Bosé renacido. Bosé Fénix - Alfa y Omega

Bosé renacido. Bosé Fénix

Isidro Catela
Movistar Plus+ estrena un documental sobre la vida de Miguel Bosé. Foto: Movistar Plus+.

Miguel Bosé es un animal de escenario: un ave que resurge una y otra vez de sus cenizas, un gato con un buen puñado de vidas. Y esta es una de ellas, tal vez la mejor filmada. Bosé renacido es un documental de excelente factura técnica que Movistar Plus+ nos ofrece en cuatro entregas de aproximadamente una hora de duración cada una. Soltaron el primer episodio el 5 de septiembre y tendremos uno nuevo cada martes.

Bosé se sabe icono, es el ombligo y el corazón de cuanto se cuenta y él mismo conduce un tren que marcha al son del personaje, es decir, por donde quiere y le da la gana. Ahí, junto a él, están sus amigos, sus canciones, sus casas, sus excentricidades y ese Miguel Bosé actual con una voz que es carne de meme y de imitación de Carlos Latre.

La serie, en lo que hemos podido ver hasta el momento, transita entre ese Bosé celoso de su intimidad y la promesa de verle como no le hemos visto nunca. Arranca con El heredero, sondeando su infancia para pasar luego por Mi libertad, Bandido y Mi refugio. El público principal de este viaje cronológico es, fundamentalmente, la legión de fans que aún conserva Bosé. El otro, nos tememos que va a ser ese que, con una pizca del fariseísmo al uso, va a tratar de meterle el dedo en el ojo al Miguel antivacunas.

Bosé no deja indiferente a casi nadie. No va a hacer falta ver la serie para llegar a esa conclusión. Parece poco probable que algún despistado que no pueda verle ni en pintura se entregue al documental y se convierta en fan. Tampoco parece que a los fans se les vaya a caer mito alguno; antes al contrario, puede que les sirva para terminar de colocarle en uno de esos altares que todo ídolo de eterna adolescencia tiene. Les confieso que me interesa, como todas, la persona y muy poco el personaje. En cualquier caso, hay que reconocerle a la serie las virtudes que tiene: es ejemplo del buen momento que vive el documental; será, si mantiene el nivel, toda una pieza de coleccionista y será también un referente audiovisual ineludible para ir a buscar —Dios quiera que dentro de muchos años— quién fue Miguel Bosé y así, de alguna manera, hacerle nacer de nuevo.