Adlene Mohammedi: «La situación humanitaria de Yemen no mejoró con la tregua» - Alfa y Omega

Adlene Mohammedi: «La situación humanitaria de Yemen no mejoró con la tregua»

Los hutíes han ganado, pero si no se resuelven asuntos difíciles el conflicto quedará congelado, afirma este experto en geopollítica

María Martínez López
Adlene Mohammedi
Adlene Mohammedi. Foto: Guillermo Navarro.

Si nada lo impide, septiembre de 2024 verá el décimo aniversario de la guerra civil en Yemen, que en 2015 se internacionalizó por la intervención liderada por Arabia Saudí. El francoargelino Adlene Mohammedi, director científico del centro de estudios estratégicos AESMA, en París, analizó la situación la semana pasada en Casa Árabe, en Madrid.

La implicación de los hutíes en el conflicto de Gaza, atacando buques en el mar Rojo, ha sacado la guerra de Yemen del olvido.
A veces la gente ni siquiera sabía qué era el movimiento hutí y lo ha descubierto de repente. Su capacidad de crear problemas en la región por lo que está pasando en Gaza después de octubre es interesante tanto a nivel regional como en el escenario yemení. Una de las principales lecciones es que la cuestión palestina aún es muy importante y central en el mundo árabe, no podemos desatenderla ni hacerla desaparecer simplemente porque no queramos abordarla. La otra gran lección es que lo que solemos llamar actores no estatales (aunque realmente no lo son), Hamás, Hizbulá y los hutíes, están jugando el papel que los principales estados árabes ya no están jugando, por ejemplo enfrentándose a Israel.

¿Hay también implicaciones para el propio conflicto yemení?
Los hutíes están confirmando que han ganado. Ahora su victoria es innegable. Así que al negociar con los saudíes están demostrando que son el actor más fuerte, y que todavía pueden ser una amenaza si se retoma la guerra y se rompe la tregua que lleva en vigor dos años. Ahora están emergiendo como poder regional. Es interesante que cuando Estados Unidos y Reino Unido han decidido tomar represalias contra los hutíes con la coalición del mar Rojo, los saudíes y Emiratos Árabes Unidos no han participado. Es una señal para los hutíes de que no quieren continuar la guerra porque después de diez años no han conseguido nada.

¿Por qué ha dicho actores llamados no estatales que en realidad no lo son?
Los llamamos así pero en realidad son bastante diferentes de lo que nos imaginamos como un actor no estatal. Ahora los hutíes controlan dos tercios de la población yemení y han gobernado durante diez años. Lo mismo Hamás en Gaza, de hecho hablamos de «ministerio de Sanidad de Hamás». Hizbulá es tal vez una de las partes más fuertes del Estado libanés, han sido parte del Gobierno y apoyaron al Estado contra el levantamiento de 2019. La mayor parte del tiempo actúan como el Estado.

¿Realmente los hutíes han conseguido que funcione la parte del país que controlan?
Es difícil que funcionara en lo económico por los bombardeos y el bloqueo. Hay casi 400.000 muertos. Los hutíes argumentan que sus zonas son pobres porque están sufriendo económicamente, tienen problemas de acceso al agua y de seguridad alimentaria, pero el responsable es el agresor. Lo mismo con Hamás. ¿Están intentando que funcione? Creo que no realmente porque están más preocupados por su mentalidad revolucionaria y consideran que lo que realmente importa son las cuestiones militares. Sus prioridades no son el día a día de la gente sino ganar la guerra.

Pero en lo que respecta a cómo se perciben a sí mismos, quieren parecer como el Estado real de su pueblo o de su nación. Esto es bastante diferente de las organizaciones terroristas, que no quieren representar una región sino una ideología. A Hizbulá y Hamás no les importa el islam en Francia o España. Aunque hay puntos en común porque a veces estos actores utilizan métodos trasnacionales, necesitan redes. Los hutíes y Hizbulá necesitan a Irán, y Hamás a Catar e Irán. Y los movimientos yihadistas a veces intentan controlar un territorio.

La guerra de Yemen se presenta como otro conflicto por poderes entre Irán y Arabia Saudí. ¿Es así?
En efecto, claramente creo que no lo son. Por supuesto, no podemos subestimar la influencia iraní. Todos estos actores de los que he hablado resultan ser aliados de Irán. Este hecho de que solo los actores apoyados por Irán estén realmente activos contra Israel también es nuevo. Pero no hablamos de una guerra por poderes, no creo que lo que pasó en octubre en Israel y lo que pasa en Yemen estuviera todo planeado por Irán, sino que son temas locales. Claro que los últimos ataques hutíes son regionales: están mostrando solidaridad por lo que está pasando en Gaza. Los hutíes son zaiditas, una rama del chiismo. Se consideran los descendientes de Mahoma, algo demasiado importante como para dejar que Irán los gobierne. Pero a veces necesitan su apoyo, y por supuesto lo tienen. Hablamos de actores con problemas locales que resulta que comparten un aliado dispuesto a intentar contener la influencia estadounidense en la región. Los iraníes no tuvieron nada que ver con lo que pasó en 2014, cuando los hutíes decidieron tomar Saná.

¿Entonces cuál es el trasfondo del conflicto yemení?
Los hutíes dicen que representan la historia de Yemen, un gran legado: el Imanato zaidí, los días en los que Yemen estuvo gobernado por un imán hasta la revolución de 1962, cuando fue depuesto por los republicanos. De algún modo los hutíes quieren recuperar lo que creen que su comunidad perdió hace 60 años.

