Artista invitado: La Voz del Desierto
Los llamados «curas rockeros» de Alcalá de Henares, flamantes Premio ¡Bravo! de Música, han actuado esta vez como teloneros del Papa Francisco, calentado el ambiente antes de su llegada a Panamá
Era 2003. El Papa Juan Pablo II había llenado el aeródromo de Cuatro Vientos y Niña Pastori había cantado un avemaría que aún hoy se recuerda. Dos seminaristas de Alcalá de Henares estaban un día en el seminario cantando unas canciones de Iglesia cuando apareció su formador: «¿Por qué no preparamos algo para el encuentro diocesano de jóvenes con el obispo?», les preguntó. Ahí empezó la historia del grupo de música católica de la diócesis de Alcalá. Primero se llamaron Nueva Alianza, después RockAngular, y finalmente optaron por La Voz del Desierto (LVD) con el deseo de ser como san Juan Bautista y preparar los camino del Señor.
El 18 de enero, 16 años después de aquel primer ensayo, los apodados «curas rockeros» aterrizaron en Ciudad de Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. La organización los seleccionó el pasado mes de octubre para ofrecer tres conciertos en las tarimas centrales del Festival de la Juventud.
Ante este anuncio, varias parroquias y diócesis panameñas y de la vecina Costa Rica se pusieron en contacto con La Voz del Desierto con el deseo de organizar algún concierto durante los días previos a la JMJ. En total, programaron siete conciertos para los nueve días que iban a estar en Panamá.
El primero fue el sábado 19 de enero en el gimnasio del colegio Nuestra Señora de Lourdes, en Villa Zaita, a pocos kilómetros al norte de Ciudad de Panamá. La parroquia San Agustín organizó el festival Welcome Home. Peregrinos de diferentes naciones como Brasil, Colombia, Bolivia, Estados Unidos o Perú pudieron recibir el sacramento de la Penitencia, participar en la Eucaristía y disfrutar de varios conciertos de música católica. Además de los curas rockeros españoles, sobre el escenario hubo artistas de Estados Unidos, Panamá, Colombia y México. El festival tuvo como colofón la exposición del Santísimo, frente al que cientos de jóvenes pudieron orar y alabar a Jesucristo.
«Nos sentimos como en casa»
Sin casi tiempo para descansar, el domingo 20 de enero LVD se trasladó en la capital panameña hasta la parroquia de San Francisco de Asís de La Caleta, sede de la Conferencia Episcopal Española durante la JMJ. Pese a un apagón eléctrico que dejó sin luz a todo el país, allí los tres sacerdotes del grupo concelebraron la Eucaristía para la comunidad parroquial, perdonaron sacramentalmente los pecados, rezaron en la adoración al Santísimo y dieron un concierto.
«Estamos viviendo un ambiente espectacular. Cada JMJ es sorprendente. Además, como la mayoría de personas que encontramos hablan en español, nos sentimos como en casa», explica Alberto Raposo, sacerdote y guitarrista de La Voz del Desierto.
Durante estos conciertos, el sacerdote y cantante de LVD Jesús Javier Mora, al que por tierras panameñas ya llaman «padre Curry», enfervorece a los jóvenes hispanos desde el escenario al exclamar un «Viva la Virgen de Guadalupe» entre canción y canción. Tras finalizar sus actuaciones con su tema Misericordia eterna, La Voz del Desierto se despoja de las guitarras eléctricas y uno de los tres sacerdotes imparte la bendición al público asistente. «Es algo que hacemos siempre. Queremos que quienes vienen a escucharnos se lleven al Espíritu Santo en su alma y en su corazón»», afirma Curry.
Mientras LVD continúa con su evangelización en Centroamérica, la Conferencia Episcopal Española les entregaba el miércoles el Premio ¡Bravo! de Música. «Que la CEE valore la música católica contemporánea que hacemos nosotros es una alegría inmensa que nos ayuda a continuar en nuestra tarea al servicio del Evangelio», indica Raposo.