Así es la parroquia que visitó el Papa. Uno de sus sacerdotes está totalmente paralizado por la ELA
El vicepárroco de Santa María in Setteville no puede mover nada de su cuerpo a causa de la ELA. Pero sigue en su parroquia, donde todos le cuidan y le atienden. «Es un hombre muy querido, un sacerdote de oración –explica el párroco–. Nos ha ayudado muchísimo», y el Papa le visitó como un gesto de caridad del Obispo de Roma
El Papa retomó este domingo las visitas a las parroquias de la archidiócesis de Roma, después de haberlas interrumpido durante el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. Pero la visita a Santa María de Setteville en Guidonia bien podría ser una continuación de los Viernes de la Misericordia.
El párroco, Gino Tedoldi, explica a Alfa y Omega que el cardenal Agostino Vallini, vicario de la archidiócesis de Roma, «le propuso al Papa que viniera, y hace un mes me llamó para darme la buena noticia de que había aceptado». El motivo no es la situación de Guidonia, una localidad en la periferia este de Roma, ni la activa vida pastoral, sobre todo juvenil, que hay en la parroquia.
La visita se debe, sobre todo, a que «tenemos un vicepárroco que está enfermo de esclerosis lateral amiotrófica. Lleva aquí dos años, y ahora está ya completamente paralizado. Es un hombre muy sabio, muy querido, un sacerdote de oración». A pesar de que ya no puede realizar sus funciones en la parroquia, esta le sigue cuidando. «Es un reconocimiento por parte de la parroquia, porque nos ha ayudado muchísimo. El Papa, que también es Obispo de Roma, ha querido tener esta caridad de venir a verlo».
En la periferia
Guidonia tiene unos 5.000 habitantes, y es un pueblo de la periferia de Roma. «La gente que vive aquí es muy sencilla, y tiene trabajos simples. No hay muchos inmigrantes: algunos rumanos y polacos, pero están bien integrados. Los principales problemas son dos: el poco trabajo, y la tentación que supone la droga para los niños y los jóvenes. Viene de fuera, de los barrios periféricos de Roma». Tedoldi conoce bien esta situación, pues lleva en Santa María in Setteville 21 años.
Al preguntarle cómo resumió la vida de la parroquia cuando recibió al Papa, afirma que lo fundamental es que «aquí se anuncia al Señor, buscamos crear un ambiente cristiano. Cuando el Señor llega a la persona le transforma el corazón. Él cura a los matrimonios» para que puedan reconciliarse, «y abre las manos de las personas a la caridad».
En Santa María, el nervio que en gran medida alimenta a la comunidad es el Camino Neocatecumenal. Hay ocho comunidades, y la primera está casi terminando este itinerario de formación postbautismal. «Del Camino salen, por ejemplo, las 12 parejas que llevan los grupos de postconfirmación. Tenemos unos 150 jóvenes de 13 a 18 años».
Jóvenes, familias y vocaciones
Para que los jóvenes no se desvinculen de la parroquia, en Setteville han apostado por la formación. «No podemos competir con el mundo en cuanto al entretenimiento –razona el párroco–, porque ofrece un ocio mejor de lo que pueda hacer cualquier parroquia. Aquí se lo pasan bien, pero les atrae y les congrega más lo formativo».
De esta pastoral juvenil han salido ya varias vocaciones: tres sacerdotes ya ordenados y cinco seminaristas. «Hoy en la Iglesia se hace tanta caridad o más que en el pasado. Lo que nos faltan son vocaciones», opina don Gino.
La parroquia también intenta desarrollar la pastoral familiar con las familias que se acercan a pedir los sacramentos. «Hay un grupo que siguen a las parejas jóvenes que han bautizado a sus hijos. Un domingo al mes, se reúnen y tienen una convivencia». Además, «hay un grupo scout y otras actividades tradicionales, como los Grupos del Padre Pío».
Este domingo el Papa, además de celebrar la Misa, «se encontró con nuestro vicepárroco y con todos los enfermos de la parroquia, además de con los jóvenes, los catequistas, los matrimonios que hacen evangelización y las familias que han bautizado a sus hijos» en el último año.