hombre, niegan su existencia sexual. La sexualidad no es cosa de placer, sino de responsabilidad para la generación futura. Ser hombre o mujer es una posibilidad positiva de contribuir al bien de la humanidad mediante la generación y la educación de un hijo. No es solo un desafío, sino una alegría para los padres.
Quienes desde el Camino Sinodal alemán piden cambiar la doctrina de la Iglesia «han perdido la fe católica», asevera el cardenal Müller. El fenómeno «se viene produciendo desde hace tiempo bajo la influencia» de un «protestantismo liberal» —no el tradicional— y de «corrientes como el materialismo y las ideologías LGTB». Sus protagonistas «tienen miedo de confrontarse con el mundo, de ser criticados», y «buscan alinearse» con una sociedad pagana.
El prefecto emérito de Doctrina de la Fe pide «aprender de los errores» de los Papas que al principio «no entendieron el desafío» de Lutero. «Ahora es tiempo para que la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Papa y toda la Curia reaccionen muy claramente contra este comienzo de cisma; más aún, de apostasía. Ya han reaccionado un poco. Pero tienen que corregir» la iniciativa germana. La unidad de la Iglesia «no se puede salvar solamente con medios diplomáticos». La verdad «es lo más importante, porque es el principio de la unidad».