«Al 10 % de los que vienen a Cáritas los ves luego en Misa»: la acogida integral del grupo Calcuta
Los voluntarios de pastoral social de la parroquia Virgen de la Fuensanta, de Madrid, viven su voluntariado «como un don de Dios que te puede llevar más a la oración y los sacramentos», dice el párroco. La acogida integral que ofrecen también se nota ya en la vida sacramental de las familias que atienden
«La idea es unir lo que siempre ha estado unido en la Iglesia: la parte caritativa y social con la parte de oración y sacramentos, porque la Iglesia no es una ONG más», dice Daniel Navarro, párroco de la Virgen de la Fuensanta, en Madrid, al hablar de Calcuta, el grupo parroquial dedicado a la caridad que es más que un grupo de voluntariado, porque «Dios salva en la fe y en la caridad juntas».
Calcuta nació «porque vimos que era importante que las obras de misericordia estuvieran presentes en la actividad de la parroquia de manera transversal, desde la representación de los Reyes Magos hasta las clases particulares, pasando por la distribución de alimentos y medicinas». De ahí que sus voluntarios traten de acercarse a todas las necesidades sociales del barrio «para darles solución material y, sobre todo, comprensión, compañía y caridad».
En realidad se trata de «un consejo pastoral caritativo que engloba desde los más pequeños hasta los mayores, para agrupar a toda la gente que en esta parroquia tiene ganas de ayudar a los demás», sigue Navarro, porque querer trabajar por los más necesitados «es un don de Dios que te puede llevar otros dones, como por ejemplo a la necesidad de rezar más y de vivir la Eucaristía, y eso es algo que hemos comprobado en voluntarios que han fortalecido su fe cuando antes se encontraban un poco más alejados de los sacramentos».
La parroquia está enclavada en el barrio de Usera, poblado mayoritariamente por inmigrantes que al vivir habitualmente al día se han quedado sin recursos debido a la crisis provocada por el confinamiento. «Es un entorno muy débil, y eso hace que muchas personas se encuentren ahora viviendo de la caridad y dependiendo de que el propietario de su piso no les reclame el alquiler, por ejemplo», dice el párroco.
Para paliar esta situación, los integrantes del grupo Calcuta «se han sensibilizado al máximo y han hecho todo lo que han podido. Han conseguido comida a precios baratísimos. Se han movido mucho». Su objetivo no es solo dar alimento sino «dar también a Cristo», siguiendo el modelo de santa Teresa de Calcuta, «que atendía a los necesitados de manera integral».
Por ello, los voluntarios de Calcuta introducen en las bolsas que preparan para las familias necesitadas papeles con palabras de ánimo y frases del Evangelio que les pueden ayudar a vivir desde la fe su precariedad. También existe la posibilidad de escribirles una breve carta «que les ayude a entender lo que hacemos desde un plano espiritual y cristiano, para que sean conscientes de la acción que el Señor realiza a través del grupo».
«A la parroquia vienen cada día cerca de 15 familias –atestigua Daniel–. Podemos hablar con cada una de ellas individualmente y darles también palabras para el alma, invitándoles incluso a la vida parroquial. Al final, eso ha permitido que cerca del 10 % de los que vienen a la preacogida de Cáritas los puedas ver los domingos en Misa».