Alejandra: «Mi padre está celebrando la Pascua en el cielo»
A pesar de haber vivido «un duelo incompleto» al no poder despedirse de su padre, Alejandra ha vivido este Triduo con esperanza y con la fe de que «Jesucristo ha vencido a la muerte, ha quitado la losa y ha salido vencedor. Dios ha sido bueno con nosotros, y de la muerte ha sacado la vida»
«Esta Pascua ha sido un regalo», dice Alejandra Torres. Sus palabras llaman la atención, porque su padre murió el 23 de marzo. Aunque el coronavirus no fue el motivo de su muerte, sí impidió a su familia acompañarle en sus últimos días y despedirse como habrían deseado. «Hemos vivido un duelo incompleto», reconoce su hija.
Martín Torres falleció a los 68 años después de un año de pelea contra un cáncer de pulmón, pero en este tiempo «ha leído vidas de santos, ha ido a Misa más habitualmente, ha recibido los sacramentos, han venido varios sacerdotes a su casa… Ha sido un año de conversión y de preparación espiritual muy fuerte».
En diciembre su salud empeoró y empezó a necesitar oxígeno para respirar. El pulmón se iba consumiendo poco a poco, hasta que el 15 de marzo una ambulancia se lo llevó al hospital, donde quedó ingresado.
«Fue la semana del caos por todo lo del coronavirus», recuerda Alejandra. «Los médicos estaban desbordados, no teníamos información, porque estaban prohibidas las visitas. No sabíamos qué pasaba con mi padre, y no podíamos verle. Fueron cuatro días de angustia».
Finalmente el día 19 de marzo, san José, llamaron por teléfono a la familia diciendo que Martín no tenía coronavirus y que se le podía ir a visitar. «Tuvimos que entrar con mascarilla y con guantes. Pudimos verle solo 20 minutos, pero estaba ya muy consumido. Al menos verle y darle un beso fue muy importante».
Al día siguiente los volvieron a llamar para notificar que iban a trasladar a Martín a un hospital de cuidados paliativos. «Mi madre pudo ir con él en la ambulancia y allí se pudo despedir, porque en el hospital no nos dejaron entrar, y yo ya no pude verlo más». Eso fue un viernes, y el lunes por la mañana un médico de guardia los llamó para notificarles que Martín acababa de fallecer. «Yo he visto a mi padre en una cama de hospital y luego en una foto que me pasó mi madre al bajarse de la ambulancia. Y nada más. Yo no he podido ver a mi padre muerto», lamenta Alejandra, que todavía está a la espera de poder celebrar «un funeral digno».
¿Se puede celebrar Pascua después de una pérdida así, con tanto dolor? Alejandra no lo duda: «Mi padre está celebrando la Pascua en el cielo. Nosotros hemos adorado la cruz sabiendo que Jesucristo ha vencido a la muerte. Tenemos la alegría de que mi padre ha vivido la Pascua con nosotros. En ningún momento ha habido resentimiento por la situación, sino que estamos agradecidos al Señor. Nunca me he enfadado con Dios en medio de todo esto. La historia que ha hecho con mi padre al final de su vida es lo que Dios tenía pensado para él: una historia de salvación».
Alejandra reconoce que «a nadie le gusta que su padre se muera», pero «Dios ha estado detrás y ha sido bueno con nosotros». «De la muerte ha sacado la vida».