Así se vive la Navidad en otras partes del mundo. ¡Paz en la tierra! - Alfa y Omega

Así se vive la Navidad en otras partes del mundo. ¡Paz en la tierra!

Desde hace dos mil años, el anuncio del ángel a los pastores se viene repitiendo en todas partes del mundo. Cada Navidad, desde un extremo del orbe al otro extremo, el cielo proclama: Gloria de Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. De la mano de nuestros misioneros, conocemos cómo nace Dios en el mundo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Por Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo, con información de Obras Misionales Pontificias (OMP)

1
Canadá: La brasa sigue encendida

Soy Feliciana Hernández, Carmelita Misionera en Joliette, a unos 80 Km de Montreal. No hace muchos años, la Iglesia de Joliette era una Iglesia viva; actualmente, el clero ha envejecido, las vocaciones religiosas son raras, las iglesias se cierran…, pero la brasa sigue encendida. Nuestra comunidad está formada por cuatro Hermanas. Vivimos la Navidad con mucha ilusión, procurando estar más cerca de los más pobres: en ellos nace y se manifiesta Dios en toda su pequeñez, en toda su pobreza.

Aunque normalmente la mayor parte de la gente no practique la religión, los días de Nochebuena y Navidad las iglesias están llenas. Nosotras, asistimos a la misa de media noche en nuestra parroquia; allí nos encontramos con antiguos enfermos, con amigos y vecinos, y nos deseamos un Joyeux Noël, dándonos la mano o un abrazo. Después, en casa, para no perder las costumbres españolas, comemos turrón, pastas, mazapanes y cantamos y bailamos villancicos.

El día de Navidad asistimos y animamos la misa en el hospital. ¡Qué fe tan profunda la de algunos enfermos! Ellos nos evangelizan cada día. Si encontramos alguna persona sola, la invitamos a festejar con nosotras. ¡El Señor nos visita; el Señor nos salva! ¡Feliz Navidad!

2
Sudáfrica: El Evangelio, como al principio

Soy el padre Jaime Calvera, misionero comboniano en Sudáfrica desde el año 2006. Vivo en un barrio periférico de Pretoria, una zona pobre donde el 70 % de la población vive en barracas y no hay suficientes escuelas, médicos, hospitales o parques para jugar. En enero de 2007, el arzobispo de Pretoria nos pidió a los misioneros combonianos empezar una nueva parroquia en la zona de Mahube Valley. He sido testigo del crecimiento de esta comunidad cristiana que hoy cuenta con unas 500 personas.

Nochebuena y Navidad son dos días sentidos entre nuestras comunidades cristianas. Ahora aquí es verano, hace calor y, por lo tanto, es tiempo de vacaciones. La gente viene a la misa de Nochebuena a las 7 de la tarde; si la celebrásemos más tarde, no vendrían, ya que regresar a casa un poco tarde no es seguro debido al nivel alto de inseguridad en las calles, y mucho más durante los días de Navidad, en los que el alcohol hace estragos. La Eucaristía dura unas dos horas, y después del Evangelio los niños de la catequesis hacen una representación del Nacimiento de Jesús. Es una buena catequesis para pequeños y mayores. El día de Navidad volveremos a celebrar la Eucaristía por la mañana, con quizá un poco más de asistencia y con la representación de los niños nuevamente. Después, alguna familia nos invita a comer a su casa y nosotros les acompañamos.

Al ser Mahube Valley un barrio periférico de una gran ciudad, desgraciadamente se han perdido algunos valores tradicionales de la Navidad con la gente, pero la característica principal son las reuniones familiares, donde comen juntos y se reúnen las familias. No podemos olvidar que estamos en un ambiente y en una parroquia de primera evangelización, donde no tenemos una tradición cristiana, y menos católica, que pueda pasar de generación en generación los valores cristianos del Evangelio de Jesús.

