Así será la Semana de la Palabra en Madrid
El cardenal José Cobo propone que del 22 al 28 de septiembre todas las iniciativas en la Iglesia de Madrid «giren alrededor de la escucha comunitaria de la Palabra de Dios»
El curso pastoral arranca en Madrid con «tres claves nucleares» que el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, esboza en una carta publicada este lunes, 2 de septiembre. La primera, el Sínodo de la Sinodalidad, cuya fase final se celebrará en Roma en octubre y para el cual se requiere «la oración y el respaldo de todos». La segunda clave, el Jubileo de 2025 que arrancará en diciembre. Y, por último, la profundización en «la experiencia y el sentido del laicado como la vocación en la Iglesia de forma específica».
Por todo ello, «nada mejor que comenzar» ante la Palabra de Dios, poniéndose «a la escucha del Señor Jesús» para que «sea Él quien nos haga juntos coger el impulso que nos anime y aliente para ponernos a caminar en clave de Iglesia peregrina». Insiste el arzobispo de Madrid en ese juntos, «todos juntos»: comunidades, parroquias, asociaciones y realidades «que formamos la Iglesia de Madrid».
Para ello, el cardenal ha convocado la Semana de la Palabra, una iniciativa en la diócesis que se desarrollará del 22 al 28 de septiembre.
La idea es que, durante esos días, todas las actividades «giren alrededor de la contemplación y la escucha comunitaria de la Palabra de Dios». No es «hacer muchas cosas extraordinarias, sino que lo ya planificado para mayores, familias, jóvenes y niños tenga este contenido y coincida en los mismos días en toda la diócesis». Deja la puerta abierta el cardenal a, «si se ve conveniente», programar alguna celebración especial o «algún ejercicio comunitario de lectio divina» en la parroquia o el arciprestazgo. «En definitiva —subraya— se trata de ir juntos a una, iluminados por la Palabra de Dios, para, desde el principio, enfocar el curso».
Gabriel Benedicto, vicario de la Vicaría VI, coordina la comisión que se han encargado de preparar la Semana de la Palabra. La iniciativa «es para arrancar el curso no metidos en nuestras ideas, ánimos o desánimos, sino en ese querer de Aquel que nos vuelve a llamar y nos envía, dando sentido a nuestro ser Iglesia», que no es otro que «hacer visible el amor de Dios en medio del mundo». Benedicto advierte de cómo a veces sucede que el día a día puede quedarse sumido en un programar catequesis, bautizos, «y nos olvidamos de hacer de nuestro hacer una respuesta al querer de Dios». Así, la Semana de la Palabra «está en función de retomar después del verano la llamada de Dios a ponernos al servicio del mundo, de los hombres, con un tono vocacional».
Para reconocer la voz de Cristo, que en resumen es la Palabra, es importante «abrir el oído y escuchar a Aquel que nos habla» en la vida cotidiana. Porque Dios habla «en aquello bueno que nos pone delante»; en asuntos que «hace fecundos, que Él bendice e indica que sigamos trabajando por ahí»; en cosas que «no nos pide y no salen o no las bendice»; y también en «gritos o necesidades», en situaciones nuevas, por ejemplo, «de cómo evangelizar a aquellos que llegan a nuestra ciudad, a aquellos que se han alejado, o a aquellos que no saben de Dios».
La semana será una invitación a «actualizar lo que es propio de un cristiano, que es escuchar». Y esto lleva «a salir de nuestras ideas preconcebidas y a sorprendernos de Aquel que siempre va más allá». En este punto, Benedicto introduce una nueva actitud, la de la obediencia: «Escuchar va muy de la mano de ponerse por debajo de Aquel a quien escucho y obedecerle».
El coordinador remite el lema elegido para esta iniciativa, «Por tu Palabra, echaré las redes», a la renovación de «por quién lo hacemos y en qué momento lo hacemos». Jesús manda a los apóstoles pescar por el día, en contra de lo común, pero ellos escuchan, obedecen y, «contra todo pronóstico», pescan. Así, en las parroquias se trata de «echar las redes, pero en Tu nombre, no en nuestras fuerzas». En conclusión, «a veces no es hacer muchas cosas nuevas, sino de hacerlas por Él y en Él», y esto implica que puede que se hagan «contra todo sentido, como pequeños imposibles».
Quizá sea, dice, «abrir un horario nuevo de catequesis, o escuchar una realidad de un colectivo de personas o situaciones que nos están demandando echar las redes a otra hora», o «hacer lo mismo, pero en el nombre del Señor».
Materiales orientativos
El grupo coordinador ha preparado unos materiales para orientar a las parroquias o a las comunidades. Así, se remitirá una propuesta de celebración de la Palabra que incluirá proclamación, meditación y contemplación según el esquema de la lectio divina y una adoración eucarística.
Para la lectio se pasará también un material orientativo y una serie de sugerencias litúrgicas para cuidar de modo especial en la Eucaristías la liturgia de la Palabra.
Así, entre otros, se sugiere llevar el Evangeliario en procesión de entrada y colocarlo encima del altar hasta el canto del Aleluya; utilizarse cirios o incienso durante la proclamación del Evangelio, resaltando ritualmente que es el mismo Señor el que se hace presente en ese momento en medio de la comunidad, y cantar el saludo y la aclamación final.
El objetivo es, según especifican los materiales, «poner de manifiesto que el cristiano no se acerca a la Sagrada Escritura buscando únicamente unos datos o conocimientos, sino queriendo escuchar la voz de Dios que aquí y ahora nos habla de un modo eficaz y concreto». También se invita a cuidar especialmente el rato de silencio tras cada lectura y al finalizar la homilía, para permitir que la Palabra de Dios «sea acogida interiormente por quien la escucha».