Ante la Sagrada Familia de Nazaret - Alfa y Omega

Estamos en tiempo de Navidad, tiempo para contemplar la Sagrada Familia y aprender a serlo entrando en su vida, como la de la mayoría de nuestras familias, con sus penas y sus alegrías sencillas. Por eso esta semana traigo a la familia de Battugs Tsagaach, de Ulán Bator. El nombre cristiano de ella es Anastasia y nos cuenta: «Tengo 36 años, Vivo con mis dos hijos, Ibeel-Rosa, Suunzam-Andrés y mi esposo, Aasyargal-Jacob. Trabajo en la misión de la Iglesia católica. Soy la única católica en toda mi familia.

Doy gracias a Dios por estar casada con un hombre católico; es una de las bendiciones más grandes de Dios, porque no es habitual ser cristiano en nuestro país. Por eso estamos tratando de traer esta cultura cristiana a través de nuestro vivir; esa es la misión que lleva nuestra familia. Todos los domingos participamos en la Misa y colaboramos con la catequesis y en el coro de la parroquia. Contemplar la familia de Nazaret nos compromete a redescubrir nuestra vocación y misión: hacer que el amor sea normal y no el odio, hacer común la ayuda mutua, no la indiferencia o la enemistad, como nos dice el Papa. Algunos de los desafíos que experimentamos son, por ejemplo, que no sabemos qué es realmente la cultura cristiana, tenemos mucha curiosidad y prestamos atención a los otros países cristianos para aprender de ellos. Como el cristianismo no está en nuestra sangre, nos desafía a aplicarlo bien. Pero la buena noticia que nos trajo Jesús es amarnos unos a otros sin ningún motivo, así que tratamos de enseñar a nuestros hijos a aprender a amar como Jesús.

Este año hemos sido bendecidos con la visita del Papa a nuestro país; yo fui miembro del equipo organizador de esta gran visita. Muchas noches largas de trabajo y muchas preocupaciones también, pero lo más importante que sentí fue el cuidado y el amor que Francisco mostró a su pequeño rebaño en este país no cristiano. Nos animó muchísimo y me siento más segura de la fe que estoy cultivando en mi familia. Estoy orgullosa de ser una cristiana católica. Que la Sagrada Familia de Nazaret haga también de nuestras familias lugares de comunión, auténticas escuelas evangélicas y pequeñas Iglesias domésticas».