Neocardenal albanés Ernest Simoni: «¡La gente tiene tanta necesidad de Jesús...!»
Ernest Simoni participó el sábado en la primera beatificación de mártires albaneses del siglo XX, miembros de una generación de católicos brutalmente perseguidos de la que este sacerdote de 88 años es el último superviviente. Pasó en prisión cerca de dos décadas. Su testimonio conmovió al Papa durante su viaje a Albania de 2014. El 19 de noviembre será creado cardenal
Don Ernest, ¿cómo fue su vida durante la persecución comunista a los cristianos albaneses?
Yo pasé 18 años en prisión siempre rezando con el santo rosario. Y Dios me ha salvado siempre de todos los peligros y sufrimientos.
¿Podía celebrar la Eucaristía en prisión?
Sí. Celebraba la Santa Misa en latín, de memoria, con pan y vino que me hacían llegar clandestinamente. Confesaba en albanés y daba la Comunión y reconfortaba a los presos que pasaban por tantas dificultades.
¿Cómo pudo mantener su fe en medio de tanto horror?
Con el santo rosario, con la Virgen. Para mí ha sido muy importante la Virgen, la Madre de Jesús. Hay tantas cosas que podría decir de ella, la alegría que me ha hecho vivir… En la cárcel he trabajado para mayor gloria de Dios, para convertir a la gente y hacerlos amigos de Jesús. Y la Virgen ha estado siempre con nosotros.
¿Bautizó a muchas personas en prisión?
Sí, celebré muchos Bautismos en un canal, por la noche, clandestinamente. Y también muchos Matrimonios, así como la Santa Misa. Siempre reconfortando en el nombre de Jesús.
Tras el comunismo tuvo también otra gran labor: la reconciliación…
Gracias al Señor he estado trabajando en 120 pueblos, llevando a la gente la Palabra de Dios, celebrando cinco Misas al día. Dios me ha ayudado, reconciliando a la gente y ahuyentando las venganzas, siempre con Jesús, siempre rezando.
¿Cómo es hoy su día a día? ¿Cómo reza usted?
Paso todo el día rezando, el rosario, la Santa Misa, el breviario, rezando al Sagrado Corazón de Jesús, amando a Jesús con mis obligaciones y mis penitencias, con mortificación, amando a Jesús, amando a los pobres. ¡Los hombres tienen tanta necesidad de Jesús!