Así afecta la LOMCE a las familias españolas. Mejoras que deben ser mejores - Alfa y Omega

Así afecta la LOMCE a las familias españolas. Mejoras que deben ser mejores

Por primera vez, una ley educativa española reconoce el papel de las familias en el sistema educativo: «Los padres –dice la exposición de motivos de la LOMCE– son los primeros responsables de la educación de sus hijos y, por ello, el sistema educativo tiene que contar con la familia y confiar en sus decisiones». Además, también por primera vez, se exige a las Administraciones que tengan en cuenta la demanda social de las familias, a la hora de establecer la oferta escolar. Ahora bien, ¿cómo se articulan estas buenas intenciones? Representantes de tres de las principales asociaciones familiares de España explican cómo afecta la reforma educativa a los hogares españoles, en asuntos como la libertad de elección, el respeto a la educación según los valores de los padres, y la garantía de que los hijos reciban una educación de calidad. La conclusión es unánime: las mejoras son bienvenidas, pero queda mucho, muchísimo, por hacer

Redacción

Un respiro para padres que siguen prisioneros

La LOMCE es una reforma bien orientada, pero insuficiente. Las familias contarían con una ley que ayudará a dar educación religiosa a sus hijos en la escuela (si lo desean) con más rigor académico que hasta ahora, que hará más difícil que Autonomías sectarias retiren el concierto a la enseñanza diferenciada elegida libremente, que exigirá algo de más seriedad a los resultados académicos de sus hijos a la hora de pasar de curso o titularse, que posibilitará una cierta –aunque pequeña– mayor autonomía a los centros, etc. Aspectos todos estos positivos, pues avanzan en la dirección correcta de una educación en que la libertad de decisión y exigencia de los padres sea operativa. Pero los padres seguirán prisioneros de un sistema que seguirá pivotando sobre la decisión administrativa, donde su capacidad de elección de escuela y sistema pedagógico quedará subordinada a la planificación pública, donde los centros estarán determinados en su programa formativo por las decisiones políticas, donde la información y transparencia sobre resultados se administrará con cuenta gotas. Para la libertad de las familias, un respiro; pero no la revolución que éstas necesitaban para asumir su responsabilidad con plenos poderes.

Benigno Blanco
Presidente del Foro Español de la Familia

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Final inacabado para la pesadilla EpC

En nuestro sistema se han instalado, a lo largo de los años, una serie de dogmas ideológicos y pedagógicos que nos han conducido a la situación actual. La LOMCE es un primer paso, importante, para reconducir esta situación. Las medidas que incorpora van en la dirección correcta, pero son insuficientes. Se ha optado por modificar la ley que ha conducido al sistema a la pésima situación actual, sin eliminar de raíz esos postulados ideológicos y pedagógicos que han cercenado la libertad de educación y el derecho de los padres a decidir cuestiones fundamentales en la educación de sus hijos. Las familias que reaccionamos ante la imposición de Educación para la ciudadanía, estamos satisfechas porque el Gobierno haya cumplido su compromiso de eliminarla. Suprimiendo una asignatura que permite que cada Gobierno pueda utilizarla para imponer su ideología, ganamos todas las familias. Sin embargo, son muchos los alumnos objetores que han vivido situaciones difíciles, y el Ministerio debe arbitrar medidas para regular su situación. Una vez tomada la decisión de suprimir EpC por su contenido ideológico, no se puede seguir penalizando a los objetores de conciencia que se opusieron a ella.

Marisa Pérez Toribio
Presidenta de la Federación España Educa en Libertad

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Un buen primer paso, pero poco ambicioso

La LOMCE mejora la legislación anterior al modificar el fallido modelo LOGSE, que durante más de 20 años nos ha situado a la cola de Europa por nuestra elevada tasa de abandono y fracaso escolar. Sin embargo, resulta poco ambiciosa para conseguir los objetivos que se propone, entre ellos, la empleabilidad juvenil. No resuelve la injusta diferencia de trato que se da a las familias en función del modelo de centro elegido (público o concertado), pues mantiene la incertidumbre sobre la renovación del concierto, cuando éste debería prorrogarse automáticamente, excepto si no se cumplen las normas legales previstas. Tampoco queda resuelto el concierto en Bachillerato, petición que venimos realizando desde hace tiempo, con el fin de que nuestros hijos puedan cursarlo en el mismo centro y gratuitamente, como sucede en los públicos. Estas cuestiones merman la libertad de elección de centro, al impedir a las familias elegir en igualdad de condiciones. Es muy positivo el tratamiento dado a la clase de Religión, pues permite plena libertad para elegir esta asignatura, la alternativa, o ambas, que son evaluables, dándole la dignidad que merece cualquier asignatura. Confiamos en que las evaluaciones objetivas y externas supondrán un avance en el nivel educativo de nuestros alumnos, como sucede en países de nuestro entorno, ya que exige, por parte de todos los agentes educativos, el esfuerzo que requiere una buena formación, indispensable hoy para nuestros hijos y para nuestro país.

Luis Carbonel
Presidente de CONCAPA