Alfredo Irujo: «Queremos estar próximos a las víctimas de abusos» - Alfa y Omega

Alfredo Irujo: «Queremos estar próximos a las víctimas de abusos»

La comisión de reconocimiento para víctimas de abusos formada por el Gobierno foral de Navarra cuenta con dos miembros propuestos por la diócesis. «Nuestra idea es tratar de mitigar su dolor con la reparación que proceda», dice el abogado Alfredo Irujo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Blanca Ramos y Alfredo Irujo, en un acto organizado por el Colegio de Abogados de Pamplona
Blanca Ramos y Alfredo Irujo, en un acto organizado por el Colegio de Abogados de Pamplona. Foto: Micap.es.

La decana del Colegio de Abogados de Pamplona, Blanca Ramos, y su antecesor en el cargo, Alfredo Irujo, son las personas elegidas a instancias de la diócesis de Pamplona para formar parte de la comisión de reconocimiento para víctimas de abusos en la Iglesia en Navarra. Se trata de una iniciativa impulsada por el Gobierno foral para abordar los casos de abusos en el contexto eclesial. Para Irujo, que dirige asimismo la comisión diocesana para la protección de menores, «es un paso más para ponerse del lado de las víctimas».

¿Cuál es la labor de esta comisión creada por el gobierno navarro y cuáles son sus objetivos?
Se trata de una comisión de reconocimiento de las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia católica en Navarra, que lo que hace es elaborar un informe motivado de cada solicitud de reconocimiento presentada y propone, en su caso, la declaración de víctima a los efectos establecidos en la Ley Foral de reconocimiento de las víctimas. Tras esa declaración, la ley foral prevé la posibilidad de que se pongan a disposición de las víctimas instrumentos de justicia restaurativa.

¿En qué medida la Iglesia colabora con esta comisión proponiendo su participación junto a la de Blanca Ramos?
Creo que la Iglesia navarra lleva tiempo interesándose por los problemas de las víctimas de abusos y por tratar de reparar en la medida de lo posible los daños producidos, poniéndose del lado de las víctimas, escuchándolas y colaborando en distintas iniciativas que van surgiendo.

La participación en la comisión de reconocimiento entiendo que es un paso más en esa línea, y creo que va en la buena dirección. Se trata de reconocer que en ocasiones no se han hecho las cosas bien y lo que se busca es restaurar.

La idea es que los dos miembros de la comisión que hemos sido designados por el obispo de Pamplona, Florencio Roselló, actuemos con absoluta independencia, al igual que lo hicimos cuando, tanto Blanca Ramos como yo mismo, fuimos designados, junto con otro profesional de la psiquiatría, para elaborar un informe sobre determinados abusos cometidos en el colegio Nuestra Señora del Puy, en Estella.

¿Cuál es la actitud de Florencio Roselló hacia las víctimas y sus demandas?
Nos encontramos ante lo que yo considero la lógica evolución de las cosas. Se han podido tener discrepancias con respecto a la no apertura de la comisión de reconocimiento hacia víctimas que no fueran del ámbito de la Iglesia católica, pero al margen de ello, entendemos que no cabe ampararse en las actitudes de otros para no actuar en la propia casa. Un abuso es un abuso lo produzca un religioso o cualquier otra persona, pero el hecho de que la comisión esté referida únicamente a la Iglesia no significa que no se pueda o que no se deba actuar. Entiendo que la Iglesia católica debe ser la primera interesada en dar luz sobre el problema, como digo, al margen de que otras instituciones no lo hagan.

Creo que Florencio Roselló participa de esta opinión. En todo caso, ha considerado procedente designarnos a Blanca Ramos y a mí para participar en la comisión, con la idea de estar próximos a las víctimas, de escucharlas, de sentir sus inquietudes y su dolor y de tratar de mitigarlo con todo ello y con la reparación que proceda.

En esa línea se encuentra, asimismo, la comisión para la protección de menores y personas vulnerables de la propia diócesis, que ya venía funcionando con anterioridad y que en este momento estoy encargado de dirigir. Forman parte de ella cinco personas más (otra abogada, una psicóloga, un psiquiatra, un sacerdote y la directora de Cáritas), y se encarga de recibir las denuncias y otras informaciones sobre abusos.

Usted ya formó parte del equipo de profesionales que elaboró un informe para el Arzobispado sobre los abusos cometidos en el colegio Nuestra Señora del Puy, de Estella. ¿Qué se encontró al hacer este trabajo? ¿Qué le afectó de modo más personal?
Encontré un enorme daño a determinadas personas, unas vidas más o menos truncadas y más o menos afectadas y una gran injusticia. Los afectados, aunque con secuelas muy diversas desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, merecían al menos una disculpa que, aunque tarde, llegó.

A cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, el conocimiento de todo ello le produce un enorme impacto. Es el sufrimiento de los más vulnerables, el de los inocentes, el que nos hace sentir asco, una enorme pena y ganas de acoger y reparar, siempre pensando que hay que distinguir entre la inmensa mayoría de los religiosos como personas entregadas a Dios, a la Iglesia y a los demás, y quienes fueron autores o cómplices de aquellos desgraciados hechos.