Alfonso López Quintás: «La libertad y las normas no se oponen, se complementan» - Alfa y Omega

Alfonso López Quintás: «La libertad y las normas no se oponen, se complementan»

Frente a la superficialidad reinante en redes sociales –esa que consagra el titular de las noticias porque pocos leerán el resto–, el filósofo Alfonso López Quintás desembarcó hace seis años en YouTube con una serie periódica de vídeos en los que reflexiona sobre temas como el amor, la felicidad, la libertad o el diálogo. El objetivo: «Superar la situación de emergencia educativa en que nos hallamos»

José Calderero de Aldecoa
Foto: Alfonso López Quintás.

¿Cuándo se inició usted en el mundo de YouTube?
Hace unos seis años mis colaboradores me propusieron subir a YouTube algunos microvídeos, en la línea del método que he elaborado, con vistas a superar la situación de emergencia educativa en que nos hallamos.

¿En qué consiste su método?
Mi método consiste en asumir que cada nivel de realidad tiene su lógica propia. Por ejemplo, que la libertad y las normas, situadas en el nivel 2 (el de la creatividad y el encuentro personal y cultural) no se oponen; se complementan, que es lo contrario.

Habla usted de emergencia educativa. ¿Cuáles son sus síntomas?
La situación de emergencia educativa implica, entre otras carencias, un nivel muy bajo en cuanto al modo de pensar. Se estudian las realidades más elevadas y valiosas —las de los niveles 2, 3 y 4— con conceptos tomados del estudio de las realidades más elementales —las del nivel 1—. Esto lleva, por ejemplo, a pensar que, si la libertad y las normas se oponen en el nivel 1 —el de los objetos y el manejo de los mismos—, se oponen siempre. Y esto es falso. El pianista tiene que obedecer a la partitura de las obras que interpreta; en este caso, obedecer a normas no se opone a la libertad del hombre; solo se opone a la libertad de hacer lo que uno quiere —libertad de maniobra—, pero no a la libertad creativa con la que el pianista da vida a una obra musical —libertad creativa—.

Sus vídeos acumulan más de un millón y medio de visualizaciones, ¿esperaba usted esta acogida?
Tengo mucha confianza en el método que sigo, pues tanto en las clases como en conferencias he visto que la gente ansía recibir claves para comprender la vida y orientar la conducta. Siempre tiendo a enriquecer a quienes me escuchan o leen, y ellos lo notan. También los profesores lo advierten, y sé de muchos que están utilizando los vídeos para sus clases de ética y formación humana. Al ver los vídeos y comentarlos, los alumnos aprenden a plantear los temas con precisión. Y esto es decisivo para orientar bien la vida. Sé también que, en algún país, seleccionan algunos vídeos para formar con ellos a los adolescentes.

¿Por qué es tan importante la precisión?
Si no somos cuidadosos en estudiar cada realidad conforme a su modo de ser, no la conoceremos bien; la vida será imposible de gobernar, por desconocimiento de las leyes que la rigen.

El vídeo que más reproducciones tiene es el que habla de la diferencia entre pasión y amor. ¿Quizá en la confusión de ambos términos se encuentra la razón del alto número de rupturas matrimoniales en la actualidad?
En buena medida. Pienso que se rompen muchas relaciones porque se va al matrimonio con una actitud propia del nivel 1, el del manejo de cosas, pero un cónyuge no es una cosa, sino que merece ser tratado con una actitud de respeto, estima y voluntad de colaboración. Si se reduce el amor a mera pasión, hay peligro de reducir el valor del cónyuge y considerarlo como un mero objeto de deseo. Se lo trata como si perteneciera al nivel 1.

¿Qué importancia tiene el diálogo en una sociedad como la nuestra en que las diferentes posiciones políticas, existenciales, culturales… parecen antagónicas?
El diálogo, para ser tal, ha de ser respetuoso con las personas. Es buen dialogante el que quiere buscar la verdad en común; no intenta superar al coloquiante, dejarlo mal ante el público. El diálogo debe servir para clarificar la verdad. El que lo hace es tolerante, en el mejor sentido del término. Muchos antagonismos responden a la altanería de quienes defienden su posición por sistema, sin aclarar sus razones. Si se busca la verdad, se sopesan las razones en pro y en contra de la propia posición, y se puede llegar fácilmente a encontrar vías de conciliación. El que solo quiere imponerse no dialoga, lucha, ataca, quiere lograr éxitos fáciles… Pero no se detiene a atender lo que dice el otro y valorar lo que pueda tener de válido.