ACN lanza una campaña en favor del África subsahariana: «Se ha convertido en el nuevo Oriente Medio»
La fundación pontificia advierte del avance del yihadismo en la región e incorpora, entre sus acciones, un proyecto de apoyo psicoespiritual para personas con trauma por la violencia
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) acaba de lanzar una nueva campaña en favor del África subsahariana, cuyos países están sufriendo, además de la pobreza, la corrupción y los enfrentamientos étnicos, el avance de las ideologías islamistas. Una circunstancia por la que las Iglesias locales han pedido ayuda a ACN para atender la necesidades materiales y espirituales.
De hecho, según el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2021, en el 42 % de los países de este continente se discrimina o se persigue violentamente a los ciudadanos por razón de su fe. En 23 de los 54 países hay graves violaciones a la libertad religiosa.
Javier Menéndez Ros, director de ACN de España, ha asegurado en rueda de prensa que «extremistas islámicos con la experiencia en Siria e Irak se han desplazado». Y ha añadido: «Utilizan niños soldados, violan como arma de guerra y decapitan en masa a los varones que no se unen a la yihad. África se ha convertido en el nuevo Oriente Medio».
Por ejemplo, en Burkina Faso, el 60 % del territorio es inaccesible debido a que los yihadistas y los grupos violentos locales lo tienen controlado desde finales de 2020. En República Democrática del Congo (RDC), el Estado Islámico se estableció en 2019, y los yihadistas están reconfigurando el este del país, según ha explicado Menéndez Ros.
Otro de los ejemplos citados es Mozambique, un país de mayoría cristiana y con convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos, que el grupo terrorista Al Sabah ha decidido romper con sus ataques e implantar la ley islámica. Ha tomado el control de la zona norte del país, Cabo Delgado, provocando graves atrocidades como la decapitación de niños.
Allí, la hermana Blanca Nubia Zapata, carmelita Teresa de San José, tuvo que dejar su misión junto con otras seis comunidades de misión más. «Queremos dignificar la vida de nuestra gente, rescatarla y velar por todos los derechos humanos de todos los ciudadanos que han sufrido esta violencia, este enorme drama humano. Nosotros queremos ayudarles y estar con todo el pueblo», ha asegurado la carmelita.
Objetivo: ocho millones de euros
La campaña Me duele África de ACN a nivel internacional quiere recaudar ocho millones de euros para financiar proyectos de reconstrucción de iglesias, así como el sostenimiento de los sacerdotes y religiosas que, aun siendo ellos también víctimas y desplazados, están a disposición de sus comunidades para sanar las heridas.
También se quiere aprobar proyectos de apoyo psicoespiritual en Nigeria, Burkina Faso y Camerún, entre otros países, ya que la población está en estado de shock y con graves heridas psicológicas por el trauma. ACN tiene previsto también sostener proyectos en favor del diálogo interreligioso entre las comunidades cristianas y musulmanas.
Constructores de puentes
Uno de ellos es el Instituto de Formación Islámico-Cristiana de Bamako (Mali), que con ayuda de la fundación pontificia podrá ampliar sus instalaciones y sus actividades. En los últimos doce años, 134 clérigos católicos y protestantes, religiosos y laicos han participado en sus cursos y encuentros.
Acuden del mismo Mali, pero también de Chad, República Centroafricana, Benín, Togo, Costa de Marfil, Camerún o Burkina Faso. Todos ellos lugares en los que «los obispos han decidido revitalizar el diálogo con el islam» para contrarrestar el reciente «deterioro en el clima de convivencia tradicional», explica su responsable, Imani Pascal, a Alfa y Omega. Al volver a casa, los alumnos se asocian con otros con inquietudes parecidas para poner en marcha proyectos de diálogo interreligioso, o asumen esta labor en sus diócesis.
En sus cursos, los participantes conocen los fundamentos del islam (también mediante encuentros con sus representantes) y reflexionan sobre la relación con las demás religiones. Mientras que «la ignorancia es madre de la desconfianza y hasta del desprecio», conocer con claridad «los puntos de convergencia y de divergencia los prepara para entrar en el espíritu y la práctica del diálogo interreligioso». Pascal cita como ejemplo su propia experiencia: «Antes de estudiar islamología, la llamada a la oración» desde las mezquitas «me resultaba un inconveniente. Ahora, reacciono de manera diferente».