A quienes no lo conocieron - Alfa y Omega

Escribo poco después de haber compartido con la familia de Eugenio Nasarre Goicoechea y un sinfín de amigos suyos la Eucaristía de acción de gracias por su vida. Corrió bien la carrera y alcanzó la meta. Y lo hizo en plenitud de facultades, con su vida llena de compromisos y sin que su vocación de servicio al bien común se hubiera resentido ni un ápice. Eugenio ha fallecido como ha vivido: dando la vida. Desde la Unión de Estudiantes Demócratas (UED) hasta su último compromiso público, Eugenio fue un cristiano que en su implicación política jamás cayó en la tentación de instrumentalizar la religión. Aprendió con don Joaquín Ruiz Jiménez, como tantos otros de su generación; formó parte de Cuadernos para el diálogo, revista de la que fue secretario general; militó en Izquierda Democrática; trabajó en la constitución de los Equipos Demócrata Cristianos del Estado Español y se quedó en la vieja democracia cristiana hasta el final; como también permaneció hasta los últimos días de la Unión de Centro Democrático. Era un hombre coherente y honesto, de convicciones políticas y religiosas firmes. Y, precisamente por eso, no era ni dogmático ni maximalista. La suya fue una vocación política al servicio de la concordia, como corresponde a un buen democristiano. La claridad de sus ideas jamás invitaba ni a la polémica ni a la discordia. El Evangelio fue el motor de su vida, Pablo VI su querido Papa, Maritain su maestro, Europa su ideal, el bien común de los españoles su causa política, Roma su ciudad amada y su familia, su querida familia, fue su orgullo y su hogar. Eugenio era un buen amigo. Y también en eso creo que tuvo mucho que ver su maestro Maritain. Con tanta devoción como pasión se entregó a la tarea de homenajearlo en el 50 aniversario de su fallecimiento. Y no quiso hacerlo en soledad, sino junto a otros. Huía del protagonismo. En todos sus compromisos fomentaba la colaboración y se convertía en maestro de los más jóvenes, a quienes invitaba, integraba y comprometía con la mirada puesta en el mañana. Hace dos años falleció en Italia el expresidente del Parlamento Europeo David Sassoli. Eugenio y él son hijos de una misma tradición religiosa, política y cultural. Una tradición que, parafraseando a Eugenio, nos ayudará a descubrir posibles caminos hacia una civilización que no nos dará la felicidad perfecta, pero sí un ordenamiento más digno.