3
Rusia: Un pueblo de una fe profunda

Me llamo Juan Manuel Sánchez, sacerdote de la diócesis de Toledo y natural de Albacete. Vivo en la diócesis de la Madre de Dios, en Moscú, en una parroquia con una extensión de unos cien kilómetros y 430.000 habitantes. La Nochebuena es muy especial aquí: se representa una obra de teatro navideña, preparada por los niños, y después celebramos la Misa del Gallo, con la bendición del belén y poniendo al Niño en la cuna, y una cena todos juntos. En Navidad celebramos la misa, y después volvemos a tener un ágape. Por la tarde, la celebramos con Fe y Luz, un grupo de disminuidos físicos y psíquicos. Estos días se comparte el pan de Navidad, con el que cada persona te felicita la Navidad con una larga lista de deseos. El día de la Epifanía se bendicen tizas, carboncillos e incienso: la tiza, para escribir las iniciales de los Reyes Magos y el año (M+G+B+2013) en las puertas de casas e iglesias, como bendición de Dios para todo el año; y el carbón y el incienso, para la bendición de la casa. Es un gozo el prepararse en estos días para la celebración de la Navidad, con un pueblo de una fe profunda, siempre con el deseo de llegar a más personas y de un día poder celebrar juntos con la Iglesia ortodoxa el Nacimiento del Salvador. Os pido oraciones por esta Iglesia pobre y que tanto ha sufrido. También queremos poner un retablo y un sagrario en nuestra iglesia, ya que todo fue destruido en la época comunista y el templo fue convertido en un polideportivo. Sería el mejor regalo de Navidad.

4
Australia: Una Navidad… sin Jesús ni María

Somos Javier y Corazón, tenemos nueve hijos y estamos esperando el décimo. Somos una familia en misión del Camino Neocatecumenal. Vivimos en Wynnum, un suburbio costero de Brisbane. La presencia católica es reducida, y existe un profundo escepticismo y agnosticismo en la sociedad. Es difícil llegar a la gente: son amables y correctos, pero muy celosos de su intimidad. No ven bien la evangelización, porque se considera una agresión a la privacidad de las personas. Aquí, dado que es verano, la gente celebra la Navidad con una barbacoa y en la playa. Sólo hay algunas pocas casas adornadas con luces, y muy pocos belenes. No hay Jesús, ni María… Nuestros hijos han hablado a sus compañeros de colegio de los Reyes Magos y les respondían con extrañeza. La Navidad existe, pero vaciada de todo contenido cristiano.

En Nochebuena, iremos a cenar con una familia de la parroquia y luego nos iremos a la Misa del Gallo. Cantaremos villancicos y daremos una pequeña palabra a los niños para que entiendan el misterio del Hijo de Dios hecho hombre por amor, que no es sólo algo que pasó, sino que es también actual en nuestras vidas.

5
Madagascar: Entre gritos y palmas

Me llamo Juan María Medina Gozalo, soy natural de Valladolid. En Tsiroanomandidy, antes de celebrar la Misa del Gallo, todos los curas cenamos con el obispo. El año pasado, nuestra cena fue: arroz hervido, pollo y, de postre, un plátano. ¡Nada que ver con las cenas que hacía en España en Nochebuena! Después, en la catedral, se hace un pequeño festival: se canta, hay sainetes bíblicos, se recitan poesías, se baila al ritmo malgache. El año pasado el festival duró dos horas, y después se celebró la misa, que duró también dos horas. La celebración fue vivida y larga, como todas las celebraciones en África. Me tocó el corazón que, al final de la misa, los sacerdotes se sientan y algunos fieles nos felicitan personalmente. Te dan tres besos y te entregan un sobre con dinero. A mí me felicitó una niña y me entregó un sobre, que contenía al cambio 3 euros; ¡también me regalaron un racimo de plátanos! Cuando hay un festival, los curas también participan cantando y bailando. Yo salí a cantar y bailar y me sentí un poco ridículo, pero la gente lo vio como algo normal: lo anormal habría sido no salir. Lo que más llama la atención de la Iglesia malgache es la acogida. Saben hacerte sentir cercano a ellos.

En la Misa del Gallo, después del Evangelio, toda la gente se pone en pie y canta a gritos: ¡Navidad! ¡Nos ha nacido el Salvador del mundo! Todo son gritos, cantos y bailes. Después de la misa, la gente sale fuera de la iglesia y sigue cantando y bailando con tambores o palmas.