Álex Rosal: «Es mejor no venderte por un plato de lentejas»
El director de Religión en Libertad gana el premio CEU Ángel Herrera a la Difusión de la cultura católica. A su juicio, trabajar por la verdad «implica cierta pobreza»
«El papel del comunicador cristiano es doble. Por un lado, ser profeta y alertar sobre los peligros de las ideologías tóxicas que llevan a la ruina. Por el otro, hacer el anuncio propositivo de que hay otro tipo de camino que te lleva a la felicidad». Así de claro lo ve Álex Rosal, director de Religión en Libertad, en conversación con Alfa y Omega tras ganar este jueves el premio CEU Ángel Herrera a la Difusión de la cultura católica.
De acuerdo con el presidente del Grupo Libres —y quien fue el primer laico director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española así como delegado episcopal de Medios de Comunicación Social del Arzobispado de Madrid—, «el comunicador cristiano debe tener una convicción fuerte del mensaje que quiere transmitir». Así, alerta de que «no se puede convertir en un funcionario que transmite una serie de ideas muy bonitas si no las vive él mismo de forma pasional, clara e íntegra».
Según Rosal, otra de las responsabilidades de los difusores de la cultura católica es «darse cuenta de que tienen que dirigir ese mensaje a la gente de hoy en día, que es muy distinta a la de hace 50 años». Lo cual requiere «hacer un esfuerzo por empaquetarlo bien para que sea entendiblo».
El fundador de semanarios como Fe y Razón —e impulsor de este mismo desde sus orígenes— reivindica también la importancia de «vivir de la fe de forma particular». No solo individualmente, sino también «de forma comunitaria en un grupo donde sentirse arropado y a su vez arropar a otros».
En cuanto a las virtudes que deben cultivar este tipo de profesionales, Álex Rosal subraya que «el comunicador tiene que tener una pasión por buscar la verdad». «Eso es prioritario», sentencia. Y llama a cuidar la propia independencia frente a «los poderes empresariales o políticos que le puedan condicionar». A su juicio, los difusores de la cultura católica «tienen que buscar la manera de emprender proyectos que les garanticen esa libertad y no estar permanentemente influidos por la cuestión económica». Todo con el fin de que las urgencias financieras «no le lleven a estar vendiendo su conciencia e ideario con tal de conseguir un ingreso».
Finalmente, reivindica que el trabajo por la verdad «implica una cierta pobreza». «Ante la posibilidad de ganar más dinero si vendes tu conciencia, hay un pequeño martirio en sacrificar ese intercambio». Y concluye alegando que «es preferible ganar menos pero no vender tu conciencia por un plato de lentejas».
El escultor japonés Etsuro Sotoo también ha sido reconocido con el premio CEU Ángel Herrera por su papel en la Difusión de la cultura católica. Sotoo es conocido desde hace más de 44 años en España, por ser el escultor jefe de la Sagrada Familia. Ha realizado unas 500 esculturas en este templo de Antonio Gaudí. El jurado valoró su «comprensión de la fe católica para llevar a cabo sus obras de manera representativa».