Foto de familia de los hijos de Lutero
El 63 % de los suecos es miembro de la Iglesia de Suecia, pero de ellos solo el 2 % practica los domingos. Este país, al que el Papa Francisco viajará el lunes para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma, tal vez sea el caso más extremo de secularización en una comunidad eclesial hija de Lutero, aunque en otros lugares la situación no es muy distinta.
«Justo lo que no quería Lutero»
Theodor Dieter, luterano y director del Instituto de Investigación Ecuménica de Estrasburgo, atribuye este hecho a que las iglesias protestantes europeas «se han mezclado demasiado con sus sociedades»; «justo lo contrario» de lo que Lutero quería. La mayoría ordena mujeres, no alza su voz contra el aborto, y bendice o casa a parejas del mismo sexo.
La Reforma en Suecia «fue una revolución cultural» impuesta por el rey «contra la voluntad de la gente», explica Peder Bergqvist, sacerdote católico sueco y expastor protestante. Hasta el año 2000 la Iglesia de Suecia era la religión estatal. Dinamarca, Finlandia e Islandia mantienen iglesias nacionales. Así, la población «aprendió a obedecer a las autoridades humanas en vez de a Dios». El clero «predica el Evangelio de forma vibrante», pero tiende a adaptar su ministerio y la liturgia a sus ideas y «las de la mayoría».
El contrapunto, según Dieter, es la fuerza que en estas iglesias tiene «la atención pastoral», la labor caritativa, «los derechos humanos y la protección de la creación». En Alemania, donde los luteranos son el 27 % de la población, sus iglesias tenían en 2010 1.100 escuelas y 27.000 proyectos caritativos. Estas cifras superan, aunque no por mucho, las de la Iglesia católica en 2015, que con el 29 % de la población sostenía 900 y 24.000 respectivamente. Eso sí, la práctica dominical es mucho mayor entre católicos (10,4 % frente a 3,7 %).
La situación es parecida en la Iglesia de Inglaterra, no luterana pero nacida también en la efervescencia reformista del siglo XVI. No casa a homosexuales, pero la ordenación de obispas y la aceptación de las uniones homosexuales célibes para sus pastores la colocan en una situación cada vez más tensa frente a las iglesias anglicanas del sur, ortodoxas en estas cuestiones.
Según la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), en nuestro país hay 1,2 millones de protestantes. El grupo más numeroso, unos 700.000, es el de los europeos de iglesias históricas. Otros 400.000 son evangélicos, en su mayoría españoles. Dentro de ellos destacan los gitanos evangélicos, unos 150.000 –entre el 10 y el 15 % de personas de esta etnia–, vinculados sobre todo a la Iglesia evangélica de Filadelfia. Los protestantes no europeos (latinoamericanos, africanos y asiáticos) son 100.000. Las iglesias más importantes históricamente son la Iglesia española reformada episcopal (adscrita a la Comunión Anglicana) y la Iglesia evangélica española, aunque en el siglo XX han crecido sobre todo las pentecostales. Los protestantes están reconocidos como minoría con notorio arraigo y tienen un acuerdo de cooperación con el Estado. 15.556 alumnos reciben Enseñanza Religiosa Evangélica en 800 centros escolares.
Las dos almas de EE. UU.
En Norteamérica, las iglesias protestantes tradicionales –luteranas o no– se encuentran en un estado comparable a las de Europa, aunque en Estados Unidos la secularización es menor. Frente a ellas han ido ganando peso las iglesias evangélicas, libres o vinculadas a alguna iglesia histórica. Según el Centro Pew, a ellas pertenece el 25,4 % de la población; a las protestantes tradicionales, el 14,7 %. Los católicos son el 20,8 %. El profesor de Historia de la Iglesia Carl Trueman, del protestante Westminster Theological Seminary, afirma que estas iglesias «están llenas de vibrante entusiasmo, como evidencian su amor a la Biblia y su actividad misionera». Cada semana, el 58 % de evangélicos acude al templo y el 44 % participa además en algún grupo.
El 50 % –frente al 32 % de los protestantes tradicionales– cree que hay criterios claros sobre el bien y el mal. Sin embargo, «les falta profundidad intelectual». Interpretan la Biblia de forma literal y solo un 38 % cree en la teoría de la evolución. También «carecen de una tradición doctrinal significativa de la que beber para afrontar las cuestiones» más complejas. «Su compromiso social varía. Tienden a ser menos activas política y socialmente», si bien se movilizan con fuerza a favor de políticos conservadores.
