Arranca el Tiempo de la Creación con la esperanza de un jubileo para la tierra y los pobres
«La lucha por la custodia de la creación es una dimensión central de nuestra fe», afirma el patriarca Bartolomé en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. En el Tiempo de la Creación que comienza este 1 de septiembre, el Vaticano lanzará la Plataforma de Acción Laudato si, un programa de siete años dedicado a impulsar cambios en las instituciones católicas
«Lo que está en juego ya no es la calidad, sino la conservación de la vida en nuestro planeta». Es el mensaje de alerta que lanza el patriarca ecuménico Bartolomé en su mensaje con ocasión de la Jornada Mundial de Oración por la Creación, este martes 1 de septiembre, y del comienzo del Tiempo de la Creación, que se prolongará hasta el 4 de octubre.
Por primera vez desde que esta convocatoria es ecuménica (a raíz de la publicación hace cinco años de la encíclica Laudato si del Papa Francisco), se ha elegido un lema común para las iglesias en todo el mundo: La esperanza de un tiempo de jubileo para la tierra y los pobres. Este tema alude a los tiempos que la ley judía obligaba a los israelitas a descansar no solo ellos, sino también sus animales y sus campos.
Y pretende suscitar la reflexión sobre las implicaciones de la pandemia de COVID-19 para la cuestión ecológica. Los efectos que en el medio ambiente ha causado el parón económico y social, como la reducción de la contaminación o el regreso de algunas especies animales a ciertos espacios y su regeneración, «han demostrado la naturaleza antropogénica de la crisis ecológica», apunta Bartolomé en su mensaje.
Inacción de las naciones y los agentes económicos
Por ello, considera «inconcebible que se adopten decisiones económicas sin tener en cuenta sus consecuencias ecológicas», mientras «el medio natural está amenazado como nunca antes» en la historia. Las armas nucleares, por ejemplo, son el símbolo del «titanismo prometeico del hombre, la expresión tangible de su completo de omnipotencia».
El primus inter pares de los patriarcas ortodoxos continúa subrayando el contraste entre los pasos hacia la sostenibilidad dados por muchos individuos y comunidades con la inacción de las naciones y los agentes económicos. Esta se debe a sus «ambiciones geopolíticas» y a su defensa de la «autonomía de la economía», aunque para justificarse «cultivan la ilusión de que la supuesta “destrucción ecológica global” es una fabricación ideológica de los movimientos ecologistas».
El Vaticano lanza los desafíos Laudato si
Además de las iniciativas que pongan en marcha a nivel local comunidades de distintas confesiones (dentro de las limitaciones impuestas por la pandemia), el Vaticano va a aprovechar el Tiempo de la Creación de este año para lanzar la Plataforma de Acción Laudato si, un programa de siete años dedicado a impulsar cambios inspirados en la encíclica del mismo nombre.
Además de iniciativas como el rodaje de un documental sobre buenas prácticas de protección ambiental, se promoverá la construcción de jardines y capillas Laudato si en distintas partes del mundo, y el establecimiento de la Red de Institutos Laudato si. Con todo, una de las principales apuestas es animar a las comunidades a asumir siete objetivos para su conversión ecológica.
Estas metas son sendas «misiones» que se invita a realizar para suscitar cambios «concretos y transformadores». Lo explicó el 24 de agosto, durante un evento online, el sacerdote indio Joshtrom Isaac Kureethadam, coordinador del sector de Ecología y Creación del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral. «Pretendemos empezar invitando a un cierto número de instituciones a comenzar un viaje de siete años. Al año siguiente, animaremos a otras, esperamos que el doble». Así, esperan ir tejiendo una red que crezca «exponencialmente» cada año hasta llegar a «la masa crítica que se necesita para una transformación social radical».
«La cuestión espiritual está ligada a la ecológica»
El Tiempo de la Creación también marcará la agenda del Papa Francisco. Además de los mensajes, catequesis u homilías que pueda dedicarle, este jueves recibirá en audiencia privada, en la Casa Santa Marta, a 13 personalidades francesas preocupadas por la emergencia ecológica. Se trata, entre otros, de monseñor Éric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa; de Pablo Servigne, activista y teórico de la colapsología, corriente que profundiza en las perspectivas de colapso de la civilización; o a Raphaël Cornu-Thénard, fundador del festival Anuncio y del Congreso Misión.
El grupo se desplazará a Roma en tren y autobús en vez de en avión para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En declaraciones a Radio Cristiana Francófona, Cornu-Thénard ha subrayado que se debe establecer «un vínculo entre nuestra vida cristiana y nuestra vida ecológica». «La cuestión espiritual está ligada a la cuestión ecológica».
Parte de la identidad católica, no una simple reacción
En la parte final de su mensaje para la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación (que en la Iglesia ortodoxa coincide con el comienzo del año litúrgico y el Día de la Creación), el patriarca Bartolomé subraya que para los cristianos la preocupación por el medio y la puesta en marcha de proyectos ambientales no son «una simple reacción circunstancial a un nuevo fenómeno», sino más bien «una extensión de su autoconciencia eclesiológica».
De hecho, la vida de la Iglesia está llena de aspectos que son una auténtica «ecología aplicada», recuerda: los sacramentos y toda la vida de oración, el ascetismo y la vida comunitaria «expresan y generan un profundísimo respeto por la creación» que ya existía «antes de los inmensos desafíos» que suponen las crisis ambientales actuales. Además, «el precioso legado de los Padres constituye un dique contra la cultura cuyo fundamento axiológico es el dominio del hombre sobre la naturaleza».
«La lucha por la custodia de la creación es una dimensión central de nuestra fe. El respeto por el medio ambiente es un acto de doxología» o alabanza a Dios. Después de llamar a los jóvenes a vivir de forma integral su fe cristiana también en este ámbito, subraya que creer en la vida eterna «fortalece nuestro testimonio en el mundo». Además, esta mirada nos hace capaces de descubrir y evaluar «no solo las dimensiones problemáticas sino también las posibilidades positivas de la civilización contemporánea».