Holmes, Maigret y el padre Brown, los detectives buscadores de la verdad
Holmes, Maigret y el padre Brown, tres grandes detectives que fueron tres grandes buscadores de la verdad. Sobre ellos ha girado el congreso internacional sobre novela policiaca organizado por la Universidad CEU San Pablo los días 23 y 24 de febrero
La lectura no es en absoluto un acto individual, ni mucho menos un refugio. Se trata de un potenciador de la vida, algo que nos ayuda a retornar mejores a la vida. Se trata de una actividad casi necesaria. Fundamental para desarrollar nuestra capacidad de tomar decisiones y nuestra empatía: al leer nos ponemos en los mocasines de otras personas.
Recordaba hace unas semanas en una conferencia el escritor José Manuel Mora Fandos que leer nos da una distancia de seguridad con las narraciones. Somos los dueños de esa distancia, algo que lo diferencia de las obras audiovisuales donde el espectador es envuelto por tanta información e intensidad.
Conscientes de la importancia de este asunto, y conscientes de que, al contrario de lo que pensaba André Gide cuando como editor rechazó el manuscrito de Marcel Proust con el primer volumen de En busca del tiempo perdido, en la mera literatura se encuentran muchas de las grandes obras, la Universidad CEU San Pablo a través de su departamento de actividades culturales lleva ya varios años dedicando congresos internacionales a diferentes autores y temas literarios. Comenzó en 2012 con uno dedicado, cómo no, a G. K. Chesterton. A este le siguieron congresos dedicados en sucesivos años a C. S. Lewis, J. R. R. Tolkien y Jane Austen.
Todas estas citas, en las que han participado expertos nacionales e internacionales, han suscitado el interés no solo del público especializado, sino también de lectores diversos. En todas ellas se ha mantenido una mirada amplia, ya que se ha superado una sola visión academicista, para llegar hasta un cuestionamiento antropológico de la creación literaria.
Los sagaces detectives
Del mismo modo ha sucedido este año cuando se ha celebrado los días 23 y 24 de febrero el Congreso Internacional sobre Novela Policíaca: Holmes, Maigret, Brown… En este congreso hemos tenido la oportunidad de escuchar a Martin Edwards, escritor y octavo presidente del Detection Club (una asociación que reúne a escritores británicos de novelas policíacas, de la que anteriormente han sido presidentes G. K. Chesterton, Agatha Christie o Dorothy Leigh Sayers), también a Ian Boyd (Presidente del Chesterton Institute for Faith and Culture de la Seton Hall University) o el profesor Dermot Quinn.
Entre todas estas conferencias, una mesa redonda compuesta por los profesores Rogelio Rovira (Universidad Complutense), Carlos García (Colegio Kolbe) y Juan Orellana (Universidad CEU San Pablo) fue especialmente reseñable. La pregunta a la que acudían los tres expertos era la de exponer el método de tres buscadores de la verdad: Sherlock Holmes, el padre Brown y el comisario Maigret. Un consultor independiente británico, un clérigo católico y un funcionario de la Policía francesa.
Rogelio Rovira, con su ponencia Sherlock Holmes, detective de la Providencia, partió de la lectura de un relato titulado El tratado naval, en el que el «maestro de la ciencia de la deducción», en medio de una aventura, abre una ventana y toma en su mano el tallo de una rosa, y acto seguido expone una profunda reflexión sobre la relación entre las flores y la Providencia divina, invitando a despertar ante la realidad que tenemos delante. Según Rovira, «Holmes nos da una inolvidable lección: la contemplación de la belleza del mundo, la inmensidad de sentido que en él descubrimos, la sobreabundancia y la gratuidad de los bienes que en él recibimos, son signos que nos llevan indefectiblemente a afirmar el amor que el Autor de la realidad tiene para con nosotros. Tales signos son, en verdad, para el que los quiera y los sepa ver, fuente de la que mana nuestra esperanza».
La inocencia del padre Brown
La sagacidad del mundo disfrazada de inocencia encarnada por el padre Brown fue la figura que abordó Carlos Díaz, para el que los relatos de Chesterton sobre este sacerdote católico son una continua historia de una conversión, y donde la contemplación y el misterio de la libertad son las premisas básicas. Es de sobra conocido el diálogo del relato La cruz azul, donde Brown desenmascara a un impostor disfrazado de sacerdote porque previamente ha menospreciado a la razón, y eso «es de mala teología».
Y por último Juan Orellana presentó al comisario Maigret, a partir de dos características fundamentales del personaje: su catolicidad y la experiencia vital fundamental para empatizar con los distintos personajes implicados en los casos que investiga. Así Maigret tiene una mirada profunda y compasiva de la realidad. Nunca deja de confiar en la gente. Por eso su método no es la fría deducción, sino la lógica de la afectividad, dando la primacía a lo humano, poniéndose en el lugar del otro, haciéndose uno con ellos, y así, la verdad surge.