Cardenal Amato: «En los años 30, parecía que el Anticristo se había adueñado de España»
Al beatificar este sábado a 115 mártires en Almería, el cardenal Angelo Amato aludió a los «trágicos» años de la Guerra Civil, en los que esta tierra de «santos, teólogos, misioneros y fundadores» se convirtió en «terreno de conquista de los caballos del Apocalipsis»
115 mártires que murieron asesinados por odio a la fe durante la Guerra Civil fueron beatificados este sábado en Almería, entre ellos Emilia Fernández, La Canastera, primera gitana beata del mundo. La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce, en Roquetas de Mar.
El cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, aseguró que el «cristianismo es la religión de la caridad de la vida y se opone a toda forma de prevaricación y violencia», lo cual contrapuso a los «trágicos» años 30 en España, un «periodo doloroso» —dijo— en el que miles de personas murieron «solo porque eran católicos» en una tierra de «santos, teólogos, misioneros y fundadores de grandes órdenes».
«Esta tierra se convirtió en terreno de conquista de los caballos del Apocalipsis». «Parecía que el reino del Anticristo se había adueñado de vuestra tierra bendita», dijo el cardenal. «Todas las diócesis hicieron su contribución martirial», añadió.
Los nuevos 115 mártires, resaltó Amato, fueron fieles a sus promesas bautismales y «perseveraron firmes en la fe y han recibido la corona de la gloria». El purpurado se centró en su homilía especialmente en cuatro de ellos: José Álvarez-Benavides, deán de la catedral de Almería, que murió fusilado por no renegar de su fe; Luis Belda y Soriano, laico miembro de la Asociación Católica de Propagandistas; Emilia Fernández La Canastera de Tíjola, la primera beata gitana que murió por no querer revelar el nombre de quién le enseñó a rezar el rosario, y Carmen Godoy, violada y golpeada antes de ser ahogada en el puerto.
«Los procesos sumarios, cuando se hicieron, se concluyeron fatalmente con condenas a muerte», dijo el cardenal Amato, quien apostilló que, durante la Guerra Civil, hubo «miles de crucificados por todo el país, diseminados en aquella larga de Cuaresma de perdón». Dicho lo cual mencionó la existencia hoy de una nueva «persecución igual de miserable que busca desacreditar la herencia cristiana». Ante lo cual instó a seguir el ejemplo de los mártires y «perseverar en la fe, porque Jesús siempre estará con nosotros hasta el fin del mundo».
Junto al cardenal Amato, concelebraron el obispo de Almería, Adolfo González Montes, y el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández.
Participaron en la Misa además los cardenales Blázquez (Valladolid), Osoro (Madrid), Cañizares (Valencia) y Amigo (emérito de Sevilla), además de una veintena de obispos.
Entre los presentes había varios familiares de los mártires y destacaba también la presencia de 350 gitanos invitados por el de Departamento para la Pastoral Gitana de la CEE.
Agencias / Redacción