Álvaro Moreno, empresario con 71 tiendas de ropa: «Todo lo que tengo es gracias a Dios»
Entrevistado por la revista Omnes, el empresario andaluz revela cómo entró en una Misa «roto» y, al salir, «Dios me regaló una vida nueva»
«Cuando abro una tienda, digo que sea para gloria de Dios, porque si no es para Su gloria, ¿para qué estamos aquí?». Son declaraciones de la entrevista que Álvaro Moreno, empresario con 71 tiendas de ropa repartidas por España, ha dado a Omnes. Durante una conversación en profundidad con la revista, el andaluz que decora sus escaparates con esta bendición se presenta como un hombre a quien Dios buscó «a través de su Madre, de Nuestra Señora del Carmen, de unas campanas para una Misa».
Esa misa sucedió en el convento de San Pedro, en Osuna, durante la pandemia. «Escuché las campanas llamando a Misa de 9 y, sin saber por qué, me metí en la iglesia», relata el empresario. Según ha afirmado a Omnes, aquel gesto casi involuntario se convirtió en un punto de inflexión vital. «Entre “porque sí” y algo cambió», explica. Y añade que «cuando salí, pensé: “Esto a mí no me puede faltar”». A su juicio, «Dios, en su infinita misericordia, me regaló una vida nueva».
Moreno, que se define sin rodeos como «pecador», reconoce en su entrevista que la fe transformó también su modo de tratar a los demás. Recuerda que «cuando se vive inmerso en el yo, en esa miseria que todos tenemos, todo sufre: la familia, los empleados». Confiesa que «vivía con una crispación terrible». Pero, aunque el cambió no sucedió de inmediato, cuando llegó, sí que fue profundo. «Descubro que en el pecado está mi muerte y voy descubriendo, poquito a poquito, todos los dones que la Iglesia nos regala», explica.
En conversación con Omnes, Álvaro Moreno narra cómo la conversión no significó abandonar su negocio sino vivirlo desde otra perspectiva. «Yo no quiero al Señor porque me vaya bien», matiza. Y rememora que, «cuando entré en esa Misa estaba perdido, en un momento bastante malo, estaba roto». En su opinión, «todo lo que tengo es gracias a Dios y por gracia de Dios». Especialmente porque reconoce que «no tengo estudios» y «los pecados capitales me dan fuerte», pero se pone a disposición de Dios.
En sus tiendas trabaja también un grupo de jóvenes con síndrome de Down. Forman parte de su iniciativa Tiendas con alma. «Es una gracia tan grande la que nosotros tenemos con ellos, que son una bendición del cielo», sentencia. También ofrece descuentos a familias numerosas. «Son formas de devolver lo que recibimos», opina. Aunque matiza que «no queremos que se queden como medallas vacías para glorificarnos a nosotros mismos».
En la entrevista, Moreno revela también que reza con sencillez. «Muchas veces digo: “Señor, hay que ver… ¡No te dejo hablar!”. Me doy cuenta de que solo le pido y le pido. Y le digo: “Háblame tú”. Y a los pocos minutos, ¡estoy otra vez pidiendo y dando gracias!», cuenta con una nota humorística.
Finalmente, concluye su conversación con Omnes destacando que «Dios no me ve como empresario, sino como Álvaro, como marido, padre, compañero». Y pone el broche diciendo: «Me quiere como una ovejilla de su rebaño».