Andalucía se rinde a la Madre de Dios, en el Rocío. Que nuestra fe se refleje en nuestra vida - Alfa y Omega

Andalucía se rinde a la Madre de Dios, en el Rocío. Que nuestra fe se refleje en nuestra vida

«Pentecostés es misión. No regresemos sin el compromiso de participar en la transformación de la sociedad», exhortó el obispo de Huelva, monseñor Vilaplana, a los miles de peregrinos que han acompañado a la Virgen del Rocío durante la Romería anual en torno a su día grande, el 20 de mayo. «Tomaos en serio el Jubileo», les pidió

Cristina Sánchez Aguilar
La Virgen del Rocío, durante su peregrinación por la aldea, el lunes 20 de mayo.

Miles de peregrinos se dieron cita en la blanca villa onubense para celebrar la tradicional Romería en torno a la fiesta de Pentecostés y al día grande de la Patrona, la Virgen del Rocío, el 20 de mayo.

El domingo lucía el sol en la aldea rociera para celebrar al Espíritu Santo como se merece, y más especialmente en este Año Jubilar, concedido por Benedicto XVI, y que se extenderá hasta el 8 de septiembre. Eran las 10 de la mañana, y miles de fieles se congregaban en torno al altar, donde monseñor José Vilaplana, obispo diocesano, presidía la Misa de Pentecostés, acompañado por los capellanes de las 112 hermandades filiales y el Coro de la Hermandad de Triana.

«En este Año de la fe, miremos a María como mujer creyente», pidió el obispo de Huelva a los presentes; «María es modelo de fe, porque escuchó y acogió la Palabra de Dios, con corazón obediente, entregándose totalmente a lo que Dios le propuso». En este Pentecostés, señaló, «pidamos al Señor, por intercesión de nuestra Madre del Rocío, fortaleza para nuestra débil fe, coherencia para que nuestra fe se refleje en nuestra vida y entusiasmo para transmitirla a nuestros hijos».

El Rocío, en el Año Jubilar

Monseñor Vilaplana también tuvo palabras para el Año Jubilar en el que se enmarca, este año, la romería rociera: «Tomaos en serio lo que significa un Jubileo como tiempo de gracia para nuestra renovación espiritual», insistió a los presentes. «Las personas necesitamos renovarnos. Nuestra sociedad está necesitada de una radical renovación. Hacen falta personas nuevas, para una nueva sociedad», recalcó. Personas que, sintiéndose amadas por Dios, aprenderán «a no contentarse con ellos mismos, y saldrán al encuentro del otro en una red de relaciones cada vez más auténticamente humanas. Los hombres renovados por el amor de Dios son capaces de cambiar las reglas, la calidad de las relaciones y las estructuras sociales: son personas capaces de llevar la paz donde hay conflictos, de construir y cultivar relaciones fraternas donde hay odio, de buscar la justicia donde domina la explotación del hombre por el hombre. Sólo el amor es capaz de transformar de modo radical las relaciones que los seres humanos tienen entre sí». Purificados por la gracia jubilar, «no regresemos de nuestra peregrinación rociera sin el compromiso de participar en esta transformación de nuestra sociedad», añadió.

Los carros con peregrinos llegan al Rocío.

El obispo se dirigió, especialmente, a los jóvenes, a quienes recordó la convocatoria para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro en el Rocío. Para preparar el encuentro, monseñor Vilaplana repitió las palabras del Papa el Domingo de Ramos: «Los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús…».

Concluyó la homilía «haciendo mías todas vuestras intenciones. Soy consciente de que venís cargados de preocupaciones, para ponerlas en las manos maternales de la Virgen: enfermedades, necesidad de trabajo, apuros económicos, la falta de fe de los hijos… Sé también que lleváis la alegría por la salud recuperada, por un encuentro esperado, por tantas cosas buenas… Que los gozos y esperanzas de cada uno sean nuestros gozos y esperanzas, y juntos demos gracias a Dios».

Y de nuevo…, a la Ermita

Al día siguiente, la Blanca Paloma regresaba a su ermita, poniendo punto y final a una celebración llena de fe, devoción y folclore. El momento culmen de la romería tuvo lugar la madrugada del lunes a las 3:25 horas, cuando, tras el fin del rezo del Rosario, se produjo el popular salto de la reja –esta vez con más organización y calma que en años anteriores–, tras el cual la Virgen comenzaba su recorrido de siete horas por la aldea, devolviendo la visita a las 112 hermandades filiales.

Imagen de Nuestra Señora del Rosario Coronada, de Burguillos.

No hay mucha nostalgia, porque los rocieros tendrán, en 2013, una nueva oportunidad de ver a la Virgen procesionar por la aldea almonteña en agosto, coincidiendo con el Rocío chico, con el que se conmemora el voto de acción de gracias realizado por el pueblo de Almonte a la Virgen por haberlos salvado de la invasión de las tropas francesas, y del que se celebra el Bicentenario.

Sevilla también celebra a María

El pasado jueves, 16 de mayo, la localidad sevillana de Burguillos también tuvo como centro la devoción a su Patrona, Nuestra Señora del Rosario Coronada, con la celebración del IV aniversario de su Coronación Canónica.

Con la Misa presidida por el Vicario episcopal de la Zona Norte del Arzobispado de Sevilla, don Marcelino Manzano Vilches, la celebración, enmarcada en el Año de la fe, se extendió hasta el pasado sábado, día en que tuvo lugar el besamanos de la imagen.

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