Así facilitan la vida a las personas ciegas las aplicaciones
Pachi es ciego y usuario habitual de apps que hacen que su vida sea más independiente y autónoma. Gracias a la tecnología puede saber los colores de la ropa u orientarse por el metro de Madrid
Pachi viene a buscarme al metro para acompañarme a su casa. Me comenta entusiasmado que aprovecharemos el corto paseo para probar Oko, una app móvil —todavía en fase de pruebas— que distingue luces verdes y rojas. Paramos en un semáforo, la abre y enfoca la cámara del móvil. Está en rojo para peatones y la aplicación emite un pitido que cambia cuando se pone en verde. Pachi se gira hacia mí sonriente: «¡Está guay!». Es útil porque «sabes que los ciegos tenemos que estar en casa a las diez», me dice entre divertido e irónico. «Los semáforos no suenan entre las diez de la noche y las ocho de la mañana», aclara resignado.
Pachi García tiene 44 años y reside en Madrid. Es ciego y vive con su mujer, también ciega, y con Camila, la perra guía. En su casa, me cuenta que los chicos de Apple son muy majos: desde hace años desarrollan sus teléfonos para que sean accesibles. «Esto quiere decir que la persona ciega puede acceder a cualquier función del teléfono. Leeré este reportaje cuando se publique online gracias a que Safari es accesible y normalmente los periódicos también lo son», explica. El móvil de Pachi habla. Cada vez que hace algo, como cuando pulsa un botón, se mueve por el menú o recibe un mensaje, el móvil le dice lo que está sucediendo.
Una comunidad mundial
En la vida de Pachi son vitales su bastón, Camila y su móvil. Una de las apps que más usa es Be My Eyes —sé mis ojos—, que reúne a una comunidad mundial de ciegos y personas voluntarias que ven. Cuando la persona con problemas de visión necesita algo, hace una videollamada y la atiende un voluntario. El ciego pide ayuda al voluntario con cosas de la vida cotidiana que van desde que le diga el horario de un transporte a buscar algo que ha perdido en casa, pasando por que le diga los colores de distintas prendas de ropa. «Llamo, sobre todo, para ver el termostato, pero también les puedes decir: “Me he manchado de tomate comiendo y no sé si la mancha se ve mucho”».
Esta aplicación funciona en distintos idiomas y lugares del mundo. «Es importante que la demos a conocer para las personas ciegas, pero también para que los videntes se apunten como voluntarios». Me descargo la app y actualmente hay 414.861 no videntes y 5.849.070 voluntarios. Pachi dice que funciona muy bien y la probamos para que yo lo vea: hace una videollamada y, a los pocos segundos, hay una voluntaria al otro lado de la cámara. Pachi le pregunta a cuántos grados está el aire acondicionado. Enfoca la cámara del móvil al mando a distancia del aire y la voluntaria le dice que a 25 grados. Aprovecho para preguntarle a la voluntaria por qué lo hace. Me dice que está en Madrid y que se apuntó porque tiene poca visión. «Por el día veo algo, pero por la noche nada, así que, si puedo ayudar lo hago porque sé lo que es no ver».
Llega el momento de probar Seeing AI, una app de Microsoft con distintas funciones. Enfocas con la cámara un billete y te dice que es de 20 euros. También detecta códigos de barras. Ahora mismo Pachi tiene dos latas de bebida en las manos. «Esto es una cerveza Mahou porque es más rugosa que el resto de latas, pero la otra…». Cree que es una Coca-Cola. Beber es una sorpresa total, te apetece una Coca-Cola y coges un Aquarius porque las latas al tacto son iguales. Para solucionarlo Seeing AI tiene el lector de códigos de barras —ayuda también con productos de alimentación—. Colocas la lata frente a la cámara y te dice que tienes en la mano una Fanta de naranja y no una Coca-Cola como pensaba Pachi. También detecta si hay luces encendidas en casa; ni Pachi ni su mujer las encienden porque no las necesitan, pero puede suceder que les den sin querer y se queden encendidas sin ellos saberlo.
Pachi también está encantado con Metrociego para el metro de Madrid. «La hicieron entre un amigo que ve y otro que no. El que ve le mandaba audios con los caminos de los metros. Cosas tipo: “Sales recto, giras a la derecha, subes dos tramos de escaleras y a la izquierda está el andén sentido Alameda de Osuna”. Entonces se dieron cuenta de que podían compartirlo con los demás y desarrollaron la app. Mapearon el metro de Madrid: tú le dices dónde estás, dónde quieres ir y te va guiando».
«En tecnología siempre están saliendo cosas nuevas. Lo que no se le ocurre a uno, se le ocurre a otro y con las redes sociales estamos todos los ciegos unidos; eso está muy bien, me encanta poder compartir con otros». Estas aplicaciones móviles facilitan el día a día de Pachi, gana en autonomía e independencia. «Te solucionan media vida, veo mucha inmediatez y comodidad en su uso».