Arte para que las cicatrices se vuelvan luz
O_Lumen acoge la muestra Vulnerables, que, a través de diversas obras de fotografía, escultura y pintura, hace un tributo «a cuantos nos han dejado» y al «espíritu de resistencia» de los que permanecen
Hace ahora 500 años que san Ignacio fue alcanzado por una bala de cañón en el sitio de Pamplona, y esa herida fue el inicio de su conversión. Este episodio clave para la vida de la Iglesia es el detonante de la exposición Vulnerables, que el espacio O_Lumen de Madrid, de los dominicos, acoge hasta el próximo 30 de mayo.
Se trata de un proyecto conjunto entre dominicos y jesuitas que supone «un tributo agradecido a cuantos nos han dejado y una afirmación del espíritu de resistencia y solidaridad que tanta gente está protagonizando» durante esta pandemia, explica uno de los comisarios de la muestra, el dominico Xabier Gómez.
La muestra acoge diferentes obras de escultura, fotografía y pintura a cargo de cuatro artistas contemporáneos, que encajan a la perfección con el espacio de diálogo, escucha y encuentro que comprende O_Lumen. En Vulnerables, las obras de los cuatro artistas dialogan entre ellas de manera inspiradora, y quieren sobre todo «dar esperanza, porque el arte no nos devuelve la realidad tal cual, sino que lo hace de un modo no hiriente ni violento», afirma el jesuita Bert Daelemans, también comisario de Vulnerables.
Así, el visitante puede encontrar en la muestra una obra como Ruina, sorprendente representación otoñal de la caída de unas hojas, hecha con acero oxidado, con la que la artista Cristina Almodóvar pretende mostrar cómo «la aceptación de nuestra temporalidad es, en realidad, nuestra forma de permanencia».
La francesa Lucie Geffré incorpora al espacio una serie de retratos de personas, en tonos oscuros o simplemente desdibujados, que invitan a mirar más allá y más dentro de las circunstancias del retratado para descubrir aquello que decía Jean Genet: «La belleza no tiene otro origen que la herida singular». Solo a través de las heridas es capaz de penetrar la luz, parecen decir.
En este mismo sentido, la serie Nudos, de Paula Anta, consiste en una colección de acumulaciones vegetales que «sugieren la existencia de un orden universal, aunque su apariencia sea confusa y nos ocasione desconcierto», en palabras de la artista.
Más diáfana resulta una de las obras más vistosas de Vulnerables, la fotografía de Matilde, una anciana de 104 años. Su imagen es obra del artista Rafael Díaz, también médico en una residencia de ancianos, y recoge el momento posterior a recibir la vacuna contra la COVID-19. Matilde levantó los brazos en señal de victoria y escribió en un papel la palabra libertad. «Ella es una de las personas más frágiles de esta pandemia, pero su imagen trasmite mucha fuerza. Todos conocemos personas frágiles y enfermas que, sin embargo, viven en una alegría paradójica. ¿De dónde viene? Encontrar esto nos hace sin duda más humildes, es un milagro», afirma Daelemans. Para el jesuita, compartir la misma condición frágil «nos quita máscaras y también mascarillas». «Normalmente no queremos mostrarnos débiles, pero la fragilidad es, sin embargo, el elemento que más nos identifica y nos une», añade.
La exposición Vulnerables, que tiene lugar dentro del marco litúrgico y temporal de Cuaresma y Pascua, abunda en «cómo nuestras cicatrices se convierten en un puente con Dios y con los otros», concluye Daelemans. «Después de resucitar, a Cristo le reconocemos por sus heridas. Él no las esconde, porque se han convertido en su camino hacia nosotros».