La foto la publicó el Corriere della Sera en su cuenta de Instagram y en poco tiempo se hizo viral. Amedeo Basile, párroco de la iglesia de Santissima Addolorata de Taranto descolgó el Cristo y, gracias a un equipo de megafonía que le había dejado una feligresa, celebró con él la Eucaristía y el vía crucis desde la terraza para que pudiesen seguirlo los fieles.
De un primer vistazo, parece que a Cristo lo llevan como si no pudiera tenerse en pie. Va sin cruz y eso, como recordaba el jesuita Ramón Cué en las meditaciones cuaresmales tituladas Mi Cristo roto, «debe ser doble tormento doloroso». Imagínense ustedes. Un Cristo sin cruz, decía Cué, «no descansa», y añadía: «Tú no resistes tu cruz porque te falta Cristo». Así nos va. En este mundo azotado por la pandemia, parecemos prestarle atención a todo menos a Cristo, crucificado hoy en esa humanidad recluida, enferma, agonizante en los hospitales y en las casas.
Pero miremos bien. Este Cristo de Taranto tiene los brazos levemente curvados. Como si lo estuviesen descendiendo de la cruz o como si Cristo mismo estuviese por tomar de los hombros a los que lo sostienen. ¡Ay! En este tiempo de tribulación, casi parece más bien que es Cristo quien sostiene, a punto de abrazarlos, a estos hombres que podrían simbolizar la humanidad entera.
Porque al final, es Dios quien sale al encuentro. A Cristo nadie le arrebata ni le quita la vida como roba un forajido una bolsa de caudales. Él da la vida para redimir a la humanidad. En esta foto, el Crucificado parece el valetudinario, el débil, el desvalido. Sin embargo, en la cruz, está rescatando al género humano.
Esos brazos y esas manos bien podrían tomar las manos de Adán y de Eva en ese motivo que el pueblo de Dios he representado durante siglos: la Anástasis. En la Resurrección, Cristo salva a Adán y a Eva. En el Santo Sepulcro, al pie del monte Calvario, es tradición que fue enterrado Adán bajo el lugar donde se clavaría la cruz, de modo que él sería el primer redimido por la sangre de Cristo derramada. Gracias a ella, la puerta de la salvación está abierta.
Así, esta foto representa una victoria. Cristo vence al pecado y a la muerte. El vía crucis conduce al Gólgota, pero ahí no termina la historia. Antes bien, acaba en el sepulcro vacío.
Cristo ha resucitado.
Feliz Pascua.