Andrés Manjón. 100 años de educación con calidad para todos
El 10 de julio se cumplió el centenario de la muerte de este pedagogo, Siervo de Dios desde 2020 y en proceso de beatificación. Dio respuesta a las necesidades educativas de los niños pobres, convirtiendo los juegos tradicionales en herramientas de aprendizaje
Hablar de Andrés Manjón es nombrar a un hombre que supo revolucionar el mundo educativo de la Granada de los siglos XIX y XX, implantando un modelo pedagógico propio en el que los niños gitanos analfabetos eran el centro. Nació en Burgos en 1846, en una familia y en un pueblo pobres. Consiguió ir a un colegio desaliñado y aburrido y allí comenzó a entender lo que no debía ser una escuela. Sus padres y su tío sacerdote descubrieron el gran talento que tenía y le procuraron con mucho esfuerzo la posibilidad de que siguiera estudiando. Primero Latín, luego Teología en el seminario de Burgos, interrumpido por la Revolución Gloriosa de 1868. En Valladolid terminó Derecho Civil y Eclesiástico con honores y en la Universidad de Madrid se doctoró. Impartió clases en Salamanca, Valladolid y Madrid, hasta que obtuvo una plaza de catedrático de Derecho en Santiago de Compostela.
No llegó a Granada hasta 1880, donde residió en la abadía del Sacromonte y, estabilizada ya la situación política, retomó la formación para ser sacerdote. En 1886 se ordenó presbítero y poco después obtuvo una canonjía.
«Contra la ignorancia, educación», decía el padre Manjón, entendida como una educación gratuita y como derecho común para todos los niños y niñas, mayoritariamente de etnia gitana. «Como sin enseñanza no hay hombres completos […], se impone el deber y la conveniencia de enseñar, y enseñar gratis al pobre», llegó a decir.
Mientras residía en la abadía del Sacromonte, para ir hasta la Facultad de Derecho Manjón debía pasar diariamente por el barrio aledaño y observaba a muchos niños sumidos en la miseria. Eso le carcomía la conciencia y le preocupaba en lo más profundo del corazón. En cierta ocasión, mientras pasaba por este barrio granadino, intranquilo por la formación de esos niños, escuchó a algunos de ellos cantando en una cueva. El padre Andrés se bajó de su burra, se acercó al lugar y vio a la señora Miga cantando canciones a la Virgen con un grupo de niños. La personalidad sencilla de Manjón le hizo reconocer ahí el germen de una respuesta educativa necesaria. «Entonces me avergoncé de no haber hecho yo siquiera lo que aquella mujer salida del hospicio estaba haciendo», dejaría posteriormente escrito.
Así, se fundaron en 1889 las escuelas del Ave María, con la idea de que fueran los pobres los que gestionaran su propia formación. El padre Manjón se comprometió con aquella mujer a darle parte de su sueldo para que continuara con la labor de atender a esos niños. El pedagogo se comprometió en cuerpo y alma con esa realidad, invirtiendo en el proyecto todo su tiempo y dinero.
Poco a poco fue adquiriendo parcelas de terreno y formando maestros hasta que estableció su primer colegio, Casa Madre. Su obra se expandió hasta tal punto que, a principios del siglo XX, además del seminario para maestros, había escuelas del Ave María en 38 provincias y más de 300 centros por todo el mundo. Actualmente quedan siete, todos en la provincia de Granada.
El legado de Andrés Manjón se concreta en un estilo pedagógico avemariano o manjoniano, que defiende una educación activa, donde el maestro guía y no suplanta; metódica, que desarrolle facultades en vez de inculcar conocimientos; lúdica, porque el juego es un elemento pedagógico fundamental en las escuelas del Ave María; moralizante, ya que Manjón habla de desarrollar las virtudes de justicia, responsabilidad, democracia o espíritu religioso; campestre, todo lo posible al aire libre, en contacto con la naturaleza, que es templo de Dios. «Es ahí donde mejor se está, mejor se educa y mejor se enseña», decía. Andrés Manjón supo dar una respuesta concreta dentro del contexto de la época. Sin grandes aspavientos ni heroicidades, yendo a las periferias y escuchando sus necesidades.
En noviembre de 2020, el Papa Francisco autorizó al Dicasterio de las Causas de los Santos a promulgar el decreto de virtudes heroicas de Manjón, abriendo así en la archidiócesis de Granada la causa para su beatificación. Actualmente está enterrado en la capilla de la Casa Madre, frente a la Alhambra, para seguir eternamente con sus niños. Sobre su lápida se leen solo dos letras: A. M., Andrés Manjón o Ave María. Divina coincidencia.
- 1846: Nace en Sargentes de la Lora (Burgos)
- 1880: Llega a Granada
- 1886: Se ordena sacerdote
- 1889: Funda las escuelas del Ave María
- 1923: Muere a la edad de 76 años
- 2020: El Papa Francisco lo declara Siervo de Dios