Al Papa le preocupa el coste económico del COVID-19 y tomará medidas para paliarlo - Alfa y Omega

Al Papa le preocupa el coste económico del COVID-19 y tomará medidas para paliarlo

Francisco ha ofrecido esta mañana la Misa por las familias que han dejado de tener ingresos, y se reunirá esta semana con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral para prepararse para «el día después». En Italia, la diócesis de Milán ya ha puesto en marcha un fondo para quienes pierdan su trabajo

María Martínez López
Foto: EFE/Matteo Corner

Más allá de la solución de la emergencia sanitaria relacionada con la pandemia de COVID-19, por la que invita insistentemente a rezar, al Papa Francisco le preocupan también las consecuencias económicas. Este lunes, quiso ofrecer la Misa de Santa Marta por «las personas que empiezan a tener problemas económicos a causa de la pandemia, porque no pueden trabajar y todo esto recae en la familia».

El Pontífice ya había compartido esta inquietud hace unos días. En una entrevista con la agencia de noticias argentina Télam publicada el sábado, reconocía estar «muy preocupado» por los efectos que la pandemia del coronavirus puede tener sobre el mundo del trabajo a nivel mundial. «Tenemos que pensar que será un poco como después de una guerra», se atrevía a apuntar.

En la misma conversación telefónica, el Santo Padre anunciaba que esta semana que empieza iba a reunirse con la cúpula del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral «para empezar a estudiar medidas para el día después de la pandemia».

Se trata de esbozar la reacción de la Iglesia ante una realidad que subrayará –continuaba Francisco en la entrevista– «lo importante y decisiva que es la fraternidad universal». «Ya no estará el otro, sino que estaremos nosotros, porque solo podremos salir de esta situación todos juntos». Algo que ya se está pudiendo ver en «las formas de solidaridad» que se están viendo a nivel mundial entre algunos países. Sin esperar a las propuestas que puedan salir del encuentro de los próximos días con el dicasterio que dirige el cardenal Peter Turkson, el Vaticano ya anunció al comienzo del confinamiento en Italia que rebajaría el alquiler a los negocios instalados en edificios de su propiedad como tiendas, bares y restaurantes.

Fondo para desempleados en Milán

También en otros lugares de Italia la Iglesia está dando pasos en esta dirección. Uno de ellos es Milán, donde la archidiócesis ha constituido, en colaboración con el Ayuntamiento, el Fondo San José. Con él se pretende «expresar nuestra cercanía y ofrecer un rápido socorro a los que por la epidemia no tienen ninguna forma de sustento», ha explicado el arzobispo, monseñor Mario Enrico Delpini en el portal web diocesano.

El fondo, con una dotación inicial de dos millones de euros, será gestionado por el Fondo Familia y Trabajo de Cáritas Ambrosiana. El Ayuntamiento se ha comprometido a aportar otros dos millones, procedentes de fondos públicos y donaciones recibidas estas semanas. «Milán tiene un gran corazón y en las dificultades siempre lo ha demostrado con fervor, ha subrayado el alcalde, Giuseppe Sala. Es nuestro deber hacer nuestra parte como administradores» para ayudar a los «muchos milaneses a los que la grave crisis del coronavirus» ha afectado también en el aspecto laboral y económico.

Las ayudas a cargo de este fondo se distribuirán, entre otros, a personas que hayan dejado de trabajar a causa de las medidas públicas de confinamiento desde el 1 de marzo, a empleados temporales a los que no se les renueve el contrato, a trabajadores precarios y a autónomos.

Foto: EFE/EPA/Vatican Media

Orar con fe, perseverancia y valor

En la Misa que ha ofrecido por quienes padecen las consecuencias de la crisis económica desatada por el COVID-19, el Papa Francisco también ha invitado a orar con fe, perseverancia y valentía. A la luz del Evangelio del día, la curación del hijo de un funcionario real en Cafarnaún, el Santo Padre ha prevenido contra la oración rutinaria, por hábito, que hace perder la conciencia «de que el Señor está ahí, de que estoy hablando con el Señor y que Él es capaz de resolver el problema».

Esta fe va unida a la perseverancia, «porque si tienes fe estás seguro de que el Señor te dará lo que pidas. Y si el Señor te hace esperar, golpea, golpea, al final el Señor da la gracia». Dios no hace esperar –matizó el Santo Padre– «para hacerse el interesante. Lo hace por nuestro propio bien, para que nos tomemos las cosas en serio».

El último requisito es el valor, «el coraje de estar ahí pidiendo y yendo adelante, casi –casi, no quiero decir herejía– pero casi como amenazando al Señor». Como Moisés cuando intercedió por el pueblo, o Abraham negociando la salvación de Sodoma. «En estos días en que es necesario rezar, rezar más, pensemos si rezamos de esta manera: con fe en que el Señor puede intervenir, con perseverancia y con coraje».