Agustino Torres: «Dios quiere sanar las heridas de los jóvenes»
El religioso estadounidense participa este sábado en Betel 22, la iniciativa para jóvenes de la archidiócesis de Barcelona que busca «acercar el amor de Dios a otros jóvenes»
El padre Agustino Torres es un religioso de los Franciscanos de la Renovación que lleva años dando formación a jóvenes en materia de afectividad y embarcándolos en la misión hacia otros jóvenes. Por ello fundó en el Bronx de Nueva York, en el año 2008, el movimiento Corazón Puro, que hoy está presente en cuatro países, y ahora llega a España para participar este sábado en Barcelona en el encuentro de jóvenes Betel 22.
«Todo comenzó cuando una mujer, madre soltera, se me acercó un día y me preguntó si yo podría ayudar y dar formación a algunos jóvenes que conocía y que querían formación en afectividad y sexualidad según la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II. Ellos querían recibir lo que llaman un anillo de castidad [un signo de compromiso con la abstinencia de relaciones sexuales hasta el matrimonio] y estaban muy motivados», afirma Torres.
Betel nació en 2020 a partir del viaje a Estados Unidos que hizo un grupo de jóvenes que soñaban con traer un formato de encuentro que acercara el amor de Dios a otros jóvenes. Organizado por el equipo de Iglesia Joven Barcelona, este sábado reunirá a figuras de la talla de Nachter, la madre Verónica Berzosa, Dimitri Cornejo, el rapero Grilex, el padre @joaquinconp, la ilustradora Pati Trigo, Olatz de Blessings, el periodista Pedro del Castillo, el comunicador Javi Alonso y el sacerdote Álex Sierra.
Este deseo no es casual, pues «en mi experiencia pastoral, los jóvenes de hoy viven con muchas heridas, sobre todo la herida de rechazo. Sienten que no tienen su lugar en la sociedad, en sus familias, y mucho menos en la Iglesia», lamenta. Esta herida «es tan fuerte que la llevan a sus relaciones, a sus matrimonios, a sus empleos… Y eso es lo que estamos llamados a sanar».
Para este franciscano de la Renovación, otra de las heridas que más acusan los jóvenes de hoy es «la falta de la figura paterna», porque «parece que el padre ha desaparecido de esta sociedad y eso provoca en los jóvenes un gran vacío».
Por ello, «no debemos tratar de luchar por ganarnos el amor de los otros, sino caer en la cuenta de que somos hijos de Dios y podemos vivir como lo que somos, libres, y dejando que Dios vaya desarrollando esa identidad poco a poco en nosotros».
«No es un camino fácil», advierte el religioso. «La sanación es posible pero hay que ser realista. No es algo mágico que se resuelve con una charla y una oración. No es así. Dios sana las heridas pero siempre tendremos las cicatrices, los efectos de esas heridas, aunque el motivo que las causó haya desaparecido. Es un proceso». En este sentido, Jesús es el médico, porque «necesitamos su amor para vivir y para curarnos por dentro».
Este es precisamente el mensaje que dará a los jóvenes en Barcelona, el de que «el Señor nos está mirando y nos quiere sanar. No tienes que ser raro, ni comportarte como un monje. Todos buscamos algo, y cuando encontramos ese tesoro de gran valor lo dejamos todo y vamos a por ello. Hay herramientas para conseguirlo. Con Dios ¡sí se puede!».