Libertad de expresión, sin insultar la fe de los demás
«No se puede matar en nombre de Dios. Es una aberración». Una vez claro este punto, el Papa pide prudencia en el uso de la libertad de expresión. En varios países musulmanes, los cristianos son las víctimas de la furia de la población musulmana contra la publicación de viñetas ofensivas con el Islam
Entre París y Niamey, capital de Níger, hay más de 5.700 kilómetros. Sin embargo, los habitantes de las dos capitales están unidos por un mismo drama, la violencia desencadenada por las viñetas de Charlie Hebdo. El sábado pasado, en este país donde el 80 % de la población es musulmana, 45 iglesias fueron incendiadas en la capital. Un orfelinato y una escuela fueron saqueados antes de ser incendiados. Los tumultos provocaron cinco muertos y 128 heridos.
El ministro del Interior denunció la presencia de estandartes del grupo islamista nigeriano Boko Haram en otras de las violentas manifestaciones que tuvieron lugar en Zinder, la segunda ciudad del país, cercana a Nigeria. Al día siguiente, domingo, en esa localidad, 300 cristianos tuvieron que ser protegidos por el ejército para salvar la vida. El viernes, miles de manifestantes tomaron las calles para protestar contras las caricaturas contra Mahoma, publicadas esa semana por el semanario satírico francés, y quemaron iglesias.
Los católicos de Níger no saben qué es Charlie Hebdo, no han leído sus viñetas, y jamás se atreverían a publicar algo así. Sin embargo, algunos de ellos han perdido por este motivo la vida, y el próximo domingo no podrán ir a Misa, pues sus iglesias están convertida en cenizas.
Manifestaciones contra cristianos se han vivido también en estos últimos días en Argelia, Pakistán, y en otros países de mayoría islámica. En todos estos casos, cristianos, que en ocasiones no saben muy bien dónde colocar París en el mapa francés, han sido agredidos por los dibujos de viñetistas franceses.
Matar en nombre de Dios es una aberración
Se comprenden así las palabras que el Papa ha intercambiado en dos ocasiones con los periodistas que le han acompañado en el avión durante su periplo por Sri Lanka y Filipinas. Francisco aclaró que hay dos derechos humanos fundamentales: la libertad religiosa y la libertad de expresión. «Toda persona tiene derecho a practicar su religión, sin ofender, libremente. Así lo hacemos, así lo queremos hacer todos. En segundo lugar, no se puede ofender, declarar la guerra, matar en nombre de la religión, es decir, en nombre de Dios».
Y recordó que «no se puede matar en nombre de Dios. Es una aberración. Matar en nombre de Dios es una aberración. Creo que esto es lo principal sobre la libertad de religión: se debe practicar con libertad, sin ofender, pero sin imposiciones y sin matar».
En tono coloquial, en el avión que le llevaba de Sri Lanka a Filipinas, el Papa añadió entonces unas palabras que dieron inmediatamente después la vuelta el mundo: «Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero, si el señor Gasbarri [el organizador de los viajes pontificios, que estaba a su lado], gran amigo, ofende a mi madre, se llevará un puñetazo. Es normal. Es normal. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás, no se pude ridiculizar la fe».
La libertad debe ser prudente
El Papa no estaba haciendo una reflexión ética, sino de sentido común. Si a una persona se la provoca es lógico esperarse una reacción violenta, aunque ésta no esté de ningún modo justificada. Al regresar de Filipinas rumbo a Roma, en una nueva rueda de prensa, Francisco aclaró que, «en teoría, podemos decir que una reacción violenta frente a una ofensa, a una provocación, no se debe hacer, no es buena. Podemos decir lo que el Evangelio dice, debemos poner la otra mejilla. En teoría, podemos decir que nosotros comprendemos la libertad de expresión. En teoría, estamos de acuerdo. Pero somos humanos y existe la prudencia, que es una virtud humana de la convivencia humana. Yo no puedo provocar, insultar a una persona constantemente, porque corro el riesgo de hacerla enojar, corro el riesgo de recibir una reacción injusta».
Según el Papa, «la libertad de expresión debe tomar en cuenta la realidad humana, y por esto debe ser prudente; una forma de decir que debe de ser educada. La prudencia es la virtud humana que regula nuestras relaciones. Una reacción violenta es mala siempre. Pero detengámonos un poco, porque somos humanos, corremos el riesgo de provocar a los demás. Por esto, la libertad debe ir acompañada por la prudencia».