Ávila acoge el vía crucis de la sinodalidad
Miles de abulenses y visitantes trasnocharán este Viernes Santo para acompañar al Cristo de los Ajusticiados a lo largo de los 2,5 kilómetros de muralla y reflexionar sobre los desafíos sinodales
«El vía crucis es un ejercicio de piedad en el que se intenta que las personas se configuren con Cristo en su Pasión». Así lo explica Jorge Zazo, vicario de Pastoral de la diócesis de Ávila, días antes de que en la ciudad se celebre una de las grandes citas de la Semana Santa: el solemne vía crucis en la madrugada del Viernes Santo alrededor de las murallas de la ciudad. Con «la disposición de acompañar a Jesús en el camino de la cruz», miles de personas se reunirán a las 5:30 horas en un acontecimiento único que es tradición desde el año 1935, cuando los jóvenes de Acción Católica lo pusieron en marcha porque «lo veían como una necesidad de plasmar la fe del pueblo de Ávila en la calle de una manera más gráfica». Quien habla en esta ocasión es Auxi Rueda, delegada de Medios de la diócesis. Se trata de un recorrido por el exterior de los 2,5 kilómetros de perímetro de la muralla, saliendo de la catedral abulense por el primer arco y regresando a la plaza del primer templo de Ávila, donde se reza la última estación. «Nos imbuimos un poco más en las escenas», detalla Rueda, porque a Ávila se la conoce como «la Jerusalén castellana: la orografía recuerda mucho a la Jerusalén de los tiempos de Cristo, con las calles empedradas, estrechas, las cuestas…». Muchísima gente congrega este vía crucis, «hemos tenido algún año cerca de 10.000 personas; los años de menos gente, acuden unas 1.500, que en Ávila esta cantidad de personas es importante», y de todas las edades, niños y muchos jóvenes. Y eso, a pesar del «mucho frío que hace habitualmente, y más cuando se acerca al río». «Estamos ante la Semana Santa más pura, el gesto devocional más importante de toda la semana, porque no se trata de una procesión al uso», continúa Rueda. «En este caso, los protagonistas son los fieles, que salen a la calle no a ver una procesión, sino a rezar; es la fe del pueblo de Ávila plasmada en sus propias calles».
El vía crucis lo organiza actualmente el Patronato de la Santa Vera Cruz, la cofradía penitencial más antigua de Ávila, y la diócesis prepara la parte litúrgica. Cada año, los textos los escribe un sacerdote diferente que le da un matiz especial. Por ejemplo, para la JMJ Madrid 2011 se escribió el vía crucis de los jóvenes; en el año Jubilar Teresiano se hizo sobre santa Teresa de Jesús; en 2021 fueron testimonios de personas que sufrieron COVID-19 y la pandemia de alguna manera, «realmente muy emotivo». Y este 2024, el protagonista es el Sínodo. «Si entendemos bien al Santo Padre, la sinodalidad es un estilo que se deriva de una espiritualidad, y la espiritualidad cristiana nace de mirar a Cristo», subraya el vicario de Pastoral. La delegada de Medios añade que «para nuestra diócesis de Ávila es muy importante que este año el vía crucis sea en clave sinodal, porque es una manera de ponernos en camino, que es lo que nos pide el Papa, todos juntos, y de poner en práctica esas actitudes que han salido en el Sínodo». Que no son «impostadas ni es algo que se haya inventado el Papa o la Iglesia», sino que es «algo que está en la misma raíz evangélica; son actitudes que vemos en la propia actitud de Cristo». Así, cada estación remite a una de ellas: la capacidad de silencio, la empatía, la escucha de la Palabra, el estar atentos a la Providencia, tener esperanza en medio de lo inesperado, la pobreza o lo que san Ignacio de Loyola llamaba la «santa indiferencia».
En 1938 se unió al rezo del vía crucis la talla que lo sigue presidiendo: el Santísimo Cristo de los Ajusticiados, del siglo XVI, en su día Cristo de la Buena Muerte, porque era el que acompañaba a los reos en su último caminar. Su cara, de una «belleza serena» según Rueda, y la espalda llena de latigazos, son una «verdadera catequesis plástica».
Efectivamente, mucho de Ignacio hay en el vía crucis, de su espiritualidad basada en «vivir con Jesús y como Jesús». Y esto es la sinodalidad, «tener a Jesús muy clavado en el corazón y tener su estilo; en definitiva, vivir a lo Jesús», apunta Zazo. De todas estas actitudes, el vicario destaca la humildad: «En este mundo dividido y en esta Iglesia a veces tan tensionada nos falta reconocer este principio fundamental del actuar de Jesucristo». Y otro punto importante, «el de sentir con la Iglesia» en obediencia al Espíritu Santo, porque Él «no se contradice». Así, «caminar juntos no es solo con los que estamos en esta época, sino también con los que nos han precedido; y, siempre, con el Papa». «Caminamos con Pedro y bajo Pedro; es la garantía no solo de comunión de la Iglesia, sino de fidelidad a Jesucristo». Cada estación va explicada con una meditación y precedida de la Palabra de Dios. Hay textos de los evangelistas y de Pablo, pero también de Isaías, Jeremías o los Proverbios, porque todo en la Biblia «se orienta a Jesús».
Desde hace 18 años, el vía crucis se emite a través de la cadena COPE para cualquier punto de España. La propia Rueda va narrando los textos, incluso en la pandemia, que lo hizo desde casa, lo cual es un servicio a los que participan en él —complicado poner altavoces en los 2,5 kilómetros de recorrido—, pero también a enfermos y mayores que no pueden acudir. «Es una manera de llevarlo hasta sus casas». Y esto, añade Zazo, es importante: «Rezar, estar unidos en la oración en Jesús; esto es lo que nos construye, como caminar juntos».