Arte y discapacidad se unen en la exposición Villa y corte imaginada
El objetivo es «hacer cambiar la mirada a la sociedad» sobre cómo ve la discapacidad intelectual, asegura la propia presidenta de la Fundación A La Par, Almudena Martorell. La muestra se puede ver hasta el 2 de febrero en la Fundación Pablo VI
«Creo que somos capaces de hacer más cosas que las que la sociedad ve», dice Alfonso Riestra, orgulloso, mientras exhibe su cuadro El corsario guerrero, en el que imagina, sin perder detalle, una estampa del Siglo de Oro. Alfonso lleva un año en el taller Arte y Aventuras de la Fundación A La Par, bajo la tutela del pintor Augusto Ferrer-Dalmau y dentro de un proyecto puesto en marcha con el área de Arte de la Universidad Antonio de Nebrija. Se ha inspirado en la película Alatriste, pero el rostro del guerrero emula el suyo, a modo de autorretrato.
También el de Conchita Marañón, que se pintó a sí misma como la princesa de Mónaco, un personaje ficticio con una vida casi de contemplación, que, reconoce, le costó mucho terminar. «Tengo cinco cuadros más y algunos los hice después de ir a una excursión al Pardo y ver los animales». Aunque el que más le gusta, dice entusiasmada, es el mural de Ferrer-Dalmau, que pintaron entre unos cuantos. Un cuadro colaborativo en el que cada uno aportó sus mejores talentos, como nos explica Daniel Summers frente a su propio autorretrato, al que ha llamado Zacarías Vergara. «Es evidente que es igual que yo, aunque podría ser perfectamente un antepasado mío», comenta entre risas. Daniel expresa con la fluidez y la experiencia de un gran artista la frustración que supone que no le salgan los colores. «Crisis pictóricas tenemos todos», afirma parafraseando al profesor Pablo Álvarez de Toledo, uno de los comisarios de la exposición. Suyas son también otras obras como aquellas en las que recrea estampas de Madrid desde su propia mirada, o una detallada interpretación ilustrativa del retrato del Carlos III de Antón Raphael Mengs.
Como ellos, hay otros seis artistas más que han dado luz a lo largo del año 2023 a auténticas obras de arte, dentro del Taller de Arte y Aventuras en Madrid. Los más de 40 cuadros, en muy diferentes estilos y tamaños, se exhiben desde el 2 de diciembre hasta el 2 de febrero en la Fundación Pablo VI en una exposición que ha sido inaugurada en la víspera de la Jornada Internacional de las Personas con Discapacidad. El objetivo, como expone la propia presidenta de la Fundación A La Par, Almudena Martorell, es «hacer cambiar la mirada a la sociedad» sobre cómo ve la discapacidad intelectual.
Detrás de este proyecto hay otras instituciones, como la Fundación de Arte e Historia de Ferrer-Dalmau —uno de los pintores de batallas y de historia más importantes del siglo reciente en España— o la Universidad Antonio de Nebrija, a través de su departamento de Bellas Artes. Su responsable, Pablo Álvarez de Toledo, destaca el entusiasmo diferenciador de estos artistas que, por encima de egos y personalismos, son capaces de absorber como esponjas la técnica, la pasión y la inspiración del artista. «La capacidad de trabajo que exigen estas obras y su disposición para dejarse guiar y ahondar en lo que ha sido el territorio Madrid, villa y corte imaginada ha sido muy fácil», dice. Y da una lección a otros artistas a los que les cuesta más salir de ellos mismos.
Esto solo tiene como resultado algo que, en palabras de José Ramón Amor Pan, coordinador del Observatorio de Bioética y Ciencia de la Fundación Pablo VI, sería impensable hace 30 años, cuando la discapacidad era únicamente vista desde las limitaciones y no desde las potencialidades. En su intervención durante el acto de inauguración, destacó el trabajo que la Fundación Pablo VI viene haciendo desde hace ocho años en la formación y promoción de un abordaje ético de la discapacidad intelectual, luchando «por los derechos de esos colectivos que están descartados por la sociedad».
En este sentido, la Fundación Pablo VI colabora muy estrechamente con la Fundación A La Par, con el proyecto Campvs y el curso de formación en bioética y discapacidad intelectual. Una colaboración que suma hitos con esta exposición que «no es cualquiera», añadió el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela. Porque, «además de tener mucho que ver con nuestros fines fundacionales, pone en nuestras paredes la ilusión, el esfuerzo y la luz de cada uno de vosotros», les dijo a los artistas presentes en el acto. Una luz que ilumina los rostros de cada uno de ellos al observar, con orgullo, la admiración que deja en el visitante la contemplación de sus obras.
Mayte Mayor, autora, entre otras obras, de La marquesa Luisa y de Una Guardia Real en los Jardines del Campo del Moro, es incapaz de disimular su emoción al enseñárnoslas. «Mi padre que está ahí arriba estará orgullosísimo de mí», dice frente a un collage que representa un paseo de cualquier Navidad con su familia por el centro de Madrid. Al lado del suyo, está el collage de Yulen Herráiz, que ha representado de manera genuina a sus personajes de animación preferidos en medio de la plaza del Callao. «Este cuadro me ha permitido desarrollar mis habilidades artísticas y estoy muy muy orgulloso de mi Fiona».
No se siente muy cómodo hablando de sí mismo y prefiere que admiremos su arte que es, como el de sus compañeros, de un valor incalculable. Tanto que las obras no se pueden comprar. Y la serie, completa, estará en la Fundación Pablo VI hasta que encuentre otra sede para su exhibición y deleite. De momento, les invitamos a disfrutarla y vivirla con nosotros.