Así vive la sinodalidad Teófilo Nieto en las 43 parroquias que atiende en Zamora
El sacerdote representará a la Conferencia Episcopal Española en el encuentro internacional de Párrocos por el Sínodo que arranca el próximo domingo, junto con Miguel Ángel González y Óscar Díaz
Teófilo Nieto es un cura corriente de una zona despoblada de Zamora que atiende 43 parroquias en jornadas eternas en las que no usa el reloj. Un territorio de la España vaciada muchas veces olvidado de la agenda de política y con problemas propios como la falta de servicios para una población muy envejecida.
Para él la sinodalidad era una realidad incluso antes de que el Papa la pusiera de moda: «No se trata tanto de que los laicos hagan cosas, que ya lo están haciendo, sino de que participen de la reflexión y también de las decisiones», asegura por teléfono mientras el grupo de chavales a los que ha acompañado de excursión a Barcelona están en una visita guiada en la Sagrada Familia. Nieto no quiere pasar por el sacerdote que da participación a los laicos porque no llega a todo. «Estamos bien servidos litúrgicamente», manifiesta.
«Tenemos que hacer una apuesta por la sinodalidad más allá de que necesitamos de los laicos» porque «nos creemos que esto es una Iglesia en la que caminamos juntos», incide. Quizá por eso la Conferencia Episcopal Española lo ha elegido —junto a Miguel Ángel González y Óscar Díaz— para representarla en el encuentro internacional de Párrocos por el Sínodo, que se celebra en Roma desde el próximo domingo.
De hecho, lo que él quiere hacer es poner el peso «en un equipo misionero». Lo conforman de forma más activa unos doce laicos con los que se reúne una vez al mes para tratar tres dimensiones que afectan a los 43 pueblos que sigue: la formativa, la social y litúrgica.
Ahora mismo están enfrascados en la programación pastoral, derivada del aspecto formativo; pero tienen entre manos otro proyecto de cariz social. Para solventar la dispersión geográfica y conocer realmente lo que pasa en las casas, van a designar en cada uno de los 43 pueblos a una persona que viva allí y ejerza de informante. Estará pendiente de «si hay una persona que tiene una necesidad concreta, una enfermedad o que simplemente necesita una visita para que lo acompañe el sacerdote», asegura.
Y a reglón seguido explica: «Una de las cosas que más me duele a mí es que me llamen para un entierro y no haya sabido que esa persona estaba enferma o que haya estado hospitalizada. Eso hay que remediarlo».
Otra manera de aplicar la sinodalidad es, por ejemplo, durante la organización de las rutas que hacen los consagrados los fines de semana. «Cuando llega una época especial, como Navidad, Semana Santa, o ahora en mayo que hacemos las bendiciones de los panes, para la Santa Cruz, compartimos un mensaje en el grupo de WhatsApp de avisos que tenemos para que la gente nos corrija, para que nos diga qué nos falta, qué nos sobra, qué hemos hecho bien o mal».
Nieto quiere que en el futuro esas rutas las diseñe el equipo misionero, los informantes de cada pueblo. «No quiero ser yo quien decida dónde ir, sino que sea el equipo quien me diga dónde tiene que estar presente el sacerdote. Estamos al servicio de las comunidades», incide.
La labor de esos informantes es también referirle cuáles son las necesidades del pueblo. Si llevan un mes sin teléfono o si hace tres meses que el médico no pasa por allí. «Así vemos caso por caso y si es necesario vemos si hay que contactar, por ejemplo, con la plataforma de defensa de la sanidad pública». En este sentido, dice que la Iglesia tiene que estar presente en las miserias y los problemas reales de la gente, ser reivindicativa, ser capaz de regenerar el tejido asociativo y de crear referentes líderes que sean laicos.
En la cita que tendrá lugar en la Fraterna Domus de Sacrofano, cerca de Roma, participarán cerca de 300 párrocos de todo el mundo hasta el próximo 2 de mayo. Se trata de un encuentro mundial de escucha, oración y discernimiento promovido por la Secretaría General del Sínodo y el Dicasterio para el Clero titulado Párrocos por el Sínodo. Un encuentro internacional. El objetivo es escuchar y valorar la experiencia que viven en sus respectivas Iglesias locales y ofrecerles la oportunidad de experimentar el dinamismo del trabajo sinodal a nivel universal.