Amoris laetitia: empieza la fase de ejecución
La Iglesia se mueve en España para que la exhortación Amoris laetitia se convierta en cada parroquia en la hoja de ruta de una renovada y fortalecida pastoral familiar
Toca pasar de la reflexión a los hechos. Empezar a concretar. La Conferencia Episcopal (CEE) presentó el pasado fin de semana, durante las Jornadas de Delegados Pastoral Familiar y Movimientos y Asociaciones Familiares, celebradas en Guadarrama (Madrid), distintas iniciativas en parroquias, diócesis o congregaciones que podrían servir de inspiración a otros. La clave es la acogida, la capacidad de escucha y acompañamiento a jóvenes, novios, matrimonios, parejas en dificultad…
Los despachos parroquiales no pueden ser simples centros burocráticos, «deben ser un lugar de auténtico diálogo pastoral», decía el lunes el cardenal Ricardo Blázquez al comienzo de unas jornadas de reflexión para los sacerdotes de Madrid sobre la Amoris laetitia celebradas en el Seminario Conciliar. Se necesitan también grupos de matrimonios, crear comunidades, «porque uno solo por la vida es seguramente candidato al naufragio».

El presidente de la CEE reconoció que ha habido reticencias en España frente a este documento. La exhortación se topó no con «desobediencia», pero sí con «lentitudes» y «reservas en la recepción». «Tengo la impresión –añadió– de que esas reservas, gracias a Dios, se van superando».
La gran novedad introducida por Francisco es el acento en una pastoral cuerpo a cuerpo y escrupulosamente respetuosa de la conciencia de los fieles. «El Papa nos ha matriculado a todos en una asignatura nueva, la del discernimiento, la del acompañamiento pastoral», aseguró Blázquez.
El arzobispo de Valladolid recordó su sorpresa cuando, a finales de los años 60, recién ordenado sacerdote, se encontró en Alemania con numerosos casos de separaciones y de parejas que convivían sin casarse. «Yo tenía la secreta esperanza de que eso no nos llegaría a nosotros», pero «en muy poco tiempo, en algunas diócesis españolas ha tenido lugar no solo una disminución de los matrimonios canónicos», sino un «auténtico desplome». «Lo estamos viendo a la puerta de nuestra casa, en nuestra misma casa».
Ley y conciencia
¿Cómo responder a estas situaciones? En lugar de ir a lo «cómodo» y decir: «Aquí tienes las normas de la Iglesia» o de pretender regular exhaustivamente la multitud de casos, lo que pide la Amoris laetitia es buscar «la voluntad de Dios ante una situación concreta de una persona que, por definición, es irrepetible». Además, la exhortación valora que situaciones que no se corresponden con lo que enseña la Iglesia pueden, sin embargo, contener «elementos constructivos».

Se trata de conjugar «la ley y la conciencia», sin que eso signifique relativizar la doctrina, aclaró el cardenal. «No tenemos autoridad para hacer la ley a la medida de cada uno. No hay graduación de la ley, pero sí camino progresivo de conversión».
Blázquez criticó, en ese sentido, la falta de unidad entre el presbiterio. «No podéis, hermanos párrocos, aconsejar una cosa, y el de la parroquia de al lado, otra». Discernimiento significa también «contrastar los criterios» y hallar el modo de animar a las personas a tomar decisiones comprometidas en su vida. Incluso a contracorriente. La ideología de género o leyes como la del divorcio exprés chocan hoy frontalmente con las enseñanzas de la Iglesia, que no debe callar, sino «decir con amabilidad y con verdad» lo que piensa. El problema es cierta «hipersensibilidad» que a algunos les genera «sarpullidos». «Hay lobbies que reivindican una libertad absoluta», pero luego «son absolutamente cerrados a la libertad de otros», lamentó Blázquez, quien desveló que este problema, común a toda Europa, se había abordado en Mónaco en una reciente reunión de presidentes de episcopados del continente.