Ana de Jesús, carmelita de confianza de santa Teresa, será beatificada - Alfa y Omega

Ana de Jesús, carmelita de confianza de santa Teresa, será beatificada

La Santa Sede ha promulgado el decreto de aprobación del milagro que llevará a los altares a Ana de Jesús, compañera fiel de santa Teresa que formó parte del grupo de monjas más cercanas a la santa de Ávila

Begoña Aragoneses
Retrato anónimo del siglo XVII, convento de san José de Ávila
Retrato anónimo del siglo XVII, convento de san José de Ávila. Foto: Wikipedia.

El Papa beatificará a Ana de Jesús, fiel discípula de santa Teresa y fundadora de numerosos carmelos, tras haber decretado el milagro que la llevará a los altares. La noticia se ha hecho pública este jueves, 14 de diciembre, día en el que la iglesia celebra a san Juan de la Cruz. Precisamente el santo fue amigo y director espiritual de la futura beata.

Nacida como Ana de Lobera Torres en Medina del Campo (Valladolid) el 25 de noviembre de 1545, desde muy jovencita manifestó sus inquietudes espirituales y su deseo de ser religiosa. Pero se encontró la oposición de sus abuelas, con las que había vivido desde que quedara huérfana de padre y madre, a los 9 años. Pero tanta era la determinación de la pequeña Ana que un diciembre, en la fiesta de la primera Misa de un sacerdote de la familia, se presentó vestida de penitente.

En Plasencia entró en contacto con el director del colegio de los jesuitas, que comenzó a acompañarla espiritualmente y quien tiempo después conocería en Toledo la obra reformada de santa Teresa de Jesús, que por aquel entonces llevaba a cabo su quinta fundación en la ciudad castellana. Esta orden respondía a las aspiraciones de Ana, que rechazaba la vida relajada y poco ascética que se vivía por aquel entonces en los conventos femeninos.

La joven comenzó su noviciado en el carmelo de Ávila, pero pronto la reclamó santa Teresa para el de Salamanca, recién fundado. Allí convivieron ambas mujeres y fue así como se fraguó una estrecha relación hasta el fin de sus días. Tras su profesión religiosa, en 1571, Ana fue formadora de novicias, sacristana y enfermera. Santa Teresa ya había decidido que Ana la ayudaría en sus nuevas fundaciones, y así es como en 1575 la envió a Beas de Segura (Jaén), donde la futura beata inició el convento como priora. Allí coincidió con san Juan de la Cruz, que se convertiría en amigo y consejero espiritual. Después de Beas, Ana de Jesús fundó en Granada, Málaga y Madrid.

Seis años después de la muerte de santa Teresa, la futura beata fue, junto a la carmelita María de San José, firme opositora a la instancia de algunas carmelitas de modificar las constituciones teresianas. Este combate les valió a ambas su encarcelamiento en el carmelo de Madrid, durante el cual sufrieron además la dolorosa prohibición de comulgar. Ana y Teresa lograron frenar, no obstante, la intención de las carmelitas elevando el caso al Papa.

Desde Madrid, Ana viajó a Francia, donde fundó y fue la priora del carmelo de París. Y de allí dio el salto a Bruselas, donde fundó otro convento. En esta ciudad falleció el 4 de marzo de 1621 después de siete años de terrible enfermedad, que la dejó paralítica y con fuertes dolores. Cuentan que, aún sin enterrar, realizó su primer milagro: la curación de una monja tullida que volvió a caminar tras besar el cadáver de Ana de Jesús.

Un fundador, cuatro mártires, un sacerdote capuchino y dos laicos padres de familia

Junto a Ana de Jesús, el Dicasterio para las Causas de los Santos ha promulgado los decretos relativos a varios procesos abiertos. En primer lugar, se beatificará también al mexicano Moisés Lira Serafín, sacerdote de los Misioneros del Espíritu Santo y fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, que falleció en 1950.

En cuanto a los martirios, se reconoce el de Giuseppe Rossi, sacerdote diocesano, fallecido en 1945 por odio a la fe. Asimismo, se reconoce el martirio de los siervos de Dios Luigi Carrara y Giovanni Didonè, sacerdotes de la Pía Sociedad de San Francisco Javier para las Misiones Extranjeras, Vittorio Faccin, religioso profeso de la misma Pía Sociedad, y Albert Joubert, sacerdote diocesano, todos ellos fallecidos en el Congo en 1964 por odio a la fe. Por último, en la lista de decretos relativos al martirio se encuentra el seminarista Ján Havlík, de la Sociedad de Misioneros de San Vicente de Paúl, asesinado por odio a la fe en 1965 en Eslovaquia.

Los otros decretos, sobre virtudes heroicas, son los referentes al sacerdote capuchino Alberto Beretta, fallecido en 2011; al guatemalteco Ernesto Guglielmo Cofiño Ubico, fiel laico del Opus Dei y padre de familia, fallecido en 1991; y la italiana Francesca Lancellotti, fiel laica y madre de familia, cuya vida se caracterizó por una apertura extraordinaria a los pobres y necesitados.