¿Es una cuestión de un movimiento religioso contra un Gobierno secular como vimos en las primaveras árabes?
Realmente no. Creo que es simplemente la venganza de un movimiento que se considera como los perdedores de la historia. Sinceramente, en el mundo árabe incluso los gobiernos que se describen como seculares no lo son en realidad. Oficialmente, los hutíes no quieren derribar la república y sustituirla por algo nuevo. Pero lo que representan es la vengaza de los que perdieron el imanato en los 60. He puesto este ejemplo precisamente para señalar que ellos se describen como el Estado real de Yemen, el que existía antes y que recuperaron en 2014.

El hecho de que los únicos actores más activos en la región sean los que están respaldados por Irán, ¿puede reforzarle ante los problemas internos a los que se enfrenta? ¿Hace más difícil que la comunidad internacional le presione para poner fin a la represión?
Por supuesto que es bueno para Irán porque está confirmando su estatus como poder regional con gran influencia. Incluso los saudíes tuvieron que aceptarlo y firmar un acuerdo el año pasado. Estos años los saudíes han entendido que no pueden contener militarmente la influencia de Irán en la región. Me parece que parte de su estrategia es usar los instrumentos que tiene para evitar que Estados Unidos y sus aliados ataquen directamente al régimen. Pero al mismo tiempo si quieren mejorar económicamente necesitan librarse de las sanciones. Para eso necesita socios. ¿Por qué se acerca a Rusia y China? Porque quieren algo para compensar el daño que les hace Estados Unidos. Pero en el equilibrio de poder con Estados Unidos todavía sale perjudicado.

Por otro lado, geopolíticamente Irán es fuerte, pero eso no quiere decir que su régimen lo sea. El poder regional no le ayuda necesariamente a confirmar su legitimidad internamente. A los iraníes que tiene problemas con el Gobierno no les importa su influencia en la región o que los hutíes estén ganando. Solo reafirma a sus partidarios.

Tras dos años de tregua, ¿cómo está la situación humanitaria en Yemen?
Es el aspecto más preocupante. 150.000 personas han muerto por los bombardeos y casi 230.000 por la hambruna como consecuencia del bloqueo. Aunque este se levantó parcialmente con la tregua, la situación no mejoró realmente. Dos tercios de los más de 20 millones de yemeníes necesitan urgentemente ayuda humanitaria, según la ONU. Tal vez más de 15 millones no tengan acceso adecuado al agua. El agua será una cuestión importante en los próximos años. Por supuesto, lo que está ocurriendo en Gaza es mucho peor, con casi 30.000 civiles muertos, 12.000 de ellos niños, en cuatro meses. Eso no lo hemos visto ni en Ucrania ni en Yemen.

Las cifras que cita son muy similares a las de hace un año. ¿No ha mejorado la situación con el levantamiento parcial del bloque tras la tregua?
La verdad es que no realmente. Los hutíes esperan algo de los saudíes porque por ejemplo hay que pagar muchos sueldos públicos y quieren que lo hagan los saudíes porque son el aliado de los partidarios del régimen. Y también la reconstrucción. Esto es el principal objeto de las negociaciones que están teniendo lugar entre los hutíes y Arabia Saudí, que participa en nombre de los partidarios del régimen.

¿Es optimista?
No soy optimista sobre las negociaciones, en absoluto. Sí sobre la paz entre Arabia Saudí y los hutíes, pues ambos quieren que acabe la guerra.

Hasta ahora la tregua está funcionando y no me parece probable que se retomen los enfrentamientos. Pero las negociaciones actuales, y luego el contenido del diálogo nacional en Yemen y su futuro político y territorial son temas que van a ser verdaderamente difíciles de abordar. Por eso me refiero a este conflicto como un conflicto congelado. Y si a eso se le añade una situación humanitaria muy, muy precaria es algo muy peligroso. La guerra podría volver en cualquier momento. Será difícil que haya paz. Además, ahora los hutíes se sienten lo suficientemente fuertes para presionar a los saudíes en las negociaciones. Así que tampoco debe descartarse que se retome la guerra.

Más allá de las negociaciones actuales entre hutíes y saudíes, ¿cuáles son los temas sobre en un hipotético diálogo nacional?
A caballo entre esas negociaciones, a corto plazo, y un diálogo a largo plazo, hay una cuestión muy importante que es la humanitaria. No se puede imaginar una solución política si no se aborda. Sin vida, no hay política. Y a largo plazo el asunto es el futuro de Yemen. Si hay un diálogo nacional habrá muchas preguntas. ¿Qué Yemen quieren el día de mañana? ¿Compartirán los hutíes el poder con otros grupos, especialmente los aliados de los saudíes? Pero más importante todavía es la cuestión territorial. La posibilidad de una partición del país debe tenerse en cuenta. Los hutíes controlan el note y muchas zonas importantes del sur están controladas por separatistas, apoyados por Emiratos Árabes Unidos. Los hutíes podrían estar de acuerdo con un Yemen del Sur independiente porque su historia está ligada al norte. Pero muchas otras tribus, en el sur mismo, no. ¿Cuál sería la alternativa? ¿Una federación? No estoy seguro de que sea lo que quieren los separatistas. ¿Una confederación? ¿Qué aspecto tendría? Estas cuestiones tendrán que plantearse y si no queda todo el mundo satisfecho tenemos el riesgo de un conflicto congelado.