Amar a los enemigos
Sábado de la 1ª semana de Cuaresma / Mateo 5, 43-48
Evangelio: Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Comentario
¿Cómo es posible amar a los enemigos? Cuando amamos a alguien, por lo general, es porque nos resulta digno de ser amado, porque algo en su forma de ser o de actuar que merece nuestro afecto. Sin embargo, Jesús está hablando, no de amor en general, sino de caridad. Mateo usa el término ágape, en el que resuena el amor gratuito y extremo de Cristo en la cruz. El amor debido a los enemigos no es el amor natural que espontáneamente nos merecen los otros, sino el que Cristo les prodigó. No es nuestro amor, sino el suyo. Pero, ¿cómo amaremos con un amor que no es nuestro?
Santo Tomás de Aquino, con gran inteligencia, dijo que «cuanto más se ama a Dios, tanto mayor se muestra el amor hacia el prójimo, a pesar de cualquier enemistad. Es lo que sucede cuando se ama mucho a una persona: por este amor se ama también a sus hijos, incluso aunque fueran nuestros enemigos». No les amamos «en cuanto enemigos», sino en cuanto Dios se ha hecho amigo de ellos.
Por tanto, cuando tratemos de amar a aquellos que están en enemistad momentánea o duradera con nosotros, nuestros esfuerzos tienen que dirigirse a amar a Dios. Solo en la medida en que crezca nuestro amor a Dios se hará posible el amor a los enemigos. Solo cuando nos pese más la sangre de Cristo que los actos de los otros, seremos capaces de amar con verdad a los enemigos.