Así se acerca el arte a los excluidos
El Museo del Prado y la Fundación Endesa clausuran su programa Marcos de mira para acercar el arte a colectivos en riesgo de exclusión, entre ellos, usuarios de Cáritas Diocesana de Madrid
El primer gran cuadro que vio en su vida Florin, que tiene los 32 años ya cumplidos, fue el Guernica. Era una de las actividades del taller de cultura que todos los miércoles desarrollan en el Centro de Tratamiento de Adicciones de Cáritas Diocesana de Madrid, donde lleva dos años. «Estoy muy bien, ya curado», sonríe. La obra de Picasso «me impresionó muchísimo», y a este joven se le despertó de manera muy instintiva su don por la pintura. Así que plasmó en un lienzo su primera creación: un árbol de la vida «que ha empezado a crecer a la vez que he crecido yo». Florin ha sido uno de los más de 200 participantes del programa educativo Marcos de mira, puesto en marcha por el Museo del Prado y la Fundación Endesa para acercar el arte a colectivos en situación de vulnerabilidad y exclusión, con la colaboración de artistas contemporáneos.
Florin cuenta que la experiencia le ha parecido «maravillosa» y que las enseñanzas de la artista que acompañó a su grupo le impulsaron, entre otras cosas, a experimentar con los colores. Para Elena Álvarez, responsable de Relaciones con Empresas de Cáritas, proyectos como este «favorecen enormemente el desarrollo personal» de los beneficiarios de la entidad. Asimismo, son un «enriquecimiento» para ellos, ya que les permiten desarrollar «competencias comunicativas, relacionales y sociales, y nos facilita nuestro trabajo», porque «la obra de arte estimula».
Además de la entidad de la Iglesia, se han beneficiado otras once asociaciones sin ánimo de lucro, entre ellas Mujeres por África, Fundación Altius, Fundación Secretariado Gitano o la Asociación Padre Pulgar. Ha sido esta la primera edición de un proyecto que «es un gran paso adelante en nuestro compromiso de impulsar la igualdad de oportunidades», en palabras del director general de la Fundación Endesa, Javier Blanco. También es, para Andrés Úbeda, director adjunto del Prado, hacer accesible el museo a «muchas personas que de otra forma difícilmente entrarían» y, lo que es más importante, «que lo sientan suyo». Lo expresó durante la clausura del proyecto, en una mesa redonda en la que participaron algunos de los beneficiarios y los artistas Aitor Sarabia y Cynthia González, que han estado con los participantes durante el proyecto. «Han sido todos tan generosos que me he llevado yo más que ellos», aseguró el primero, aludiendo a las historias compartidas que han ido más allá de las obras aprendidas. «Daba igual el colectivo, el idioma o la generación; el único lenguaje es el arte».
Marcos de mira se ha desarrollado todos los martes y ha estado estructurado en dos sesiones que combinaban recorridos por el museo con talleres educativos de la mano de los artistas. La primera sesión, denominada Paseos estéticos, era una forma de adentrarse en las salas de la colección permanente para «que sean las obras las que llamen» y hablen al visitante. Así lo expresó Ana Moreno, coordinadora general de Educación de la pinacoteca, departamento encargado de desarrollar la iniciativa. De esta manera han entrado en contacto con las claves para disfrutar de la pintura, la escultura, las artes decorativas o la arquitectura a través de la observación y la experimentación. La actividad partía de la premisa de que un marco de mira es una ventana, de tal forma que la mirada puede cambiar las cosas y, además, influir en cómo las personas del entorno las perciben. Para muchos de los participantes ha sido la primera vez que accedían a un museo y lo han hecho, además, de una manera fresca y sin prejuicios, algo que destacó Sarabia. Este creativo ha cosido a mano cada una de las piezas creadas por los participantes, uniéndolas para convertirlas en una única obra de arte que quedará como muestra del proyecto.