Argüello: «La fraternidad no es un invento de la Ilustración o una propuesta masónica»
El portavoz episcopal sale al paso de algunas críticas vertidas contra el Papa y su encíclica Fratelli tutti en un diálogo con Julio Martínez, rector de la Universidad Pontificia Comillas
La Fundación Pablo VI acogió este jueves la puesta de largo de la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco en España con un diálogo entre el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, y el rector de la Universidad Pontifica Comillas, Julio Martínez. Una conversación que abordó las principales aportaciones de este documento, así como las reacciones que ha suscitado.
De hecho, Argüello salió al paso de algunas acusaciones vertidas contra Fratelli tutti y recordó que la fraternidad «no es un invento de la Ilustración ni una propuesta masónica». «Tiene –continuó el también obispo auxiliar de Valladolid– raíces profundísimas en el Evangelio, en la tradición bíblica y en el pensamiento social cristiano». Una fraternidad que viene a dar respuesta a «un mundo cerrado y oscuro».
Para Julio Martínez, la encíclica «es un gran aldabonazo donde más necesitamos y donde más nos duele: en la común pertenencia que nos hace hermanos». En su opinión, el diagnóstico del Papa es el de un mundo que ha ido avanzando, pero que ha perdido ese sentido de pertenencia, una situación que «se ha intensificado» con la pandemia.
También es «una denuncia profética con alternativas realistas y prácticas». El Papa, añade Martínez, no se queda en la crítica o en el análisis de un mundo que no marcha bien, sino que «abre a la esperanza».
«Es un timbre de alarma para decir que en nuestra convivencia, llamada a la amistad social y a la fraternidad, se da la indiferencia, el corporativismo o los comportamientos mafiosos», ha completado Argüello.
«No ataca al capitalismo en la creación de prosperidad»
Según el Rector de la Universidad Pontifica Comillas, la encíclica del Papa Francisco no ataca a los empresarios o a los que crean riqueza: «Aquellos que lo sientan así está equivocados. El Papa no ataca al capitalismo en la creación de riqueza y prosperidad, viene a decir que tiene que estar al servicio de la persona y de los pueblos».
«¿Se demoniza el liberalismo?», preguntó el moderador, Jesús Avezuela, director de la Fundación Pablo VI.
«Se demoniza una antropología de carácter individualista. Un tipo de economía que haga juego con esa visión de la persona reducida a individuo. Se critica y se critica con fuerza. Pero es necesario tener libertad para salir de sí mismo y poder constituir un nosotros», respondió Argüello.
Para Martínez, este es uno de los puntos que requiere más explicación, pues alguien que lea la encíclica «sin claves de fondo, la puede tachar de populista». «Es importante decir que el Papa no es contrario al liberalismo de la separación de poderes, del Estado de Derecho. No puede haber fraternidad sin justicia. Hay una lógica liberal».
En este punto del debate, el portavoz episcopal ha recordado la alocución del Papa Francisco durante su encuentro con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado sábado, cuando habló de «un país que progresa, de una nación que se consolida y de una patria que se construye». Y ha añadido: «En España, la expresión nación nos cuesta, la cuestión de la patria parece de la puerta de un cuartel y circula la normalidad de hablar de país. Un político no solo puede gestionar el progreso, tiene que ayudar a consolidar una nación, unos valores, unos vínculos… […] ¿No hace falta una nueva política? Lo que el Papa plantea es una mejor política».
Para Julio Martínez, es «un clamor» la necesidad de que los políticos encuentren diálogos constructivos por el bien común. «Y eso no se hace simplemente con buen marketing. Se hace de verdad buscando juntos lo mejor para todos. El llamamiento que hace la encíclica es tremendo: que los políticos sean personas que entren en contacto con la realidad, que les duela la gente, que no piensen sobre todo en cómo van a conseguir más votos. Que sean los problemas fronterizos de la humanidad, los más sangrantes, los que quieran arreglar. Es un momento fuerte para esto. Falta una política a la altura del bien común», ha concluido.