«Yo ya soy un viejo, un monje dedicado a la oración y nada más», dijo el Papa emérito la semana pasada, a los Patriarcas católicos orientales que participaron en el Vaticano en la clausura del Año de la fe. En el encuentro, que tuvo lugar en el monasterio Mater Ecclesiae, el Patriarca de Babilonia, monseñor Louis Rafel Sako, pidió a Benedicto XVI «una bendición especial para Irak». El Papa emérito contestó: «Rezo cada día por Irak y Siria y Oriente Medio».