Alpha entra en la cárcel de Soto del Real
Una parroquia de Madrid organiza un curso Alpha para los internos de la prisión. «En la cárcel necesitan oír el amor de Dios de una manera nueva», dice uno de los organizadores
«Los cristianos vivimos a veces en un cascarón. Hay que salir fuera y evangelizar por más sitios», afirma Nacho, uno de los organizadores del curso Alpha que la parroquia Santo Domingo —en Madrid, diócesis de Alcalá de Henares— está organizando desde este miércoles en la prisión de Soto del Real.
Todo empezó cuando, en el año 2020, el párroco lanzó la idea a un grupo de fieles que habitualmente desarrollan en la zona este método de evangelización y primer anuncio. «Hemos organizado durante años desayunos y cenas Alpha presenciales para adultos y jóvenes y también Alpha online con motivo de la pandemia. Sabíamos que en Inglaterra ya habían entrado en las cárceles y también en alguna de España», asegura.
La oportunidad se concretó después de Navidad con la colaboración de Paulino Alonso, capellán del centro penitenciario. Así, durante los últimos domingos, Nacho fue a la Misa que se celebra en la cárcel para proponer esta iniciativa a los internos.
«Les di un testimonio personal. Hace años, me invitaron a Alpha y al tercerdía me fui. Pero volví y puedo decir que me ha cambiado la vida, tal como le está sucediendo a muchas personas», asegura.
La que comenzó el miércoles fue la primera de diez sesiones en un formato «interactivo y muy cordial, con mucha libertad para hablar». Para Nacho, «está siendo una maravilla, porque los internos agradecen mucho lo que puedas hacer por ellos, aunque parezca pequeño».
Durante el año 2022, más de 17.000 personas participaron en actividades Alpha en iglesias y hogares de toda España, entre ellas, casi 8.000 jóvenes, que tuvieron la oportunidad de explorar la fe a través de la serie Alpha Joven.
Esta herramienta de primer anuncio ya ha pasado por las prisiones de Barcelona, Tenerife y Soria antes de aterrizar en Soto del Real. En los próximos meses se va a realizar en varios centros de Proyecto Hombre.
Al no poder introducir comida en el centro, la sesión se desarrolló «a palo seco», bromea, por lo que después de una breve acogida, vieron un vídeo con preguntas como la siguiente: «Si existiera Dios, ¿qué le preguntarías?». «Es sorprendente ver cómo abren su corazón y cómo necesitan contar lo que les pasa por dentro», relata.
Luego se separó a los internos en dos grupos para dialogar sobre lo que habían escuchado, dando su opinión sin cortapisas, y, por último, se les invitó a acudir el miércoles de la semana que viene. Y mientras todo esto pasaba, un grupo de fieles estaba en la parroquia rezando por cada uno de los participantes.
«Poco a poco iremos introduciendo una breve oración, algo muy sencillo —afirma—, y más adelante pediremos una efusión del Espíritu Santo para que se derrame sobre todos nosotros, porque es Él el que realmente puede cambiar la vida. También rezaremos de modo personal y muy cercano por cada uno de ellos y por sus necesidades. Lo que suele pasar en esa sesión es muy bonito: mucha gente se sorprende y se rompe, porque nunca han rezado por ellos de ese modo».
El objetivo de ofrecer Alpha a los internos es «decirles que Dios existe, que es amor y los espera». «Los que van a la iglesia quizá ya lo saben, pero en la cárcel necesitan oírlo de una manera nueva. Les queremos dar acogida y cariño, y que el Espíritu Santo haga el resto», concluye Nacho.