Año de san Juan de Ávila
El pasado 5 de enero, el obispo de Ciudad Real, monseñor Antonio Algora, inauguró en Almodóvar del Campo el Año Jubilar, con motivo de la proclamación de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia universal. La localidad en la que nació el Maestro Ávila se prepara para un tiempo especial de gracia y de fe
Almodóvar del Campo fue la población en la que vio la luz san Juan de Ávila, a quien el Papa Benedicto XVI ha proclamado recientemente Doctor de la Iglesia universal. Por este motivo, el pasado 5 de enero, el obispo de Ciudad Real, monseñor Antonio Algora, inauguró un Año Jubilar concedido por la Santa Sede, una ocasión idónea «para renovar la fe y que todos se fijen en la figura de un santo que es un camino cierto para realizar la vida en plenitud como hijos de Dios», según afirmó monseñor Algora en su homilía.
La celebración comenzó con una procesión con las reliquias del santo, desde su casa natal hasta el templo parroquial, donde el obispo abrió la puerta parroquial para dar inicio oficialmente al Año Jubilar. Una vez dentro, presidió la celebración de la Eucaristía, en la que concelebraron más de cincuenta sacerdotes y que contó con la asistencia de cientos de fieles.
En su homilía, monseñor Algora subrayó la sencillez con la que el santo expuso el Evangelio a sus contemporáneos y cómo ayudó a muchos en el camino a la santidad. Asimismo, invitó a todos los fieles a «mirar la realidad con la mirada del Señor, que nos ha de llevar a nuestro compromiso radical por la evangelización de nuestro mundo y a la invitación consiguiente a creer» en la fe de la Iglesia.
Para monseñor Algora, san Juan de Ávila «es un hombre que sabe acercar el Evangelio a la realidad y es impresionante ver cómo pone ejemplos de la vida diaria en sus escritos. Su obra fue una revolución en su tiempo, y el Concilio de Trento se benefició de su pensamiento, dando un giro importante, y de ello hemos bebido los sacerdotes».
Finalmente, el Año Jubilar es una oportunidad «para renovar la fe y llamar a otros a ella y, de paso, la Iglesia nos concede el privilegio de borrar todo el pasado malo que hayamos hecho en nuestra vida con la indulgencia plenaria que se consigue en este Año», afirmó el obispo de Ciudad Real.
Una vez acabada la Eucaristía, una procesión llevó las reliquias de san Juan de Ávila al nuevo oratorio construido junto a la Cueva de las penitencias, donde san Juan de Ávila se retiraba a orar para discernir su vocación. Por último, el obispo de Ciudad Real inauguró la exposición instalada en la Casa de la Cultura de Almodóvar del Campo, que narra la experiencia espiritual del santo.