Año Jubilar Dominicano: «Santo Domingo, una estrella de la Iglesia»
La familia dominicana inicia en Palencia un Año Jubilar por los 800 años de la muerte de su fundador, santo Domingo de Guzmán
«La vida de santo Domingo fue fiel reflejo de la vida del Señor», afirmó este miércoles el obispo de Palencia durante la apertura del Año Jubilar Dominicano con motivo del 800 aniversario de la muerte de santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores.
La comunidad de frailes dominicos de Palencia organizó la Eucaristía como pistoletazo de salida a las celebraciones de este Jubileo que lleva por lema A la mesa con santo Domingo, y que concluirá en la solemnidad de la Epifanía de 2022.
El obispo de Palencia –diócesis a la que estuvo vinculado el santo durante buena parte de su vida– señaló que el santo «fue una estrella en la Iglesia de aquel tiempo, pues llevó a Dios a tantas personas que lo buscan aunque no lo sepan».
Por eso, «nosotros también debemos ser así, hombres y mujeres discípulos que aprendemos en la escuela del Señor, en la mesa de santo Domingo, en la Palabra y en la Eucaristía. Como él, seamos predicadores, contagiando la buena noticia del Evangelio de Jesús», exhortó monseñor Herrero, pues para santo Domingo «hablar a Dios y de Dios constituyó toda su vida».
Con todo, para el obispo palentino, la predicación «no se hace solo de palabra, sino también con el ejemplo y el testimonio», animando a todos a tener «la misma sensibilidad» que santo Domingo, «estando abiertos a las necesidades de todos».
Esta necesidad se hace más urgente, según monseñor Herrero, «en medio de esta tiniebla consecuencia de la pandemia, de no poder vernos las caras, de estar distanciados unos de otros, de estar en paro, por todas las consecuencias sanitarias, sociales, económicas y políticas» que ha traído el coronavirus. En medio de esta situación «viene la luz que es Cristo, que nos hace ser hombres y mujeres resplandecientes», al igual que santo Domingo, que vivió «contagiando esa luz a los demás».
Nacido en Caleruega (Burgos) el 8 de agosto de 1170, fue a vivir a Palencia a los 14 años, donde pasó seis cursos estudiando Humanidades y cuatro Teología. En el año 1191 tomó la decisión de vender sus libros de pergamino y con lo obtenido aliviar el hambre que asolaba España en esos años. «No podía estudiar en pieles muertas, cuando mis hermanos se están muriendo de hambre», reconocía. Durante los siguientes años fue miembro del Cabildo de la catedral y vicario general de la diócesis. En 1205 viaja por Europa y conoce los estragos de la herejía cátara, lo que le mueve a fundar lo que sería después la Orden de Predicadores.