Ancianos y estudiantes, compañeros de piso
La ONG Solidarios para el Desarrollo une desde hace 25 años a mayores y jóvenes a través de su programa Convive. Se trata de una solución en la que personas mayores que viven solas, o a veces matrimonios, dejan una habitación de su casa para un estudiante universitario en Madrid. «Se trata de darse ayuda mutua. El mayor ofrece alojamiento sin coste a un joven, y el joven ofrece compañía y la seguridad de que hay alguien viviendo con esa persona», dice Alfonso Fajardo, director de Solidarios para el Desarrollo. «Nosotros les damos un marco mínimo de convivencia y luego son ellos los que van estableciendo las bases de su día a día».
El resultado es enriquecedor para ambos, pues «muchas veces el mayor comienza a realizar actividades que antes no solía hacer, como salir más, cocinar, ir al cine… y hasta vestirse para estar en casa. Sin duda mejora su calidad de vida», asegura Fajardo.
El joven obtiene del mayor «su conocimiento de la ciudad y la integración en el barrio y en nuestra cultura –muchos de los estudiantes son extranjeros–». Es verdad que la primera motivación es económica, «pero ellos valoran la posibilidad de sentirse útiles, tener un espacio propio y un hogar, y la tranquilidad a la hora de estudiar, porque mejora su rendimiento académico». A un nivel más amplio, disfrutan de la sabiduría de los mayores y les hace perder cualquier prejuicio que pudieran tener hacia ellos».
Con todo, la relación no se acaba cuando finalizan los estudios, porque «muchos mantienen la relación, se llaman y se ven de vez en cuando, y hasta hay mayores que han ido a alguna boda de sus estudiantes».