Annette. Cuando el éxito es un atajo a la tristeza - Alfa y Omega

Annette. Cuando el éxito es un atajo a la tristeza

Juan Orellana
La actriz francesa Marion Cotillard encarna a una aclamada cantante de ópera
La actriz francesa Marion Cotillard encarna a una aclamada cantante de ópera. Foto: Filmin.

Parece que ya está todo visto en el cine, y por eso se agradece cuando aparece una película que, al menos en lo formal, es original y novedosa. En el caso de Annette no sorprende mucho si se conoce la trayectoria de su director, el francés Leos Carax, que siempre ha firmado un cine muy personal, al margen de imposiciones comerciales.

Annette es un musical atípico que cuenta con partitura de Ron y Russell Mael, los líderes de la banda de rock estadounidense Sparks. Al frente del reparto, dos grandes de la interpretación: el americano Adam Driver y la francesa Marion Cotillard. El argumento parte del romance entre un famoso monologuista cómico y una aclamada cantante lírica. Los dos son muy célebres, pero pertenecen a mundos y públicos completamente distintos, incluso opuestos. Cuando entre ellos surge el inesperado amor, la prensa se hace eco de esa extraña relación. Se casan y tienen una hija, Annette. Hasta aquí el guion no ofrece nada extravagante. Pero en Annette la metáfora poética se impone sobre el realismo, y la cinta se convierte en una parábola sobre algunas de las lacras de nuestro tiempo. En realidad, todo lo que ocurre son declinaciones de la cultura del éxito y sus consecuencias: la competitividad, la lucha de egos, el narcisismo, la explotación, la cosificación de las personas… y la autodestrucción como desembocadura inevitable. Pero la película no se queda en una descripción cáustica de estos procesos, sino que bucea en el dolor de la culpa cuando ya solo queda la urgencia de un perdón. A pesar de lo posmoderno de la propuesta formal, el tono de la historia tiene la épica moral de obras de Shakespeare o la atmósfera fatal de las tragedias griegas.

Desde la perspectiva del musical, poco tiene que ver con el formato clásico de Broadway. Las canciones son buenas, algunas pegadizas, pero tienen una estructura como de mantra, que repite frases que se dirigen más a lo emocional que a lo racional. Toda la cinta tiene un aire irreal, onírico, hasta el punto de que los personajes a veces no parecen de carne y hueso. Hay que entender Annette como un cuento para adultos, lleno de fantasía y ensueño, pero que nos habla de dramas humanos reales.

Adam Driver encarna un personaje tremendamente físico. Su altura desproporcionada y su delgadez, junto a su singular rostro y melena larga, le dan un carácter esperpéntico que encaja muy bien con la película. Marion Cotillard, por el contrario, es una mujer delicada, sofisticada, que viaja en limusina mientras su marido lo hace en moto. Annette, sin embargo, no tiene entidad en sí, es la proyección de los deseos de sus padres, un muñeco modelado por la paternidad mal entendida de sus progenitores.

Hay que advertir que la película no es para todos los públicos, no solo porque contenga un par de escenas sexuales, sino por su vanguardia formal. No tiene por qué gustar a los incondicionales del musical. Es una película larga, apta para los que disfrutan de un cine alternativo.

Annette
Director:

Leos Carax

País:

Francia

Año:

2021

Género:

Drama

Público:

+ 7 años

Cartel de 'Annette'