Amor de Dios y de padres - Alfa y Omega

Amor de Dios y de padres

El arzobispo de Mérida-Badajoz, monseñor Santiago García Aracil, tras presidir el pasado sábado el funeral por los cinco niños fallecidos en Badajoz, dedica estas líneas de condolencia, que se publicarán el domingo en el semanario diocesano Iglesia en camino

Santiago García Aracil
Un momento antes del funeral en el polideportivo de Monterrubio de la Serena, el pasado sábado

El grave accidente que ha segado la vida de unas queridísimas criaturas en su más tierna edad, provoca en el corazón herido unas preguntas nada fáciles de responder desde la razón humana: ¿por qué ha tenido que ocurrir esto? ¿Por qué lo ha permitido el Señor? ¿A quién beneficia una desgracia así? Lo primero que nos corresponde, en estas circunstancias, es comprender la realidad de la tragedia y de las inevitables repercusiones en los seres más allegados a las víctimas. Hay cosas que, incluso teniendo fe, no dejan de constituir un problema incomprensible, al menos de momento, cuando el golpe es tan grave y reciente.

Quiero decir, desde la fe cristiana, que nuestro deber es la sincera condolencia con los que sufren la desgracia y, con quienes se ven afectados por las consecuencias del mal que les ha tocado tan directamente. Y, si somos cristianos, debemos unir a la condolencia nuestra sentida oración por quienes más están sufriendo. Me resulta enormemente consolador pensar que, en los momentos de oscuridad, la naturaleza humana se manifiesta en su debilidad. La experiencia nos dice que esa debilidad se convierte en un interrogante propio de quien no entiende, y en una manifestación de la impotencia humana para llegar a las causas de lo que tanto duele. Esa debilidad hace pensar, incluso, que no podrá superar tan doloroso trance. De ello nos da muestra el mismo Jesucristo cuando, abatido humanamente por la incomprensión y la injusticia de sus semejantes, y por el dolor de la crucifixión, exclamó: Padre, ¿por qué me has abandonado? Sin embargo, nos da a entender que, desde la oscuridad provocada por el dolor, se puede llegar a descubrir o, al menos, a admitir que todo tiene sentido en los planes de Dios, y que esos planes son siempre favorables al bien último de cada uno de nosotros.

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El dolor de los padres cristianos ante el sorprendente fallecimiento de los hijos, hace brotar en su corazón la amarga pregunta que necesita una respuesta consoladora no fácil de encontrar en el momento. Desde este punto de vista, que es el que nos enseña el Santo Evangelio, el misterio de lo que no entendemos y el dolor que puede invadirnos nos hacen sospechar fundadamente que Dios está detrás de todo ello, y que, por tanto, aceptando su voluntad que todavía no entendemos, Él bendecirá la vida de los que partieron y nos ayudará a superar el dolor de los que permanecemos en este valle de lágrimas.

El amor de Dios y el amor de los padres no tienen por qué parecer extraños entre sí. Por el contrario, Dios que es Padre, es capaz de unir el amor y el dolor en un mismo acto de esperanza y de salvación.

Condolencias del Nuncio y de la CEE

El nuncio apostólico de Su Santidad el Papa Francisco en España, monseñor Renzo Fratini, ha llamado por teléfono a monseñor Santiago García-Aracil para comunicarle su unión a las manifestaciones de condolencia que el Secretario de Estado del Vaticano expresaba en nombre del Santo Padre, y a las oraciones por las víctimas, por sus familiares, amigos y vecinos, que elevó el pasado sábado la comunidad cristiana reunida en el polideportivo de Monterrubio de la Serena, durante la celebración del funeral por los fallecidos.

También el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, don José María Gil Tamayo, ha enviado sendas cartas de condolencia al arzobispo de Mérida-Badajoz y al párroco de Nuestra Señora de la Consolación de Monterrubio de la Serena, don Máximo Martín Corvillo, además de un telegrama al Presidente de la Junta de Extremadura, don José Antonio Monago, para expresar, en nombre de la CEE, «nuestro pesar por la muerte de cinco muchachos del equipo de fútbol de Monterrubio de la Serena en el accidente de tráfico, así como nuestra cercanía a los heridos y a los familiares».

El Papa envía su pésame a las familias

El Secretario de Estado del Papa, el cardenal Pietro Parolin, ha dirigido una carta al arzobispo de Mérida-Badajoz, en la que expresa la «honda pena» del Santo Padre ante la tragedia, y pide que transmita «su cercanía espiritual a todos los afectados en tan lamentable percance. En su plegaria, el Santo Padre pide fervientemente a Dios que conceda el eterno descanso a los fallecidos». Asimismo, el Papa hace llegar «su más sentido pésame a los familiares de los difuntos, junto con expresiones de aliento y consuelo a todos los heridos, con el vivo deseo de su pronta y total recuperación».