Antonio Martín de las Mulas, ganador del XXXVIII Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística
Proviniendo usted del ámbito jurídico, a lo cual ha dedicado un buen número de años de estudio y ejercicio profesional, ¿cómo nace en usted el deseo de escribir poesía y, más en concreto, poesía mística?
Todo ha sido fruto de una experiencia de conversión. He estado 17 años sin pisar una Iglesia. Fue a partir del derramamiento del Espíritu Santo en mi corazón cuando viví lo que San Juan de la Cruz llamó un toque de sustancia, un encuentro personal con el Señor, en donde vives una experiencia de enamoramiento en el cual, al igual que hace un novio con su novia, en la poesía mística no es ni más ni menos que vivir ese noviazgo con el Señor, en el que le das toda tu vida, les ofreces todos tus sufrimientos, y la poesía mística, que es un canto de amor a Él.
Usted suele contar que los estudios filosóficos, que también ha hecho, le hicieron transitar hacia el agnosticismo. Cuéntenos esa experiencia de relación con la filosofía.
Para mi vida espiritual la filosofía ha sido una equivocación, en el sentido de que me ha llevado pro el camino equivocado. En la filosofía, en esa vocación del hombre de buscar la verdad, se transita por esos caminos de leer a los grandes autores pero si tú lo haces sin haber tenido una experiencia de encuentro con el Señor, la filosofía te mete ideas en la cabeza que te convencen, por ejemplo, de que el marxismo quiere luchar por el hombre, por de los pobres y que Dios no se manifiesta en el mundo porque está guardando silencio. Ese es el problema de la filosofía, que para ser auténtica debe partir de una experiencia religiosa, tiene que estar arraigada en la fe; pero cuando la fe no está arraigada en la filosofía es una filosofía que pervierte. Por eso, de alguna manera, lo que es la vida interior, la vida espiritual, para alcanzar la perfección tiene que pasar por crucificar la razón, para que el racionalismo con toda su lógica aplastante no nos aleje de los caminos de Dios. Es la fe, el Espíritu Santo el que tiene que iluminar la razón para que te conduzca por el camino adecuado. Con la filosofía hay que tener mucho cuidado, sobre todo con los jóvenes.
¿Qué autores/as le sirven de inspiración?
Me ha marcado fundamentalmente en el ámbito de la mística un vencedor del Premio en el año 1999, Julio Martín Eladio de Ximeno. Siendo no creyente compré su libro en la sede de la Fundación Fernando Rielo en Madrid. Lo leí y al principio no me gustaba nada, me parecía una poesía muy simple, pero cuando iba por la página 10 o 15 entré en el corazón de ese poeta y vi toda la inocencia y candor con que hablaba me cautivó siendo pagano. Y ese libro me ha acompañado a lo largo de estos veinte años. Otro autor que me gusta mucho, también cristiano, es Julio Martínez de Mesanza que en su libro Europa escribe con un ritmo muy marcado en los endecasílabos y con un toque épico, siendo a la vez muy profundo.
¿Cómo ha desarrollado la técnica poética que posee?
Entré en un taller de poesía a los 20 años y permanecí dos años. A partir de ahí con mucha lectura, con muchos ejercicios, haciendo muchos poemas fallidos, y, sobre todo, practicando el ritmo, coger ritmo y oído. Yo escribía todo en endecasílabos, he pasado veinte años escribiendo en endecasílabos y no admitía otra fórmula. He adquirido, a fuerza de practicar, se te queda el oído con el endecasílabo blanco, con el acento tonal en la sexta sílaba.
¿La destreza poética es una arte que se puede desarrollar? ¿No es exclusivo de personas privilegiadas que nacen con ese don?
En mayor o menor medida todo el mundo lo puede desarrollar pero también es cierto que tiene mucho de don, pues el Señor reparte los dones de manera diferente. Unos tienen el don par la pintura, para la poesía, para la predicación, para ser hospitalarios… Cuando nos reunimos en un grupo de oración cada hermano tiene un don y todos juntos juntamos todos os dones. En mi casa, todos los problemas jurídicos me los encomiendan a mí y otras cosas a mi hermano arquitecto. La vida espiritual funciona como una familia, en la que el padre, según las capacidades de unos y de otros, va entregando funciones.
¿Cómo definiría el tipo de poesía mística que usted realiza?
Toda la tradición de la poesía mística es el hombre que habla con Dios, para decirle que le ama, que guarda mucho silencio, para alabarle, para bendecirle… Este libro es todo lo contrario: Jesucristo que nos habla a nosotros, es una inversión de la tradición. El libro es el Viernes Santo, la crucifixión del Señor, donde se expone el kerigma, la buena noticia, el Señor nos está dando la buna notica. No es un libro de poemas sino un instrumento de evangelización para que el lector sepa que Dios le ama con locura, que le coge de la mano, que le consuela, que está ahí y le está diciendo te amo, te amo con locura. Es más, en el mismo proceso de creación, releyendo los poemas, sentía que me hablaba Jesucristo y se me saltaban las lágrimas.
¿Qué misión o finalidad cree que tiene la poesía mística en el mundo actual?
La poesía mística está llamada a la evangelización, como me pasó a mi cuando leí el libro Mientras espero, de Julio Eladio Martín de Ximeno, en el que un muchacho pagano de 20 años se acerca a una poesía sencilla, que al principio no le gusta, pero donde el pasar de las páginas ese amor que hay en la poesía mística penetra en su corazón y queda tocado, aunque no todavía convertido. Sí es cierto que esa poesía mística me estuvo acompañando. Los libros de poesía mística deben acompañar a aquellos que no han recibido el don de la fe.
¿Cree que hay lectores para la poesía mística?
Sí, porque todos estamos llamados a encontrarnos con el Señor y muchas veces en un momento dado un libro de poesía mística puede tocar el corazón de alguien. Los poemas de San Juan de la Cruz o de Santa Teresa de Jesús están en manos de muchos poetas que son paganos, y que los citan y se saben de memoria sus poesías. Esa poesía están haciendo su obra. Nosotros estamos llamados a sembrar y la semilla va creciendo en la oscuridad; mientras dormimos lentamente está actuando el Señor que ha entrado a través de una palabra de amor, de un poema, de una caricia, de un buen ejemplo… se trata de llevar al Señor por todas las vías, llevar el kerigma, que sepan que Dios les ama con locura.
¿Tiene algún sueño que quisiera realizar en cuanto a esta capacidad que usted tiene para escribir poesía mística?
Primero recordarme a mí mismo, constantemente, que no he sido yo el que merece este honor, sino es el Señor, que es quien me ha dado la iluminación, la luz, la gracia, la habilidad, el don de la fe.. el Espíritu Sato par que yo entienda las Escrituras para yo escribir los poemas con arreglo a eso poco he aportado, cinco panes y dos peces, la multiplicación la hace él. Y los cinco panes y dos peces me los ha dado también Él.
Adjudicarme el premio me hace sentir mal, pues tengo claro que todo es obra del Señor y a Él se lo entrego. Yo soy un siervo inútil, un medio de transporte, poco más… Mis sueños: amar a Dios, cumplir los mandamientos y llevarle a sus pies todas las almas que pueda, aunque tenga que dar la vida.
Pero, ¿va a seguir escribiendo?
Si el Señor lo pone en mi corazón sí, intento no hacer lo que yo quiero sino crucificar mi voluntad, no solo la razón. Si el Señor lo pone en mi corazón que por el bien de las almas, no para buscarme a mí mismo sino por amor a Dios, y tengo que escribir para traerle almas al Señor escribo lo que haga falta.
M.ª Luján González Portela / Fundación Fernando Rielo