Estas comunidades evangélicas, igual que las pentecostales, han ido abandonando su agresividad anticatólica e integrándose en el diálogo ecuménico. El padre John Crossin, coordinador de este departamento en la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, explica que muchos evangélicos entran en contacto con el catolicismo en movilizaciones provida y profamilia, y «algunos luego quieren profundizar en la teología» católica. También la Iglesia católica se está abriendo a ellas, como prueban los encuentros y mensajes del Papa a comunidades evangélicas y pentecostales.
Irrupción en Latinoamérica
En las últimas décadas, el centro de gravedad del protestantismo se ha desplazado al hemisferio sur. Según la Federación Luterana Mundial, desde 1983 hasta 2013 los luteranos pasaron de 69 a 72 millones, pero los africanos y asiáticos crecieron de seis a 31 millones. En Latinoamérica han irrumpido las comunidades evangélicas y pentecostales, en muchos casos con apoyo desde Estados Unidos. En países como Honduras, Belize o Guatemala, un tercio de la población pertenece a ellas. En Colombia (12 % de protestantes) se crea una por día.
Monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez, responsable de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal de Guatemala, explica que «muchos católicos migran hacia ellas. Son grupos pequeños, que siguen una interpretación literal» pero «por libre» de la Biblia, «con mucho sentimiento y vivacidad en sus asambleas». Sus pastores son «carismáticos pero poco formados». También atraen «por la atención personal entre los miembros».
«La mayoría de grupos pequeños –continúa– hace un proselitismo agresivo» que en algunos casos llega a ser sectario y muy anticatólico. «Se manipulan las necesidades inmediatas de las personas», ofreciendo «milagros y salvación», así como ayuda material entre los miembros, lo cual puede condicionar la adhesión. En contraste, «no hay una acción caritativa organizada. En general no tienen interés por el desarrollo del ser humano». Ofrecen «más bien una huida del mundo, considerado el demonio, hacia la salvación eterna». En algunos casos, «se usa el mensaje evangélico con intereses económicos o políticos», al implicarse sus líderes en política y presentarse con tintes mesiánicos.
Luteranos (1517): 80 millones
Estas iglesias nacieron en el ámbito germano, Escandinavia y los países bálticos fruto del apoyo de los gobernantes a Lutero, frente a Roma.
Calvinistas (1535): 80 millones
La doctrina de Juan Calvino, en especial sobre la predestinación (a la salvación o a la condenación), dio lugar en la Europa continental (Suiza, Francia, Holanda, Hungría) a las iglesias reformadas y, en Inglaterra y Escocia, a las presbiterianas. Las gobierna un consejo de ancianos.
Anglicanos (1534): 85 millones
Cuando Enrique VIII rechazó la autoridad del Papa dio lugar a la Iglesia de Inglaterra, que se considera una «vía media» entre protestantismo y catolicismo. Con otras iglesias anglicanas –como la Iglesia episcopaliana de EE. UU.– forma la Comunión Anglicana.
Congregacionalistas (1609): Un millón
Fundadas por disidentes anglicanos en Holanda, pronto pasaron a América. Defienden la autonomía de cada comunidad local.
Bautistas (1609): 50 millones
El clérigo anglicano disidente John Smyth defendía que solo los adultos pueden recibir el Bautismo. Su organización, con influencia calvinista, es congregacionalista.
Metodistas (1784): 50 millones
Nacen tras la separación de la Iglesia de Inglaterra de los seguidores de John Wesley, clérigo que pretendía revitalizar la vida de fe mediante prácticas piadosas.
Grandes despertares (s. XVIII-XIX)
Originados por predicadores itinerantes, estos movimientos pretendían suscitar un renacimiento espiritual entre los colonos estadounidenses. Han marcado profundamente la historia de las iglesias allí.
Movimiento de la Santidad
Evangélicos (s. XIX-XX): 285 millones
Combinan el énfasis en la conversión o nuevo nacimiento adulto y personal, el componente carismático y la reacción frente al cristianismo liberal. En su seno surgieron grupos fundamentalistas. Hoy en día, hay iglesias evangélicas en la mayoría de ramas protestantes.
Pentecostales (s. XIX-XX): 279 millones
Las iglesias de este movimiento subrayan la obra santificadora del Espíritu Santo, que pretenden hacer experimentar con las manifestaciones de un nuevo pentecostés (don de lenguas, curaciones, profecía…).
Adventistas (1844)
Surgen tras la fracasada predicción de William Miller de que el fin del mundo sería el 22 de octubre de 1844. Los más importantes son los adventistas del Séptimo Día (18 millones).